HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Queridos hermanos:
Escuchamos hoy una de las páginas más hermosas del evangelio de San Lucas, como colofón al ciclo C: el diálogo entre un malhechor y Jesús, diálogo en la cruz. Celebramos la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Y Jesús manifiesta el ejercicio de su realeza en la cruz. En la cruz manifiesta plenamente cómo es su Reino, manifiesta plenamente cómo es como Rey: un Rey que ama y atrae a todos por amor. Decía Maximiliano Mª Kolbe: «El reino de Cristo está fundado sobre algo más profundo, sobre el amor, y llega hasta el alma y penetra en las voluntades. Por eso no es un Reino que oprime. Jesús atrae las almas hacia sí por medio del amor».
En su amor es capaz de esperar hasta el último minuto a la persona más perdida y con menos esperanza. De todos los personajes que aparecen en el evangelio de este domingo, solamente hay uno que no se burla, desprecia o tienta a Jesús. Es un malhechor. Solo Mateo y Marcos dirán que es un ladrón. Lucas llama a él y a su compañero de pena capital malhechores. Este malhechor, que la tradición ha llamado Dimas, ve cómo Jesús no se resiste al mal, cómo es crucificado y no protesta ni profiere amenazas, oye cómo ora por los que le maltratan y los disculpa. Y, tres horas antes de morir, se acoge a la misericordia de Jesús: «Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu reino.» Fíjense que no lo llama Señor, ni Hijo de Dios, ni Mesías o Hijo de David. Lo llama Jesús, que significa “el Señor salva”. Y la respuesta de Jesús no se hace esperar: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.» Éste malhechor ha creído con el corazón y confesado con los labios que Jesús es inocente: “éste no ha faltado en nada”; ha creído que resucitaría, pues ¿cómo pedir a uno que va a morir que se acuerde de ti, si tras la muerte no hay nada? Es más, le ha confesado como Rey, pues se acoge humildemente a su Reino. Gran teólogo es éste malhechor, que le han bastado tres horas para tener la fe de muchos que necesitan toda una vida. Y es que este malhechor también se confiesa culpable: “lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos”.
Celebramos la Solemnidad de Cristo Rey por que salva antes de morir, salva con su muerte y salva con su resurrección. “Él, siervo obediente, es rey, porque tiene "las llaves de la muerte y del infierno" (Ap 1, 18). Y, en cuanto vencedor de la muerte, del infierno y de satanás, es "el príncipe de los reyes de la tierra" (Ap 1, 5). (...) Bendito su reino que llega (cf. Mc 11, 10). (Juan Pablo II. Homilía Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo en 1997).
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 35-43
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo:— «A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
— «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
— «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»
Pero el otro lo increpaba:
— «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»
Y decía:
— «Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu reino.»
Jesús le respondió:
— «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»
Palabra del Señor.
440 “El verdadero sentido de su realeza no se ha manifestado más que desde lo alto de la Cruz (cf. Jn 19, 19-22; Lc 23, 39-43)”.
1021 La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno con consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 22) y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23, 43), así como otros textos del Nuevo Testamento (cf. 2 Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16, 26) que puede ser diferente para unos y para otros.
2605 Cuando llega la hora de realizar el plan amoroso del Padre, Jesús deja entrever la profundidad insondable de su plegaria filial, no solo antes de entregarse libremente ("Abbá ...no mi voluntad, sino la tuya": Lc 22, 42), sino hasta en sus últimas palabras en la Cruz, donde orar y entregarse son una sola cosa: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 34); "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lc 24,43); "Mujer, ahí tienes a tu Hijo" - "Ahí tienes a tu madre" (Jn 19, 26-27); "Tengo sed" (Jn 19, 28); "¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?" (Mc 15, 34; cf Sal 22, 2); "Todo está cumplido" (Jn 19, 30); "Padre, en tus manos pongo mi espíritu" (Lc 23, 46), hasta ese "fuerte grito" cuando expira entregando el espíritu (cf Mc 15, 37; Jn 19, 30b).
2616 La oración a Jesús ya ha sido escuchada por él durante su ministerio, a través de los signos que anticipan el poder de su muerte y de su resurrección: Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso: cf Mc 1, 40-41; Jairo: cf Mc 5, 36; la cananea: cf Mc 7, 29; el buen ladrón: cf Lc 23, 39-43).
1021 La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno con consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 22) y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23, 43), así como otros textos del Nuevo Testamento (cf. 2 Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16, 26) que puede ser diferente para unos y para otros.
2605 Cuando llega la hora de realizar el plan amoroso del Padre, Jesús deja entrever la profundidad insondable de su plegaria filial, no solo antes de entregarse libremente ("Abbá ...no mi voluntad, sino la tuya": Lc 22, 42), sino hasta en sus últimas palabras en la Cruz, donde orar y entregarse son una sola cosa: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 34); "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lc 24,43); "Mujer, ahí tienes a tu Hijo" - "Ahí tienes a tu madre" (Jn 19, 26-27); "Tengo sed" (Jn 19, 28); "¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?" (Mc 15, 34; cf Sal 22, 2); "Todo está cumplido" (Jn 19, 30); "Padre, en tus manos pongo mi espíritu" (Lc 23, 46), hasta ese "fuerte grito" cuando expira entregando el espíritu (cf Mc 15, 37; Jn 19, 30b).
2616 La oración a Jesús ya ha sido escuchada por él durante su ministerio, a través de los signos que anticipan el poder de su muerte y de su resurrección: Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso: cf Mc 1, 40-41; Jairo: cf Mc 5, 36; la cananea: cf Mc 7, 29; el buen ladrón: cf Lc 23, 39-43).
“Con el corazón se cree para la justicia y con la boca se hace la profesión que aporta la salvación (Rom 10,10). Tal fue hallado aquel ladrón que pendía en la cruz con el ladrón y reconoció que era el Señor, precisamente en la cruz. Algunos no lo reconocieron cuando hacía milagros, y él lo reconoció cuando estaba en la cruz. Tenía clavados todos sus miembros: las manos estaban sujetadas con clavos, los pies habían sido taladrados, todo el cuerpo estaba adherido al madero; no quedaba miembro libre: sólo la lengua y el corazón: en su corazón creyó, con la lengua hizo la profesión de fe. Le dijo: Acuérdate de mí, Señor, cuando estés en tu reino. Esperaba su salvación para el futuro y estaba contento de recibirla tras un largo plazo de tiempo. La esperaba para largo, pero el día no se hizo esperar. El dijo: Acuérdate de mí, cuando llegues a tu reino, a lo que el Señor respondió: En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraiso. Hoy -dijo- estarás conmigo en el paraíso (Lc 23,42-43). El paraíso tiene árboles de felicidad: hoy estás conmigo en el madero de la cruz, hoy estarás conmigo en el árbol de la salvación.” (San Agustín. Comentario al salmo 39,15)
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“Debemos partir del acontecimiento central: la cruz. En ella Cristo manifiesta su realeza singular. En el Calvario se confrontan dos actitudes opuestas. Algunos personajes que están al pie de la cruz, y también uno de los dos ladrones, se dirigen con desprecio al Crucificado: "Si eres tú el Cristo, el Rey Mesías —dicen—, sálvate a ti mismo, bajando del patíbulo". Jesús, en cambio, revela su gloria permaneciendo allí, en la cruz, como Cordero inmolado. Con él se solidariza inesperadamente el otro ladrón, que confiesa implícitamente la realeza del justo inocente e implora: "Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino" (Lc 23, 42).
San Cirilo de Alejandría comenta: "Lo ves crucificado y lo llamas rey. Crees que el que soporta la burla y el sufrimiento llegará a la gloria divina" (Comentario a san Lucas, homilía 153). Según el evangelista san Juan, la gloria divina ya está presente, aunque escondida por la desfiguración de la cruz. Pero también en el lenguaje de san Lucas el futuro se anticipa al presente cuando Jesús promete al buen ladrón: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23, 43). San Ambrosio observa: "Este rogaba que el Señor se acordara de él cuando llegara a su reino, pero el Señor le respondió: "En verdad, en verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso". La vida es estar con Cristo, porque donde está Cristo allí está el Reino" (Exposición sobre el evangelio según san Lucas 10, 121). Así, la acusación: "Este es el rey de los judíos", escrita en un letrero clavado sobre la cabeza de Jesús, se convierte en la proclamación de la verdad.
San Ambrosio afirma también: "Justamente la inscripción está sobre la cruz, porque el Señor Jesús, aunque estuviera en la cruz, resplandecía desde lo alto de la cruz con una majestad real" (ib., 10, 113). La escena de la crucifixión en los cuatro evangelios constituye el momento de la verdad, en el que se rasga el "velo del templo" y aparece el Santo de los santos.
En Jesús crucificado se realiza la máxima revelación posible de Dios en este mundo, porque Dios es amor, y la muerte de Jesús en la cruz es el acto de amor más grande de toda la historia.” (Benedicto XVI. Homilía 25 de noviembre de 2007).
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“Debemos partir del acontecimiento central: la cruz. En ella Cristo manifiesta su realeza singular. En el Calvario se confrontan dos actitudes opuestas. Algunos personajes que están al pie de la cruz, y también uno de los dos ladrones, se dirigen con desprecio al Crucificado: "Si eres tú el Cristo, el Rey Mesías —dicen—, sálvate a ti mismo, bajando del patíbulo". Jesús, en cambio, revela su gloria permaneciendo allí, en la cruz, como Cordero inmolado. Con él se solidariza inesperadamente el otro ladrón, que confiesa implícitamente la realeza del justo inocente e implora: "Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino" (Lc 23, 42).
San Cirilo de Alejandría comenta: "Lo ves crucificado y lo llamas rey. Crees que el que soporta la burla y el sufrimiento llegará a la gloria divina" (Comentario a san Lucas, homilía 153). Según el evangelista san Juan, la gloria divina ya está presente, aunque escondida por la desfiguración de la cruz. Pero también en el lenguaje de san Lucas el futuro se anticipa al presente cuando Jesús promete al buen ladrón: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23, 43). San Ambrosio observa: "Este rogaba que el Señor se acordara de él cuando llegara a su reino, pero el Señor le respondió: "En verdad, en verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso". La vida es estar con Cristo, porque donde está Cristo allí está el Reino" (Exposición sobre el evangelio según san Lucas 10, 121). Así, la acusación: "Este es el rey de los judíos", escrita en un letrero clavado sobre la cabeza de Jesús, se convierte en la proclamación de la verdad.
San Ambrosio afirma también: "Justamente la inscripción está sobre la cruz, porque el Señor Jesús, aunque estuviera en la cruz, resplandecía desde lo alto de la cruz con una majestad real" (ib., 10, 113). La escena de la crucifixión en los cuatro evangelios constituye el momento de la verdad, en el que se rasga el "velo del templo" y aparece el Santo de los santos.
En Jesús crucificado se realiza la máxima revelación posible de Dios en este mundo, porque Dios es amor, y la muerte de Jesús en la cruz es el acto de amor más grande de toda la historia.” (Benedicto XVI. Homilía 25 de noviembre de 2007).
“El Señor dice a Caín: «¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo» (Gn 4, 10). La voz de la sangre derramada por los hombres no cesa de clamar, de generación en generación, adquiriendo tonos y acentos diversos y siempre nuevos.
La pregunta del Señor «¿Qué has hecho?», que Caín no puede esquivar, se dirige también al hombre contemporáneo para que tome conciencia de la amplitud y gravedad de los atentados contra la vida, que siguen marcando la historia de la humanidad; para que busque las múltiples causas que los generan y alimentan; reflexione con extrema seriedad sobre las consecuencias que derivan de estos mismos atentados para la vida de las personas y de los pueblos.” (Juan Pablo II. Evangelium Vitae nº 10)
“Como el Siervo de Dios Juan Pablo II, que desde Compostela exhortó al viejo Continente a dar nueva pujanza a sus raíces cristianas, también yo quisiera invitar a España y a Europa a edificar su presente y a proyectar su futuro desde la verdad auténtica del hombre, desde la libertad que respeta esa verdad y nunca la hiere, y desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos. Una España y una Europa no sólo preocupadas de las necesidades materiales de los hombres, sino también de las morales y sociales, de las espirituales y religiosas, porque todas ellas son exigencias genuinas del único hombre y sólo así se trabaja eficaz, íntegra y fecundamente por su bien”. (Discurso BENEDICTO XVI. Aeropuerto de Santiago de Compostela. 6-11-2010).
La pregunta del Señor «¿Qué has hecho?», que Caín no puede esquivar, se dirige también al hombre contemporáneo para que tome conciencia de la amplitud y gravedad de los atentados contra la vida, que siguen marcando la historia de la humanidad; para que busque las múltiples causas que los generan y alimentan; reflexione con extrema seriedad sobre las consecuencias que derivan de estos mismos atentados para la vida de las personas y de los pueblos.” (Juan Pablo II. Evangelium Vitae nº 10)
“Como el Siervo de Dios Juan Pablo II, que desde Compostela exhortó al viejo Continente a dar nueva pujanza a sus raíces cristianas, también yo quisiera invitar a España y a Europa a edificar su presente y a proyectar su futuro desde la verdad auténtica del hombre, desde la libertad que respeta esa verdad y nunca la hiere, y desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos. Una España y una Europa no sólo preocupadas de las necesidades materiales de los hombres, sino también de las morales y sociales, de las espirituales y religiosas, porque todas ellas son exigencias genuinas del único hombre y sólo así se trabaja eficaz, íntegra y fecundamente por su bien”. (Discurso BENEDICTO XVI. Aeropuerto de Santiago de Compostela. 6-11-2010).
Avisos diocesanos y arciprestales:
1. Formación del Instituto Diocesano de Ciencias religiosas sobre bioética: Lunes 22 de noviembre de 21.00 a 22.30 h. en el Local Museo de Gandía.
2. Encuentro de vicaría de profesores de religión en los locales de la Parroquia de el Vergel: sábado 27 de noviembre de 10.00 h. a 13.30 h.
3. Retiro espiritual para catequistas del arciprestazgo de San Francisco de Borja: sábado 4 de diciembre de 10.00 h. a 13.30 h. en nuestra parroquia.
Avisos parroquiales:
1. Equipo de Pastoral de la Salud: lunes 22 a las 10.00 h.
2. Equipo de Cáritas: lunes 22 a las 17.00 h.
3. Padres de 1º de comunión: lunes 22 a las 18.00 h. o bien a las 20.30 h.
4. Asamblea parroquial de inicio de curso: jueves 25 de noviembre a las 20.30 h.
5. El sábado 27 de noviembre en la misa de 6.00 tarde será la presentación de los jóvenes que serán confirmados el próximo 5 de diciembre
6. El domingo 28 de noviembre será un día de convivencia para los jóvenes de confirmación: Los que se van a confirmar en el Preventorio y los de 1º y 2º de confirmación en el Monumento al Sagrado Corazón en el Real de Gandía.
7. El domingo 28 de noviembre será la oración con la Palabra de Dios con jóvenes de diversas parroquias.
Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
1. Formación del Instituto Diocesano de Ciencias religiosas sobre bioética: Lunes 22 de noviembre de 21.00 a 22.30 h. en el Local Museo de Gandía.
2. Encuentro de vicaría de profesores de religión en los locales de la Parroquia de el Vergel: sábado 27 de noviembre de 10.00 h. a 13.30 h.
3. Retiro espiritual para catequistas del arciprestazgo de San Francisco de Borja: sábado 4 de diciembre de 10.00 h. a 13.30 h. en nuestra parroquia.
Avisos parroquiales:
1. Equipo de Pastoral de la Salud: lunes 22 a las 10.00 h.
2. Equipo de Cáritas: lunes 22 a las 17.00 h.
3. Padres de 1º de comunión: lunes 22 a las 18.00 h. o bien a las 20.30 h.
4. Asamblea parroquial de inicio de curso: jueves 25 de noviembre a las 20.30 h.
5. El sábado 27 de noviembre en la misa de 6.00 tarde será la presentación de los jóvenes que serán confirmados el próximo 5 de diciembre
6. El domingo 28 de noviembre será un día de convivencia para los jóvenes de confirmación: Los que se van a confirmar en el Preventorio y los de 1º y 2º de confirmación en el Monumento al Sagrado Corazón en el Real de Gandía.
7. El domingo 28 de noviembre será la oración con la Palabra de Dios con jóvenes de diversas parroquias.
Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
Ingresados hasta el 12-11-2010: 36.760,79 €.
+ 60 €.
Ingresados hasta el : 36.820,79 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
Caixa Ontinyent, c. Madrid 38:
2045-6028-12-0000095170
Del 21 al 28 de noviembre de 2010
Lunes 22. Santa Cecilia. 19.30 h.: En sufragio de: Benditas almas del purgatorio; César Gil.Martes 23. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles; Dif. Fam. Montblanch-Jiménez.
Miércoles 24. San Andrés Dung-Lac y comp. 19.30 h.: En sufragio de: Enrique Santosjuanes Canet.
Jueves 25. 19.30 h.: En sufragio de: Mª Carmen Calvet; a intención de una feligresa por un enfermo.
Viernes 26. 19.30 h.: En sufragio de: Mª Carmen Calvet;
Sábado 27. I de Adviento
18.00 h.: Con niños. Sin intención
19.30 h.: A intención de una feligresa por un enfermo.
21.00 h.: Sin intención
Domingo 28. I de Adviento. 12.00 h. Pro Pópulo. 13.15: Bautismos.
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