HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Queridos hermanos:
Seguramente hemos oído a alguien comentar: “yo esto no se lo doy a pasar a nadie”. Referido seguramente a alguna enfermedad, algún mal trago, algún dolor insoportable, alguna injusticia grave. Pero ¿cómo quedaría esta misma frase en labios de Jesús? Delante de los discípulos, y ante el mismo Pedro que acaba de confesarle, nos dice por donde se va a la Vida: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo.” ¿Cómo es que Jesús nos quiere dar a pasar la cruz? Porque es el único camino de vida. El único. Hay una frase latina que refleja esto mismo: AVE CRUX, SPES UNICA. “Te saludamos, Cruz santa, única esperanza nuestra”
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, judía, filósofa, conversa y carmelita de clausura, que murió mártir en tiempos del nacismo, escribió acerca de la cruz: “El mundo está en llamas: la lucha entre Cristo y el Anticristo ha comenzado abiertamente, por eso si te decides en favor de Cristo, ello puede acarrearte incluso el sacrificio de la vida. (...) El mundo está en llamas: el incendio podría también propagarse a nuestra casa, pero por encima de todas las llamas se alza la cruz, incombustible. La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo. Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad. El mundo está en llamas: ¿Deseas apagarlas? Contempla la cruz: del Corazón abierto brota la sangre del Redentor, sangre capaz de extinguir las mismas llamas del infierno. (...) Gracias al poder de la cruz puedes estar presente en todos los lugares del dolor a donde te lleve tu caridad compasiva, una caridad que dimana del Corazón Divino, y que te hace capaz de derramar en todas partes su preciosísima sangre para mitigar, salvar y redimir. El Crucificado clava en ti los ojos interrogándote, interpelándote. ¿Quieres volver a pactar en serio con Él la alianza? Tú sólo tienes palabras de vida eterna. ¡Salve, Cruz, única esperanza!” (De los escritos espirituales). Por eso, no temamos la cruz, porque “nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados, judíos o griegos, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. (1Co 1, 24).
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 18-24
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
—«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron:
—«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
El les preguntó: —«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: —«El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
—«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» Y, dirigiéndose a todos, dijo: —«El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»
Palabra del Señor.
436 Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "ungido". No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de él. Este era el caso de los reyes (cf. 1 S 9, 16; 10, 1; 16, 1. 12-13; 1 R 1, 39), de los sacerdotes (cf. Ex 29, 7; Lv 8, 12) y, excepcionalmente, de los profetas (cf. 1 R 19, 16). Este debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino (cf. Sal 2, 2; Hch 4, 26-27). El Mesías debía ser ungido por el Espíritu del Señor (cf. Is 11, 2) a la vez como rey y sacerdote (cf. Za 4, 14; 6, 13) pero también como profeta (cf. Is 61, 1; Lc 4, 16-21). Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey.
1434 La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna (cf. Tb 12,8; Mt 6,1-18), que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo (cf St 5,20), la intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1 P 4,8).
1435 La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (Am 5,24; Is 1,17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia. Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia (cf Lc 9,23).
Llamamiento a los sacerdotes
a la conversión al concluir su año
El cardenal Meisner les invita a acudir
al sacramento de la confesión
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La primera jornada del encuentro internacional de sacerdotes más numeroso de la historia ha quedado marcada por el llamamiento a la conversión y a acercarse al sacramento de la Reconciliación con Dios.
Ante los diez mil presbíteros que ya han llegado a la ciudad eterna para participar en la clausura del Año Sacerdotal, el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, recordó que así como la "Iglesia siempre debe ser reformada" ("Ecclesia semper reformanda"), del mismo modo el obispo y el sacerdote "siempre debe ser reformado" ("semper reformandus").
Reconoció que los sacerdotes, al igual que Pablo en el camino a Damasco, "tienen que caer de nuevo del caballo, para caer en los brazos de Dios misericordioso". Por este motivo, "no es suficiente que en nuestro trabajo pastoral hacer correcciones sólo a las estructuras de nuestra Iglesia para que sea más atractiva. ¡No es suficiente! Lo que hace falta es un cambio de corazón, de mi corazón". "Sólo un Pablo convertido pudo cambiar el mundo, no un ingeniero de estructuras eclesiásticas", aclaró al iniciar el congreso internacional de sacerdotes convocado por Benedicto XVI.
Importancia de la confesión
El cardenal Meisner reconoció que "una de las pérdidas más trágicas" que la Iglesia ha sufrido en la segunda mitad del siglo XX ha sido "la pérdida del Espíritu Santo en el sacramento de la Reconciliación". La escasa participación en este sacramento, comentó, "constituye la raíz de muchos males en la vida de la Iglesia y en la vida del sacerdote". "Cuando fieles cristianos me preguntan: '¿Cómo podemos ayudar a nuestros sacerdotes?', entonces siempre respondo: 'Id a confesaros con ellos'". Según el purpurado alemán, "allí donde el sacerdote deja de confesar, se convierte en un agente social religioso" y "cae en una grave crisis de identidad". "Un sacerdote que no se encuentra, con frecuencia, de un lado o del otro de la rejilla del confesionario, sufre daños permanentes para su alma y su misión".
"Un confesionario en el que está presente un sacerdote, en una iglesia vacía, es el símbolo más impresionante de la paciencia de Dios que espera".
Confirmación del amor de Dios
En el confesionario, continuó, "el sacerdote puede echar un vistazo a los corazones de muchas personas y de ahí surgen motivaciones, aliento, aspiraciones para el propio seguimiento de Cristo".
La confesión, observó el cardenal, "nos permite acceder a una vida en la que sólo se puede pensar en Dios".
"Ir a confesarse significa hacer que el amor de Dios sea algo más cordial, escuchar y experimentar eficazmente, una vez más, que Dios nos ama".
"Confesarse significa recomenzar a creer, y al mismo tiempo a descubrir que hasta ahora no nos hemos fiado de una manera suficientemente profunda de Dios y que, por este motivo, hay que pedir perdón".
Dada la importancia de la confesión, el purpurado consideró que desde su punto de vista "la madurez espiritual de un candidato al sacerdocio para recibir la ordenación sacerdotal se hace evidente en el hecho de que reciba regularmente --al menos una vez al mes-- el sacramento de la Reconciliación".
De hecho, en este sacramento se encuentra "al Padre misericordioso con sus dones más preciosos, es decir, su entrega, el perdón y la gracia", concluyó.
“Cuando vemos o consideramos cuán pocos pastores hay en la casa de Dios. A lo que el Señor sintió de verlo y lo que pasó llorando, especialmente cuando dijo: la mies es mucha mas los obreros son pocos.
Cuando sentimos dolor de nuestros propios defectos. Sintamos lo que al Señor le dolieron cuando los vio en nosotros antes que fuesen, y ofrezcamos la pena que le causaron y alabémosle dándole gracias porque quiso pagar adelantado por nosotros.
Cuando veis caer a alguno que está adelante en el camino de la perfección. Lo que sintió la caída de san Pedro, habiéndole ya confesado por hijo de Dios y habiéndole visto transfigurado en el monte.
Cuando fatigan las tentaciones. A las que pasó en el desierto. (San Francisco de Borja. Espejo de las obras del cristiano ).
Señor, te damos gracias porque nos has abierto tu corazón; porque en tu muerte y resurrección te has convertido en fuente de vida. Haz que seamos personas vivas, vivas por tu fuente, y danos ser también nosotros fuente, de manera que podamos dar agua viva a nuestro tiempo. Te agradecemos la gracia del ministerio sacerdotal. Señor, bendícenos y bendice a todos los hombres de este tiempo que están sedientos y buscando. Amén.
(Benedicto XVI. Homilía 11 - 6 -2010)
Para orar con los doctores de la Iglesia:
¡Mi vidita es sufrir, y nada más!
No puedo decir: Dios mío, esto por la Iglesia, Dios mío, esto por Francia... etc.... Dios sabe muy bien lo que tiene que hacer con ello; yo se lo he dado todo por complacerle. Además, me cansaría demasiado diciéndole: dale esto a Pedro, dale esto a Pablo. Sólo lo hago de inmediato cuando me lo pide alguna hermana, y luego ya no vuelvo a pensar en ello. Cuando rezo por mis hermanos misioneros, no ofrezco mis sufrimientos, sino que digo simplemente: Dios mío, dales a ellos todo lo que deseo para mí.
(Sta. Teresa del Niño Jesús. Últimos Escritos. 4 de agosto de 1897).
1. El Sábado 19 de junio en el Palacio Ducal tendrá lugar la Vigilia de Espigas de la Adoración Nocturna. La recepción será a las 20.40 h.
2. El sábado 26 y domingo 27 se celebrará en todas las misas la solemnidad de los santos Pedro y Pablo. La colecta de cada misa es de carácter pontificio. Será el llamado “Óbolo de San Pedro”, destinado a ayudar a la caridad del Santo Padre en las múltiples necesidades de la Iglesia universal. Los donativos de los fieles ofrecidos al Santo Padre en esta colecta, se emplean en obras misioneras y de promoción social.
3. El 26 de junio será la Ordenación de presbíteros en la Catedral de Valencia. Entre ellos estará D. Arturo Monllor, que estuvo entre nosotros algún tiempo mientras era profesor de religión. Invitaros a acompañarle en este acto con vuestra presencia y oración.
4. Del 23 al 27 de junio será la Peregrinación diocesana a Lourdes de enfermos y discapacitados con el Sr. Arzobispo.
5. Del 3 al 9 de julio será la Peregrinación a Santiago de Compostela de la Parroquia.
6. Del 13 al 18 de julio será el Campamento con niños y jóvenes de 6 a 16 años en Orea (Guadalajara) .
7. Del 3 al 12 de agosto será la Peregrinación a Santiago de Compostela con jóvenes desde la Parroquia de Cristo Rey:
Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
De no esperar que los difuntos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos; mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso.
2 Macabeos 12, 44-45
Del 21 al 27 de junio de 2010
Lunes 21. 19.30 h.: No hay misa. Se rezará el rosario en la hora habitual, se leerán las lecturas del día y darán la comunión los ministros de la Eucaristía. Las intenciones pasan al sábado.
Martes 22. 19.30 h.: No hay misa. Se rezará el rosario en la hora habitual, se leerán las lecturas del día y darán la comunión los ministros de la Eucaristía. Las intenciones pasan al sábado.
Miércoles 23. 19.30 h.: No hay misa. Se rezará el rosario en la hora habitual, se leerán las lecturas del día y darán la comunión los ministros de la Eucaristía. Las intenciones pasan al sábado.
Jueves 24. 19.30 h.: No hay misa. Se rezará el rosario en la hora habitual, se leerán las lecturas del día y darán la comunión los ministros de la Eucaristía. Las intenciones pasan al sábado.
Viernes 25. 19.30 h.: No hay misa. Se rezará el rosario en la hora habitual, se leerán las lecturas del día y darán la comunión los ministros de la Eucaristía. Las intenciones pasan al sábado.
Sábado 26. XIII del T.O. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles. 21.00 h.: Sin intención
Domingo 27. XIII del T.O. 12.00 h. Pro Pópulo.
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