(Por abajo, de izquierda a derecha) José Enrique Pérez Asensi, Jesús Sánchez Domínguez, José Javier Llopis, Mons. Carlos Osoro (centro), Ramón Crespo y Rafael Reig.
(Por arriba, de izquierda a derecha) José Mª Payá, Arturo Pablo Ros, Miguel Díaz, Vicente Serrano y José Mª Taberner
Los nuevos vicarios episcopales inician su
labor con la reestructuración de la diócesis
labor con la reestructuración de la diócesis
Mantuvieron el primer consejo al término de su jura el pasado miércoles 1 de septiembre.
El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha expresado su confianza en que la reestructuración de la archidiócesis, que entró en vigor el pasado miércoles 1 de septiembre, “ayude al anuncio del Evangelio, para el bien de nuestra Iglesia diocesana”. El prelado agradeció la labor realizada por los anteriores vicarios que han trabajado durante un año y medio con una disponibilidad plena para la diócesis. Al término del rezo del Ángelus en el Palacio Arzobispal, los diez vicarios episcopales tomaron posesión de su cargo con la lectura y firma de los juramentos ante monseñor Osoro. Al acto asistieron representantes de la curia diocesana, así como de diferentes instituciones de la Iglesia valenciana, que ovacionaron a los nuevos vicarios y a los salientes.
El pasado día 1 de septiembre, tras el rezo del Ángelus al mediodía en el amplio hall del Palacio Arzobispal (los miércoles se realiza en valenciano), monseñor Carlos Osoro pronunciaba unas palabras de aliento hacia aquellos que en pocos minutos iban a jurar su responsabilidad como vicarios episcopales. El Arzobispo de Valencia, les recordaba las enseñanzas que nos dejó Jesús a la hora de iniciar con esta nueva andadura.
El pastor de la diócesis leyó el Evangelio del día para recordar que todas las responsabilidades y “cargos” de la Iglesia están al único servicio del anuncio del Señor. Con gran sencillez, el prelado señaló que “hoy es un día grande, especial, y hemos de recordar que no creamos o reformamos las estructuras por que algo tiene que hacer o cambiar cada Arzobispo que llega. No, las estructuras, las vicarías, todo, está para que cada vez sean más los que digan la expresión del Evangelio “Señor, tú eres el Hijo de Dios”. Situados en semicírculo y frente al Arzobispo que se hallaba junto a la imagen de la Mare de Déu ubicada en la amplia estancia de entrada al Palacio Arzobispal, se situaron los nuevos vicarios. Ramón Crespo López, titular de la Vicaría I, que comprende la mitad sur de la ciudad de Valencia; Miguel Díaz Valle, de la Vicaría II, que abarca la mitad norte de la capital; José Javier Llopis Portes, de la Vicaría III, que integrará toda el área metropolitana de Valencia; José María Taberner Andrés, titular de la Vicaría IV (“Moncada- Sagunto”); Arturo Pablo Ros Murgadas, para la Vicaría V (“Llíria-Requena-Ademuz”); José María Payá Mataix, para la Vicaría VI (“Xàtiva-Alcoi-Ontinyent”); Rafael Reig Armiñana, de la Vicaría VII (“La Ribera”); y Jesús Sánchez Domínguez, para la Vicaría VIII (“La Valldigna-La Safor- La Marina”) junto con Vicente Serrano Valbuena, titular de la nueva Vicaría para la Acción Caritativa y Social “Santo Tomás de Villanueva”, así como José Enrique Pérez Asensi, que ha sido designado titular de la Vicaría de Evangelización “San Juan de Ribera” pronunciaban en voz alta el siguiente juramento:
“Al asumir el Oficio de Vicario, juro guardar siempre, tanto en las palabras con que me exprese, como en mi manera de actuar, mi comunión con la Iglesia Católica. Cumpliré con gran diligencia y fidelidad las obligaciones con las que me vinculo a la Iglesia, tanto Universal como Particular, en la que he sido llamado a ejercer mi servicio, según lo establecido por el Derecho. En el ejercicio de mi ministerio, que me ha sido confiado en nombre de la Iglesia, guardaré íntegro el depósito de la fe y lo transmitiré e ilustraré fielmente, por lo que evitaré cualesquiera doctrinas contrarias. Seguiré y fomentaré la disciplina común de toda la Iglesia, y cumpliré todas las leyes eclesiásticas, en especial las contenidas en el Código de Derecho Canónico. Prestaré cristiana obediencia a cuanto declaran los Pastores sagrados, como doctores y maestros auténticos de la fe, y a cuanto disponen como rectores de la Iglesia, y ayudaré fielmente a los Obispos diocesanos para que la acción apostólica, que debe ejercerse en nombre y por mandato de la Iglesia, se realice siempre en comunión con la misma Iglesia. Que Dios me ayude y estos santos Evangelios que toco con mis manos”.
Tras el juramento los vicarios firmaron el acta y recibieron los aplausos y felicitaciones del personal de la curia, así como de algunos familiares o fieles llegados de sus parroquias. Minutos después, don Carlos les llamaba para iniciar su primer consejo.
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