HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Domingo 16 de Octubre de 2016
Queridos hermanos:
Dice el catecismo de los niños Jesús es el Señor: “No podemos vivir sin respirar. Tampoco podemos vivir como cristianos sin orar, sin hablar con Dios.” (pág. 100). Y en el apartado de fórmulas fe, en la pregunta 84 dice: “¿Es posible orar en todo momento? - Sí, es posible orar en todo momento pues el Señor está siempre presente en todos los acontecimientos de nuestra vida.”
De esta forma tan sencilla nos explica el Catecismo de los niños lo que Jesús nos cuenta este domingo con la parábola de la viuda importuna y el juez injusto y que el Catecismo mayor resume así: “es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe” (2613).
Decía el Papa Benedicto XVI: “A veces nos cansamos de orar, tenemos la impresión de que la oración no es tan útil para la vida, que es poco eficaz. Por ello, tenemos la tentación de dedicarnos a la actividad, a emplear todos los medios humanos para alcanzar nuestros objetivos, y no recurrimos a Dios. Jesús, en cambio, afirma que hay que orar siempre.” (Homilía. Domingo 17 de octubre de 2010).
Ante un juez que “ni temía a Dios ni le importaban los hombres” la viuda “insiste, pide sin cansarse, es importuna; así, al final logra obtener del juez el resultado.” (Idem). Si la viuda llega a obtener del juez injusto lo que pide por su insistencia… ¿Tenemos nosotros acaso un Dios injusto, un Dios al que no le importen los hombres? Sabemos que no. Nuestro Dios es misericordioso, bueno, justo. Escucha el clamor del pobre, del indigente. Del que le pide con confianza y perseverancia. Es por ello que se nos invita a la oración insistente. “Nunca debemos desesperar, sino insistir siempre en la oración.” (Idem).
Se nos suele olvidar que, entre los personajes que aparecen en el evangelio, está el adversario que le ha ocasionado a la viuda la injusticia que la lleva al juez. Jesús nos invita a “orar siempre sin desfallecer”. Ante nuestro Adversario el Diablo, que “se opone personalmente a Dios y a Su plan de salvación” (Catecismo 2864) se nos invita a amar a Dios con confianza suplicante y oración perseverante. “Quien confía en Dios, no tema al Demonio.” (Catecismo 2852).
Pero el Evangelio de hoy termina con una pregunta: “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”. Es decir: Cuando llegue Jesucristo, ¿encontrará afinadas y en tensión las cuerdas de nuestra alma, con la misma perseverancia e insistencia de la pobre e indefensa viuda?
“Contra nuestra inercia y nuestra pereza, el combate de la oración es el del amor humilde, confiado y perseverante.” (Catecismo 2742).
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desfallecer, les propuso esta parábola:
--«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario".
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió:
- -«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor.
EL PAPA COMENTA LA PARÁBOLA
DEL EVANGELIO
“La parábola evangélica que acabamos de escuchar (cf. Lc 18, 1-8) contiene una enseñanza importante: «Es preciso orar siempre sin desfallecer» (v. 1). Por lo tanto, no se trata de rezar alguna vez, cuando tengo ganas. No, Jesús dice que hay que «rezar siempre, sin desfallecer». Y presenta el ejemplo de la viuda y del juez.
El juez es un personaje poderoso, llamado a dar una sentencia según la Ley de Moisés. Por esto la tradición bíblica recomendaba que los jueces fuesen personas temerosas de Dios, dignas de fe, imparciales e incorruptibles (cf. Ex 18, 21). Al contrario, este juez «ni temía a Dios ni respetaba a los hombres» (v. 2). Era un juez inicuo, sin escrúpulos, que no tenía en cuenta la ley sino que hacía lo que quería, según su interés. A él se dirige una viuda para obtener justicia. Las viudas, junto con los huérfanos y los extranjeros, eran las categorías más débiles de la sociedad. Los derechos que les aseguraba la Ley podían ser pisoteados con facilidad porque, al ser personas solas y sin defensa, difícilmente podían hacerse valer: una pobre viuda, allí, sola, nadie la defendía, podían ignorarla, incluso no ofrecerle justicia. Así también el huérfano, así el extranjero, el inmigrante: en esa época era muy fuerte esta problemática. Ante la indiferencia del juez, la viuda recurre a su única arma: continuar insistentemente a importunarlo, presentándole su petición de justicia. Y precisamente con esta perseverancia alcanza el objetivo. El juez, en efecto, a un cierto punto la escucha, no por misericordia, ni porque la conciencia se lo impone; sencillamente admite: «Como esta viuda me causa molestia, le voy hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme» (v. 5).
De esta parábola Jesús saca una doble conclusión: si la viuda logra convencer al juez deshonesto con sus peticiones insistentes, cuánto más Dios, que es Padre bueno y justo, «hará justicia a sus elegidos, que están clamando a Él día y noche»; y además no «les hará esperar mucho tiempo», sino que actuará «con prontitud» (cf. vv. 7-8).
Por esto Jesús exhorta a rezar «sin desfallecer». Todos experimentamos momentos de cansancio y de desaliento, sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a diferencia del juez deshonesto, Dios escucha con prontitud a sus hijos, si bien esto no significa que lo haga en los tiempos y en las formas que nosotros quisiéramos. La oración no es una varita mágica. Ella ayuda a conservar la fe en Dios, a encomendarnos a Él incluso cuando no comprendemos la voluntad. En esto, Jesús mismo —¡que oraba mucho!— es un ejemplo para nosotros. La carta a los Hebreos recuerda que «habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente» (5, 7). A primera vista esta afirmación parece inverosímil, porque Jesús murió en la cruz. Sin embargo, la carta a los Hebreos no se equivoca: Dios salvó de verdad a Jesús de la muerte dándole sobre ella la completa victoria, pero el camino recorrido para obtenerla pasó a través de la muerte misma. La referencia a las súplicas que Dios escuchó remiten a la oración de Jesús en Getsemaní. Asaltado por la angustia inminente, Jesús ora al Padre que lo libre del cáliz amargo de la Pasión, pero su oración está invadida por la confianza en el Padre y se entrega sin reservas a su voluntad: «Pero —dice Jesús— no sea como yo quiero, sino como quieras tú» (Mt 26, 39). El objeto de la oración pasa a un segundo plano; lo que importa ante todo es la relación con el Padre. He aquí lo que hace la oración: transforma el deseo y lo modela según la voluntad de Dios, sea cual fuera, porque quien reza aspira ante todo a la unión con Dios, que es Amor misericordioso.
La parábola termina con una pregunta: «Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (v. 8). Y con esta pregunta nos alerta a todos: no debemos renunciar a la oración incluso si no se obtiene respuesta. La oración conserva la fe, sin la oración la fe vacila. Pidamos al Señor una fe que se convierta en oración incesante, perseverante, como la da la viuda de la parábola, una fe que se nutre del deseo de su venida. Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre viene al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso.” (Francisco. Audiencia. 25 de mayo de 2016).
2613 S. Lucas nos ha trasmitido tres parábolas principales sobre la oración:
La primera, "el amigo importuno" (cf Lc 11, 5-13), invita a una oración insistente: "Llamad y se os abrirá". Al que ora así, el Padre del cielo "le dará todo lo que necesite", y sobre todo el Espíritu Santo que contiene todos los dones.
La segunda, "la viuda importuna" (cf Lc 18, 1-8), está centrada en una de las cualidades de la oración: es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe. "Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?"
La tercera parábola, "el fariseo y el publicano" (cf Lc 18, 9-14), se refiere a la humildad del corazón que ora. "Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador". La Iglesia no cesa de hacer suya esta oración: "¡Kyrie eleison!".
2098 Los actos de fe, esperanza y caridad que ordena el primer mandamiento se realizan en la oración. La elevación del espíritu hacia Dios es una expresión de nuestra adoración a Dios: oración de alabanza y de acción de gracias, de intercesión y de súplica. La oración es una condición indispensable para poder obedecer los mandamientos de Dios. "Es preciso orar siempre sin desfallecer" (Lc 18,1).
2559 "La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes" (San Juan Damasceno, f. o. 3, 24). ¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde "lo más profundo" (Sal 130, 14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14). La humildad es la base de la oración. "Nosotros no sabemos pedir como conviene"(Rom 8, 26). La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (cf San Agustín, serm 56, 6, 9).
2573 La oración (se entiende) como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia (cf Gn 32, 25-31; Lc 18, 1-8).
“Es preciso, como prueba grande y decisiva de caridad y cercanía plena, junto a todas las ayudas e inseparable de ellas, elevar ahora la plegaria llena de confianza por Haití, y clamar desde lo hondo al Señor, todopoderoso e infinito en su compasión, que tenga piedad y acoja a los que han muerto y los tenga junto a Sí, que esté al lado de los heridos y maltrechos, de todas las todavía innumerables víctimas y de las familias afectadas, que les muestre su favor como a todos nos lo ha mostrado de manera tan admirable en el Hijo suyo enviado en carne a los hombres, a los que no desdeña llamar hermanos, cuyos sufrimientos ha asumido, y cuya muerte y destrucción ha vencido con su cruz y resurrección. Que ilumine su Rostro sobre ellos y que hallen en Él toda gracia, auxilio, esperanza y consuelo. Que a todos nos conceda volver a Él, esperar en Él, para amar con su mismo amor, como Él, solidario tan total con lo más hondo de los sufrimientos de los hombres, y para que los hombres vivan confiando en su misericordia que siempre es grande y fiel, inmensa, y que nunca falla.” (De la carta de D. Antonio Cardenal Cañizares. Solidaridad ante la gran tragedia de Haití. 12-10-2016).
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha dispuesto que, “con carácter de urgencia se realice en toda la diócesis el sábado 29 y domingo 30 de octubre, una colecta especial de emergencia destinada a ayudar a los damnificados de Haití por el huracán Matthew”.
En una carta a todos los fieles diocesanos, el Cardenal les exhorta a “no ser espectadores pasivos y satisfechos ante tanto sufrimiento y desastre”, sino a “mostrar nuestra más grande y noble solidaridad: generosa, amplia y sin fisuras, con aquellos hermanos nuestros, a los que debemos ayudar”.
Cáritas Diocesana de Valencia ha abierto ya la siguiente cuenta bancaria para los damnificados:
ES18 2038 6309 19 6000004314
El próximo 22 de octubre de 2016, dentro del Jubileo de la Misericordia y del Santo Cáliz, celebraremos el Jubileo de los catequistas.
El horario de la Peregrinación será el siguiente:
Nos encontraremos a las 10.15 h en la Iglesia de San Esteban de Valencia para salir en peregrinación hacia la Puerta de los Hierros de la Catedral. Allí seremos recibidos por el Cardenal y atravesaremos juntos la Puerta Santa. Seguidamente celebraremos la Eucaristía.
Quedan 216 € para cubrir el coste del Aire Acondicionado. Ayúdanos.
Cáritas parroquial recaudó la semana pasada 504,44 €. Muchas gracias.
Hacía falta.
Puedes hacer tu donativo entregándolo en la parroquia, en mano al sacerdote, en el buzón parroquial o en la cuenta
que la parroquia tiene
en BANKIA (Paseo Germanías 82)
2038-6230-75-3000420970
1. El lunes 17 de octubre a las 9 noche en el templo parroquial comienza el cursillo prematrimonial en nuestra parroquia de San Francisco de Borja de Gandía. Continuarán los lunes y jueves a las 9 noche durante varias sesiones.
2. El lunes, martes y miércoles a las 5.30 tarde habrá reunión con los padres de 1º, 2º y 3er curso de la catequesis de infancia Jesús es el Señor.
3. La catequesis del Buen Pastor para niños de 3 a 5 años comenzará el 21 de octubre a las 17.45 h. Este año también se ofertará martes y viernes de 17.45 a 19.00 h. y sábados de 11.30 a 12.45 h.
4. El jueves pasado a las 20.00 h., comenzó el curso de la especialidad del Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas, Sede Gandía, sobre Doctrina Social de la Iglesia, a cargo del Profesor Rvdo. D. Ferrán Lluch Girbés.
5. El horario de misas en invierno será el siguiente: De lunes a viernes: 19.30 h. Los sábados y vísperas de fiesta: 18.00 h.; 19.30 h. y 21.00 h. Los domingos y festivos: 10.00; 11.30 h.; 19.30 h.
6. El sábado 22 de octubre a las 6 tarde será la acogida de los niños que están en el primer curso de la catequesis parroquial.
7. El domingo 23 de octubre a las 19.00 h. será la entrada de D. Juan José Monfort como nuevo párroco de la Sagrada Familia.
8. YA ESTÁ A SU DISPOSICIÓN EL EVANGELIO 2017 Y LIBRETAS PARA APUNTES.
Del 17 al 23 de octubre de 2016
Lunes 17. San Ignacio de Antioquía. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. D. Roberto Aznar García; Pilar Moratal Monzó.
Martes 18. Fiesta de San Lucas, evangelista. 19.30 h.: En sufragio de: Pilar Moratal Monzó; Dif. Fam. Calvet-Sancho.
Miércoles 19. San Pedro de Alcantara. 19.30 h.: En sufragio de: Pilar Moratal Monzó.
Jueves 20. 19.30 h.: En sufragio de: Pilar Moratal Monzó; Dif. Fam. Espí-Sanchis.
Viernes 21. 19.30 h.: En sufragio de: Pilar Moratal Monzó; Rvdo. D. Salvador Bertomeu González.
Sábado 22. Por la mañana: San Juan Pablo II. Por la tarde: Domingo XXX del T.O. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Pilar Moratal Monzó. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención. Domingo 23.
Domingo XXX del T.O. 10.00 h.: En sufragio de: Pilar Moratal Monzó. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles.
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio. Tengan en cuenta que ahora somos tres sacerdotes a su servicio en la parroquia.
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