DOMINGO 6º DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B
LA LEPRA ES UN MAL.
Es decir, el pecado es un mal. De ahí que el cristiano -siguiendo a Jesucristo- deba luchar contra este mal.
Las dos tentaciones son: una, la del fariseísmo, la de la sociedad hipócrita, la del cristianismo puritano: es dividir a los hombres entre puros e impuros, entre buenos y malos (y excluir a los malos de la convivencia con los buenos); ciertamente no es la conducta de Jesucristo.
La otra tentación es la de la permisividad, de la indiferencia, que todo lo considera igual, sin bien ni mal; es la tentación de la sociedad consumista de la Europa desarrollada, es la tentación del escepticismo, que no cree que valga la pena luchar contra todo mal. Tampoco es la conducta de Jesucristo.
Jesucristo no excluye a nadie. Pero no deja el mundo igual. Jesucristo ama a cada hombre -a cada pecador, a cada leproso- y por ello no se desentiende de su mal, de su lepra: la cura. Es decir, lucha contra el mal, porque ama al hombre, a cada hombre, a cada pecador (dicho de otro modo, ama a cada hombre y por ello quiere salvarle, liberarle, curarle).
+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,40-45.
En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: -Si quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: -Quiero: queda limpio.
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
El lo despidió, encargándole severamente: -No se lo digas. a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.
Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Formación en la fe
LOS GESTOS LITURGICOS (III)
-LA REVERENCIA: Consiste en ligeras inclinaciones de cabeza, ante el altar, ante imágenes, al recibir la Sagrada Comunión, cuando el acólito inciensa al sacerdote y al pueblo; o al incensar el mismo sacerdote hace reverencia al crucifijo o a la imagen de los santos, a modo de saludo reverente. Aquí no sólo es señal de cortesía humana, sino que las reverencias están revestidas de culto sagrado. Tienen que ser hechas despacio, y sólo con la cabeza, no con todo el cuerpo, a no ser que sea en la misa después de ofrecer el pan y el vino y antes del lavado de las manos, donde se inclina ligeramente también el cuerpo. Aquí ya no es sólo reverencia, sino total inclinación.
-LAS MIRADAS: Unas veces invitan a la admiración y adoración callada, de fe sentida y de recogimiento; por eso, clavamos la mirada en la Hostia consagrada y en el cáliz al levantarlos el sacerdote en la consagración, en la custodia de la exposición y bendición del Santísimo. También la mirada del sacerdote a la gente es señal de comunicación fraterna, de saludo cordial. Cuando los ojos están cerrados simbolizan, no tanto que estamos durmiendo, sino que estamos en profundo silencio y recogimiento para saborear la comunión, o las lecturas leídas. Es falta de respeto, cuando se da la homilía, no mirar al predicador. Simbolizaría desinterés total, despecho; también sería falta de cordialidad e interés si el predicador no mirase a los fieles a la hora de predicar. Cuando uno eleva los ojos hacia arriba está indicando petición a Dios o desagravio por los pecados propios y de la humanidad.
-LOS BESOS: El sacerdote da un beso al altar al comenzar y al terminar la santa misa; es Cristo quien recibe ese ósculo. Los fieles en el momento de la paz. Son señales de afecto, de gratitud, de adhesión, de veneración y de reconciliación. Besamos las reliquias, el crucifijo… Cada uno de estos ósculos imprime un sello religioso especial en las personas o cosas que los reciben. En muchas partes no es oportuno el beso de la paz, por motivos culturales; entonces se prefiere el apretón de manos.
-GOLPES DE PECHO CON LA MANO: Es una de las señales más expresivas de dolor y contrición de corazón, en un pecador. Se hace en la confesión, al momento de decir el acto de contrición. Lo hacemos en el momento del “Yo confieso” de la santa misa. Así, con ese gesto humilde, aplacamos y agradamos mejor a Dios y expresamos más sentidamente nuestra compunción ante los demás hermanos. Los golpes deben ser hechos con suavidad.
Rincón de oración
ASPECTOS QUE AYUDAN A LA ORACIÓN
Para mejorar nuestra oración debemos tener en cuenta cuestiones espirituales y psicológicas.
ESPIRITUALIDAD Y ORACIÓN
Los grandes maestros de la espiritualidad siempre nos han enseñado que la oración se realiza mucho mejor a un nivel afectivo, no intelectual. A un niño, desde pequeño hay que enseñarlo a "querer" a Dios. Solo de esta manera el deseo de orar brota espontáneamente, como nace de forma automática la necesidad lógica de encontrarte con la persona a quien amas, de estar con ella y gozar de su compañía, de expresarle tus sentimientos y compartir su intimidad. El amor te lleva a querer saber del amado, a desear conocerlo mejor. Se busca ese conocimiento profundo y auténtico que surge de la relación personal. Se consulta, se proyecta, se revisa... todo con el amado.
San Ignacio de Loyola nos decía que al comenzar la oración siempre le pidamos a Dios que nos de "conocimiento interno de Jesucristo para más amarle y seguirle".
PSICOLOGÍA Y ORACIÓN
Muchos cristianos hacen buenos propósitos respecto a la oración y tienen un deseo sincero de unirse a Dios en ella, pero encuentran una verdadera dificultad a la hora de cumplir sus promesas. En ocasiones, la desgana, el no encontrar un hueco, la falta de concentración, etc., impiden que la oración se realice adecuadamente. En este sentido las aportaciones de la psicología nos ayudan enormemente, tanto a mejorar la calidad de la oración como a garantizar y asegurar su realización.
Algunos consejos útiles:
- Formarse un hábito de oración: Para ello será necesario reservar un tiempo fijo en un lugar determinado, donde, cada día acudiremos a nuestra cita con el Señor. (Mientras no exista un hábito no estará garantizada la oración).
- Procurar que el lugar predisponga y favorezca el encuentro con Dios: Será importante cuidar el sitio donde hacemos oración procurando que no se encuentre en él ningún elemento que distraiga la atención, más bien intentemos que existan otros que evoquen y faciliten la experiencia religiosa.
(Sí ayuda una vela encendida, una luz tenue, alguna imagen sagrada, y, por supuesto, si hacemos la oración en una iglesia silenciosa delante del sagrario, o ante el Santísimo expuesto).
Actividades parroquiales
De lunes a sábado.. 19:30 h.
Domingos .............. 10:00—11:30 h
Rezo del Santo Rosario
De lunes a sábado .. 19:00 h.
Exposición del Santísimo
Jueves .................... 18:30—19:30 h.
Domingos .............. 10:30—11:30 h.
Confesiones
Media hora antes a cada Misa
Cuando alguien lo solicite
Despacho Parroquial
Martes, miércoles
y jueves ................ 18:00—19:00 h.
Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.
Tiempo de Cuaresma
El próximo miércoles día 14, miércoles de CENIZA, comenzamos el tiempo de Cuaresma que nos preparará para las próximas fiestas pascuales. La celebración de la Eucaristía será a las 19:30 h
Ayuno: implica a las personas desde los 18 a los 59 años.
Abstinencia: implica a las personas desde los 14 años en adelante.
Son días de ayuno y abstinencia el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo
Son días de abstinencia los viernes
El ejemplo de los Santos
14 de Febrero: SAN VALENTÍN
De acuerdo con la tradición católica, durante la segunda mitad del siglo III existieron, al menos, tres santos con el nombre de Valentín, a los que podría asociarse esta celebración. Sin embargo, la historia más popular es la de un médico romano, Valentín.
Según esta versión, Valentín se convirtió en sacerdote y se opuso al emperador Claudio II "El Gótico" cuando éste prohibió el matrimonio entre jóvenes, ya que éste pensaba que aquellos solteros eran mejores soldados.
Así, Valentín siguió casando a los jóvenes en secreto, hasta que fue descubierto por soldados romanos, razón por la cual fue decapitado por orden de Claudio II en el año 270 d.C. Posteriormente, el papa Gelasio I estableció el 14 de febrero en el calendario litúrgico católico como la festividad para celebrar a San Valentín, en el año 496 d.C.
Aunque algunos historiadores atribuyen esta fecha a la historia de San Valentín, existe también la versión de si esta festividad en realidad estaba destinada a reemplazar el festival de fertilidad pagano Lupercalia, cuyos orígenes se remontan a la Antigua Roma.
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