HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Domingo 26 de agosto de 2012.
Queridos hermanos:
“¿Quién puede hacerle caso?” Estas son las palabras de aquellos que han escuchado el discurso del Pan de vida que el Señor ha proclamado en Cafarnaún, y ven que este modo de hablar es muy duro. Pero a nosotros, los cristianos, Cristo nos dice: “a vosotros se os ha dado a conocer los misterios del Reino”.
Gracias a los sacramentos, en particular a la Eucaristía, cada uno personalmente se alimenta del mismo Cristo, de modo que la comunión nos ayuda a crecer en fraternidad, la cual tiene como finalidad la construcción del Cuerpo eclesial de Cristo: “Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo” (Plegaria Eucarística II). Comiendo un único Pan, nos hacemos un pan. Comiendo el Cuerpo sacramental, nos vamos haciendo Cuerpo comunitario e imagen viva de Cristo. Si Cristo glorioso asume este pan y este vino y se identifica con ellos, es para dársenos a nosotros, transformarnos, hacer de nosotros "un solo cuerpo y un solo espíritu", es decir, su propio Cuerpo.
“Tu tienes palabras de vida eterna”. En la Exhortación post-sinodal Verbum Domini, Benedicto XVI dice: “En esta perspectiva kerigmática, la Asamblea sinodal ha sido para la Iglesia y el mundo un testimonio de la belleza del encuentro con la Palabra de Dios”. ¿Qué significa en esta perspectiva kerigmática? Dice S. Juan al respecto: «Os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1,2-3). En este sentido hay que añadir que este anuncio es portador de vida eterna; de hecho nuestro Señor, en su oración sacerdotal (Jn 17) dice: «Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17, 3). Conocer a Dios y a su Hijo es acoger el misterio de la comunión de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en la propia vida, que ya desde ahora se abre a la vida eterna”. (Bto. Juan Pablo II, Evangelium vitae 37).
En definitiva, al participar de la comunión del Cuerpo y Sangre de Cristo se cumplen las palabras que Jesús dijo un día a sus Apóstoles: “para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos”. (Jn 17, 26)
María, madre de la Iglesia, tú que creíste a la palabra, haz de nosotros sagrarios del Espíritu Santo.
Arturo vuestro vicario
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
— «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: — «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: — «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mi, si el Padre no se lo concede.»
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: — «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: — «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Palabra del Señor.
«Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» (Jn 6, 60). Tampoco la nueva bondad del Señor es agua almibarada. Para muchos el escándalo de la cruz es más insoportable aún que el trueno del Sinaí para los israelitas. Sí, tenían razón cuando decían: Si Dios nos habla «moriremos» (Ex 20, 19). Sin un «morir», sin que naufrague lo que es sólo nuestro, no hay comunión con Dios ni redención. (Benedicto XVI. Jesús de Nazaret)
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En momentos o situaciones difíciles, recordad aquellas palabras de la Carta a los Hebreos: «corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, sin miedo a la ignominia [...], y no os canséis ni perdáis el ánimo» (12, 1-3). Proclamad que Jesús es «el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16), «el que tiene palabras de vida eterna» (cf. Jn 6, 68), y no os canséis de dar razón de vuestra esperanza (cf. 1 P 3, 15)”. (Carta de Benedicto XVI a los obispos españoles. VALENCIA, 7 julio 2006)
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“Precisamente porque se trata de una realidad misteriosa que rebasa nuestra comprensión, no nos ha de sorprender que también hoy a muchos les cueste aceptar la presencia real de Cristo en la Eucaristía. No puede ser de otra manera. Así ha sucedido desde el día en que, en la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús declaró abiertamente que había venido para darnos en alimento su carne y su sangre (cf. Jn 6, 26-58). Ese lenguaje pareció "duro" y muchos se volvieron atrás. Ahora, como entonces, la Eucaristía sigue siendo "signo de contradicción" y no puede menos de serlo, porque un Dios que se hace carne y se sacrifica por la vida del mundo pone en crisis la sabiduría de los hombres. Pero con humilde confianza la Iglesia hace suya la fe de Pedro y de los demás Apóstoles, y con ellos proclama, y proclamamos nosotros: "Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68). Renovemos también nosotros esta tarde la profesión de fe en Cristo vivo y presente en la Eucaristía. Sí, "es certeza para los cristianos: el pan se convierte en carne, y el vino en sangre". (…) El milagro realizado por el Señor contiene una invitación explícita a cada uno para dar su contribución. Los cinco panes y dos peces indican nuestra aportación, pobre pero necesaria, que él transforma en don de amor para todos. "Cristo —escribí en la exhortación postsinodal Sacramentum Caritatis— sigue exhortando también hoy a sus discípulos a comprometerse en primera persona" (n. 88). Por consiguiente, la Eucaristía es una llamada a la santidad y a la entrega de sí a los hermanos, pues "la vocación de cada uno de nosotros consiste en ser, junto con Jesús, pan partido para la vida del mundo" (ib.). (Benedicto XVI. 7 de junio de 2007)
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Entendemos y tratamos de profundizar cada vez más el lenguaje de esta verdad que el Redentor del hombre ha encerrado en la frase: «El Espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha para nada».(124) Estas palabras, no obstante las apariencias, expresan la más alta afirmación del hombre: la afirmación del cuerpo, al que vivifica el espíritu. ((Juan Pablo II. Redemptor Hominis 18)
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El mundo necesita hoy de modo particular que se anuncie y se dé testimonio de Dios que es amor y, por tanto, la única luz que, en el fondo, ilumina la oscuridad del mundo y nos da la fuerza para vivir y actuar (cf. Deus caritas est, 39).
“Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora”. (Oración de la Beata Isabel de la Trinidad).
“Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora”. (Oración de la Beata Isabel de la Trinidad).
144 Obedecer ("ob-audire") en la fe, es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.
145 La carta a los Hebreos, en el gran elogio de la fe de los antepasados insiste particularmente en la fe de Abraham: "Por la fe, Abraham obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba" (Hb 11,8; cf. Gn 12,1-4). Por la fe, vivió como extranjero y peregrino en la Tierra prometida (cf. Gn 23,4). Por la fe, a Sara se otorgó el concebir al hijo de la promesa. Por la fe, finalmente, Abraham ofreció a su hijo único en sacrificio (cf. Hb 11,17).
146 Abraham realiza así la definición de la fe dada por la carta a los Hebreos: "La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven" (Hb 11,1). "Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia" (Rom 4,3; cf. Gn 15,6). Gracias a esta "fe poderosa" (Rom 4,20), Abraham vino a ser "el padre de todos los creyentes" (Rom 4,11.18).
147 El Antiguo Testamento es rico en testimonios acerca de esta fe. La carta a los Hebreos proclama el elogio de la fe ejemplar de los antiguos, por la cual "fueron alabados" (Hb 11,2.39). Sin embargo, "Dios tenía ya dispuesto algo mejor": la gracia de creer en su Hijo Jesús, "el que inicia y consuma la fe" (Hb 11,40; 12,2).
148 La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que "nada es imposible para Dios" (Lc 1,37; cf. Gn 18,14) y dando su asentimiento: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38). Isabel la saludó: "¡Dichosa la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lc 1,45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarán bienaventurada (cf. Lc 1,48)
LOS ESCENARIOS
DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN (IV):
EL ESCENARIO POLÍTICO
“Desde el Concilio Vaticano II hasta el presente, los cambios que se han verificado en este escenario pueden ser definidos con justa razón “de época”. Con la crisis de la ideología comunista ha terminado la división del mundo occidental en dos bloques. Esto ha favorecido la libertad religiosa y la posibilidad de reorganización de las Iglesias históricas. El surgimiento sobre la escena mundial de nuevos actores económicos, políticos y religiosos, como el mundo islámico, el mundo asiático, ha creado una situación inédita y totalmente desconocida, rica de potencialidades, pero también plena de riesgos y de nuevas tentaciones de dominio y de poder. En este escenario, varias respuestas han subrayado diversas urgencias: el empeño por la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos; una mejor regulación internacional y una interacción de los gobiernos nacionales; una investigación de formas posibles de escucha, convivencia, diálogo y colaboración entre las diversas culturas y religiones; la defensa de los derechos humanos y de los pueblos, sobre todo de las minorías; la promoción de los más débiles; la salvaguardia de la creación y el empeño por el futuro de nuestro planeta. Estos son temas que las diversas Iglesias particulares han aprendido a sentir como propios, y que como tales, han de ser custodiados y promovidos en la vida cotidiana de nuestras comunidades”. (Nº 57).
LOS ESCENARIOS
DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN (IV):
EL ESCENARIO de la investigación científica y tecnológica.
“Vivimos en una época que es todavía capaz de sorprenderse de las maravillas suscitadas por los continuos progresos que la investigación en estos campos ha logrado superar. Todos podemos experimentar en la vida cotidiana los beneficios ofrecidos por estos progresos. Todos dependemos cada vez más de ellos. Frente a tantos aspectos positivos, existen también peligros de excesivas esperanzas y de manipulaciones. La ciencia y la tecnología corren así el riesgo de transformarse en los nuevos ídolos del presente. Es fácil en un contexto digitalizado y globalizado hacer de la ciencia “nuestra nueva religión”. Nos encontramos frente al surgimiento de nuevas formas de gnosis, que asumen la técnica como forma de sabiduría, en vista de una organización mágica de la vida, que funcione como criterio para conocer la realidad y dar un sentido a las cosas. Asistimos al afirmarse de nuevos cultos. Éstos instrumentalizan en modo terapéutico las prácticas religiosas que los hombres están dispuestos a vivir, estructurándose como religiones de la prosperidad y de la gratificación instantánea” (Nº 58).
1. El día 15 de septiembre estará la preparación para el curso Alpha en la Salle de Liria a partir de las 10 h.
2. En septiembre será realidad que la Diócesis de Valencia contará con una capilla de Adoración Eucarística Perpetua en la parroquia de San Martín Obispo de Valencia: las 24 horas de los 365 días del año. Para ello hacen falta como mínimo 500 personas, necesarias para cubrir los 168 turnos a la semana, una hora por persona cada siete días, que permiten mantenerla abierta de forma continuada y perpetua para no dejar solo al Santísimo. Se está llevando a cabo por medio del padre Justo Lofeudo, misionero de la Santísima Eucaristía, una comunidad francesa cuyo carisma principal es la promoción y el establecimiento de capillas de adoración perpetua en todo el mundo.
Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
Ingresados hasta el20-7-2012:
64.216,95 €.
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Ingresados hasta el 20-07-2012 : 63.296,95 €.
+ 920 €.Ingresados hasta el20-7-2012:
64.216,95 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
BANKIA (Paseo Germanías 82)
2038-6230-75-3000420970
Del 27 al 2 de septiembre de 2012
Lunes 27. 19.30 h.: sin intención.
Martes 28. 19.30 h.: sin intención.
Miércoles 29. 19.30 h.: En sufragio de Rosendo Roche.
Jueves 30. 19.30 h.: sin intención.
Viernes 31. 19.30 h.: sin intención.
Sábado 1. XXII T.O. 19.30 h.: sin intención. 21.00 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Ferrer Puig.
Domingo 2. XXII T.O. Pro populo. 12.00 h. Pro Pópulo.