HOJA PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Queridos hermanos:
El Evangelio de
este domingo es una gracia inmensa. Para quien ama, espera y cree en el Amado,
el Esposo, el Sumo Sacerdote, es una Buena Noticia llena de esperanza.
Nos anuncia el
fin de lo creado, el cielo, el horizonte de este mundo, el sol, la luna, las
estrellas, los astros…, imágenes en el Antiguo Testamento de los ídolos de este
mundo, no permanecen. Solo permanece el único punto firme y seguro, El Hijo del
Hombre, nuestro Esposo, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Bien, Todo Bien, Sumo
Bien.
Lo vemos venir
a nuestros corazones día tras día al ir transformándonos en su imagen con
resplandor reciente. Lo vemos venir en nuestras palabras y obras cuando no
ofrecemos resistencia a la gracia. Lo vemos venir porque se ha colocado en el
centro de la creación, de la historia y de nuestro corazón. Es “el punto firme
y estable”. (Benedicto XVI. Ángelus. 18-noviembre-2012).
Y podemos
preguntarnos: ¿Quién es el centro de nuestro corazón? ¿Quién nuestro sol, luna,
estrellas, nuestro horizonte?
La imagen
de la higuera que ofrece Jesús puede ser muy sugerente para entender esto. La
higuera, como muchos árboles, están como adormecidos en invierno. Así estamos
muchos cristianos, adormecidos. Sin embargo, la subida de la temperatura
ambiente, (la cercanía del verano), hace que la savia vuelta a circular con más
fuerza en el árbol y así dé el fruto dulce. Esta savia es el Espíritu Santo.
Hemos de pedirlo para que nos despierte, para que permita un clima eclesial
cálido que facilite su acción. Una higuera en el polo norte se congelaría.
Las raíces de
la higuera han penetrado el cielo en Jesús. Nosotros, por la acción del
Espíritu Santo, de la Iglesia y los Sacramentos, nos unimos a esta Higuera
eclesial. Y el Espíritu Santo, con sus dones y fruto, nos hace connaturales a
Cristo, con docilidad, disponibilidad consciente y querida, para dar el
mismo fruto que da Cristo. Esta acción hace de nosotros ángeles, es decir,
mensajeros de una Buena Noticia que tiene poder de congregar y reunir: “enviará
a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos”. Cuanto más
unidos a Cristo y a su Iglesia (esta Higuera celeste) y más dóciles al Espíritu
Santo, más espirituales y ágiles como los ángeles para ir y para reunir
hermanos amados de Dios. El fruto que pide la conversión se traduce en
disponibilidad para la misión.
La Palabra de
Dios, es nuestro centro, que nos hace entrar en él, seguir en él y salir en Él.
Él es el origen, guía y meta del Universo. “Porque de él, por él y para él
existe todo. A él la gloria por los siglos. Amén.” (Rm 11,36).
Jesús, vuestro
párroco.
+ Lectura del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».
Palabra del Señor.
671 El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado "con gran poder y gloria" con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques de los poderes del mal a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido y "mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios" (LG 48). Por esta razón los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía, que se apresure el retorno de Cristo cuando suplican: "Ven, Señor Jesús".
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
El Evangelio de este penúltimo domingo del año litúrgico propone una parte del discurso de Jesús sobre los últimos eventos de la historia humana, orientada hacia la plena realización del Reino de Dios (cf. Mc 13, 24-32). Es un discurso que Jesús pronunció en Jerusalén, antes de su última Pascua. Contiene algunos elementos apocalípticos, como guerras, carestías, catástrofes cósmicas: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su esplendor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán» (vv. 24-25). Sin embargo, estos elementos no son la cosa esencial del mensaje. El núcleo central en torno al cual gira el discurso de Jesús es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección, y su regreso al final de los tiempos.
Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Yo os quisiera preguntar: ¿cuántos de vosotros pensáis en esto? Habrá un día en que yo me encontraré cara a cara con el Señor. Y ésta es nuestra meta: este encuentro. Nosotros no esperamos un tiempo o un lugar, vamos al encuentro de una persona: Jesús. Por lo tanto, el problema no es «cuándo» sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el estar preparados para el encuentro. Y no se trata ni si quiera de saber «cómo» sucederán estas cosas, sino «cómo» debemos comportarnos, hoy, mientras las esperamos. Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios. La parábola de la higuera que germina, como símbolo del verano ya cercano, (cf. vv. 28-29), dice que la perspectiva del final no nos desvía de la vida presente, sino que nos hace mirar nuestros días con una óptica de esperanza. Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene «con gran poder y gloria» (v. 26), que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.
El Señor Jesús no es sólo el punto de llegada de la peregrinación terrena, sino que es una presencia constante en nuestra vida: siempre está a nuestro lado, siempre nos acompaña; por esto cuando habla del futuro y nos impulsa hacia ese, es siempre para reconducirnos en el presente. (…) Esta presencia de Jesús nos llama a la espera y la vigilancia, que excluyen tanto la impaciencia como el adormecimiento, tanto las huidas hacia delante como el permanecer encarcelados en el momento actual y en lo mundano.
También en nuestros días no faltan las calamidades naturales y morales, y tampoco la adversidad y las desgracias de todo tipo. Todo pasa —nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos cambia el corazón. Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús, el sólido fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor. (Francisco. Ángelus. 15-noviembre-2015).
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En el Evangelio que acabamos de proclamar hemos escuchado una significativa referencia a la higuera que, con los primeros brotes de sus ramas, anuncia que la primavera está cerca. Con estas palabras, Jesús anima a los Apóstoles a no rendirse frente a las dificultades y las incertidumbres del tiempo presente. Más bien, los exhorta a saber esperar y a prepararse para acogerlo cuando vuelva. Por más complejas y problemáticas que sean las situaciones, no perdáis la confianza. En el corazón del hombre jamás debe morir el germen de la esperanza”. (San Juan Pablo II. 19 de noviembre de 2000).
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En este penúltimo domingo del año litúrgico, se proclama, en la redacción de San Marcos, una parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos (cf. Mc 13, 24-32). (…) Jesús utiliza imágenes y palabras tomadas del Antiguo Testamento, pero sobre todo introduce un nuevo centro, que es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección. (…) las antiguas palabras de los profetas por fin han hallado un centro en la persona del Mesías nazareno: es Él el verdadero acontecimiento que, en medio de los trastornos del mundo, permanece como el punto firme y estable.
Ello se confirma con otra expresión del Evangelio del día. Jesús afirma: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (v. 31). (…) Jesús no describe el fin del mundo, y cuando utiliza imágenes apocalípticas, no se comporta como un «vidente». Al contrario, Él quiere apartar a sus discípulos —de toda época— de la curiosidad por las fechas, las previsiones, y desea en cambio darles una clave de lectura profunda, esencial, y sobre todo indicar el sendero justo sobre el cual caminar, hoy y mañana, para entrar en la vida eterna. Todo pasa —nos recuerda el Señor—, pero la Palabra de Dios no muta, y ante ella cada uno de nosotros es responsable del propio comportamiento. De acuerdo con esto seremos juzgados.
Queridos amigos: tampoco en nuestros tiempos faltan calamidades naturales, y lamentablemente ni siquiera guerras y violencias. Hoy necesitamos también un fundamento estable para nuestra vida y nuestra esperanza, tanto más a causa del relativismo en el que estamos inmersos. Que la Virgen María nos ayude a acoger este centro en la Persona de Cristo y en su Palabra.” (Benedicto XVI. 18-noviembre-2012)
Señor Jesús, reúnenos, reúne a tus hermanos dispersos, dispersos por dentro y por fuera. Unifícanos con tu gracia que permanece para siempre. “Como este fragmento estaba disperso sobre los montes, y reunido se hizo uno, así sea reunida Tu Iglesia de los confines de la tierra en Tu reino. (...) Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu caridad, y congrégala desde los cuatro vientos, santificada, en Tu reino que le has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos. Haz que venga la gracia, y deja que pase este mundo. Hosana al Hijo de David. Si alguien es santo déjalo venir a la Eucaristía; si no lo es, déjalo que se arrepienta. Amén”. (Didajé 9,4; 10, 5-6).
El lunes 19 de noviembre a las 17.30 h. y a las 20.15 h. en los locales de la parroquia habrá una sesión de formación para catequistas sobre los dones y frutos del Espíritu Santo y los sentidos espirituales con el título “GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR”. Esta formación es abierta a todos los miembros de la parroquia que lo deseen.
«Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» (Sal 34,7). Las palabras del salmista las hacemos nuestras desde el momento en el que también nosotros estamos llamados a ir al encuentro de las diversas situaciones de sufrimiento y marginación en la que viven tantos hermanos y hermanas, que habitualmente designamos con el término general de “pobres”. (…) El salmo describe con tres verbos la actitud del pobre y su relación con Dios. Ante todo, “gritar”. La condición de pobreza (…) se transforma en un grito que atraviesa los cielos y llega hasta Dios. ¿Qué expresa el grito del pobre si no es su sufrimiento y soledad, su desilusión y esperanza? Podemos preguntarnos: ¿Cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no consigue llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles? En una Jornada como esta, estamos llamados a hacer un serio examen de conciencia para darnos cuenta de si realmente hemos sido capaces de escuchar a los pobres. Lo que necesitamos es el silencio de la escucha para poder reconocer su voz. (…) La Jornada Mundial de los Pobres pretende ser una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirige a los pobres de todo tipo y de cualquier lugar para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío. (…) La solicitud de los creyentes no puede limitarse a una forma de asistencia —que es necesaria y providencial en un primer momento—, sino que exige esa «atención amante» que honra al otro como persona y busca su bien. (Francisco. Mensaje II Jornada Mundial de los Pobres 2018).
1. YA ESTÁ A SU DISPOSICIÓN EL EVANGELIO 2019, tanto en letra grande como pequeña, Y LIBRETAS PARA APUNTES.
1. YA ESTÁ A SU DISPOSICIÓN EL EVANGELIO 2019, tanto en letra grande como pequeña, Y LIBRETAS PARA APUNTES.
2. El miércoles 21 de noviembre de 2018 a las 17.30 h. será la reunión del Equipo de Cáritas.
3. El sábado 24 de noviembre a las 11.00 h. en el Seminario Mayor de Moncada tendrá lugar el rito de institución de acólitos y lectores de los seminaristas de nuestra diócesis. Os invitamos a rezar por ellos.
4. Se ha puesto en marcha la rifa de un móvil. Con la venta de cada papeleta se colabora con dos euros. La rifa será el 21 de diciembre.
5. El próximo 25 de noviembre saldrá el primer número de la Revista parroquial. Hay cerca de treinta y dos colaboradores. Y se sufraga por patrocinadores y por suscripción. Esperemos sea de su agrado y sirva para hacer comunidad parroquial.
6. El próximo 6 de diciembre el grupo parroquial “Paso a Paso” realizará la primera excursión. La salida será a las 7.30 h. de la mañana desde el aparcamiento de los Juzgados de Gandía.
7. Tiene a su disposición Turrón solidario para ayudar a la Ciudad de la Esperanza.
8. Este domingo la colecta irá destinada a Cáritas parroquial, coincidiendo con la segunda Jornada Mundial del Pobre.
9. La colecta para la Iglesia Diocesana ha ascendido a 428 €.
10. La parroquia pondrá en marcha un Concurso de dibujo-pintura, literatura y poesía durante el tiempo de Adviento. Asimismo tendrá lugar en el mes de diciembre (del 10 al 16 de diciembre) la SEMANA DE LA FAMILIA, con diversas actividades que pronto daremos a conocer.
Del 19 al 25 de noviembre de 2018
Lunes 19. 19.30 h.: Sin intención.
Martes 20. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Espí-Sanchis. Antonia Fernández.
Miércoles 21. La Presentación de la Santísima Virgen. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Montblanch—Jiménez; Charo Miñana; En acción de gracias por unos padres y su hija.
Jueves 22. Santa Cecilia, virgen y mártir. 19.30 h.: Sin intención.
Viernes 23. San Clemente I, Papa y mártir. San Columbano, abad. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles. Ana Montblanch y Clemente Jesús Serrano.
Sábado 24. Santos Andrés Dung-Lac, presbítero, y compañeros mártires. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 25. SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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