12 de enero de 2024

Domingo 14 de enero de 2024 - B

 2º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

Este domingo tiene cierto carácter de tránsito entre Epifanía y el tiempo ordinario: Jesús se manifiesta a aquellos que iban a ser sus primeros discípulos. Por otro lado, el episodio que hoy nos narra el evangelio de Juan representa el paso del Antiguo al Nuevo Testamento, de Juan a Jesús. Este sería el núcleo del mensaje de este domingo. Lo que convierte a un hombre en testigo y discípulo de Jesús es el hecho de encontrarse, de quedarse con él. Hoy todo el mundo hablará seguramente del "encuentro con Jesús", de "escuchar la voz o la llamada del Señor". Pero, ¿qué puede significar, en la vida concreta o real del hombre de hoy, encontrarse con Jesús, escuchar su voz? Estas expresiones nos parecen muchas veces simples frases hechas, sin significado alguno en la vida. Ha pasado aquel tiempo, si es que existió alguna vez, en que un Samuel o un san Francisco de Asís podían escuchar con sus oídos la voz del Señor. ¿De qué modo, por tanto, podemos aún hoy día encontrarnos con Jesús y escuchar su voz? Podríamos decir que, más que de encontrar a Jesús, se trata de dejarse encontrar por él. Y la mejor disposición es una actitud de búsqueda sincera del bien y la verdad.


+ Lectura del santo Evangelio según San Juan 1,35-42.

En aquel tiempo estaba Juan con dos de sus discípulos y fijándose en Jesús que pasaba, dijo: —Este es el cordero de Dios.
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y al ver que lo seguían, les preguntó: —¿Qué buscáis?
Ellos le contestaron: —Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?
El les dijo: —Venid y lo veréis.
Entonces fueron, vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encontró primero a su hermano Simón y le dijo: —Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: —Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro).


 Formación en la fe

CAPÍTULO 5

ELEMENTOS NATURALES DE LA LITURGIA (II)

 ACEITE: En la vida espiritual, simboliza: fortaleza espiritual y corporal, valor curativo y conservativo de carácter espiritual, efusión de la gracia, santificación e inhabitación del Espíritu Santo y testimonio cristiano, comunicación del poder divino y consagración de objetos sagrados. Y por eso se usa como materia en algunos sacramentos:

En el bautismo, el óleo de los catecúmenos se coloca en el pecho. Simboliza la fortaleza y la agilidad espiritual.

El crisma se compone de aceite y bálsamo. Se usa en el bautismo, confirmación y consagración de sacerdotes, obispos, cálices, altares, patenas, iglesias. Todo cristiano tiene que exhalar el suave olor de la santidad, el suave olor de Cristo, como dice San Pablo. En la ordenación sacerdotal se ungen las manos; en la episcopal, la cabeza.

Óleo de los enfermos: vehículo para la gracia divina, y para la salud del cuerpo y del alma.

CIRIO: Se usa para el alumbrado propiamente litúrgico, es decir, para las Misas y demás sacramentos y sacramentales. La vela encendida sirve para simbolizar a Cristo-Luz del mundo y significar la fe y la oración de los fieles en presencia del Señor.

PAN Y VINO: Son la base del alimento corporal del hombre. Simbolizan, al convertirse en verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo, que la Eucaristía es alimento indispensable de todos los cristianos. Son los signos del sacrificio de su cuerpo y sangre como manjar espiritual del alma. El pan, hecho de muchos granos, y el vino, de muchos racimos, son símbolo de la unión íntima entre los cristianos. Simbolizan también la unidad de la Iglesia y de los cristianos con Cristo y entre sí, pues compartir el mismo pan y el mismo vino son signos de fraternidad, amistad y unidad.

CENIZA: Es símbolo de la caducidad de la vida y de todo lo material, y, por lo mismo, símbolo del dolor, de la penitencia, del arrepentimiento, de una gran aflicción. La Iglesia nos la pone el día del miércoles de ceniza “en señal de la humildad cristiana y como prenda del perdón que se espera”.

INCIENSO: Nuestra vida se tiene que quemar en honor a Dios, dando suave aroma. En las solemnidades se inciensa el altar y los santos, la cruz y el Santísimo Sacramento en señal de respeto y veneración. Se inciensa al sacerdote como representante de Cristo, y a los fieles para recordarles que, como pueblo santo y sacerdotal, son concelebrantes y no sólo espectadores. Además, purifica el templo y nos eleva a Dios.

Rincón de oración

ORAR  ES...

 ¿QUÉ ES LA ORACIÓN?

 Para empezar me gustaría distinguir entre rezar y orar.

Entiendo por rezar el hecho de recitar de memoria frases u oraciones aprendidas con anterioridad.

Para la oración, sin embargo, no es necesario ejercicio alguno del intelecto. Se trata de una disposición interior y afectiva que busca solamente un encuentro en la intimidad con el Señor. Para ello no hace falta construir frases, ni poner en marcha la memoria. Sobran las palabras, basta únicamente la voluntad: "Le quiero y quiero estar con Él".

En este sentido podemos afirmar que la oración es un diálogo profundo con Dios, y, como en todo diálogo, se hace imprescindible la escucha, la actitud abierta y receptiva hacia Aquel de quien lo esperamos todo, en quien confiamos y a quien entregamos nuestra vida.

Si la oración es comunicación con el Señor debemos ser conscientes de que, más esencial que lo que nosotros digamos es lo que Dios nos puede trasmitir, y más importante aún que el mensaje siempre será el Emisor. Toda comunicación es válida en tanto en cuanto favorece el encuentro, de esta forma la mejor finalidad de la oración será procurar el encuentro íntimo y personal con el Señor.

 Acoge y celebra la vida

 La apertura de unos a otros es el camino para abrirnos a Dios.

Una acogida incondicional hace presente el amor gratuito de Dios.
¿Cuándo comprenderemos que Dios está siempre donde está la vida?
¿Cuándo abriremos nuestros ojos y nuestros corazones para ver los milagros de la vida que se presentan diariamente?

"Haznos vivir nuestra vida, no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula, no como un partido en el que todo es difícil, no como un teorema que nos rompe la cabeza, sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo, como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia, con la música universal del amor".

Amén

 Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado            19:30 h.

Domingos            10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado            19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves                  18:30—19:30 h.

Domingos            10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves                18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

El ejemplo de los Santos

 17 de enero:  San Antonio Abad:  “Ya no temo a Dios, sino que lo amo, porque el amor aleja el temor”

Antonio nació el 2 de enero de 251 d. C. en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad. Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró a un monte cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo. Murió el 17 de enero del año 356.  Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta el siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla.

Se le ha otorgado el título de patrono de los animales.

 




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