HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Domingo 8 de Mayo de 2016
Queridos hermanos:
Celebramos este domingo la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Es una solemnidad cargada de esperanza. Él es nuestra cabeza. Dice el catecismo: “Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con él eternamente.” (nº 666). Jesucristo nos precede y nos espera, y al mismo tiempo, con un cuerpo glorioso, nos acompaña a todos sus miembros que peregrinamos en este mundo. “La caridad todo lo espera” (1 Co 13,7). Habla de esto el Papa en su reciente exhortación. Jesucristo nos ama con paciente espera. Todo lo espera. Este amor “indica la espera de quien sabe que el otro puede cambiar. Siempre espera que sea posible una maduración, un sorpresivo brote de belleza, que las potencialidades más ocultas de su ser germinen algún día.” (Amoris Laetitia 116)
Así pues, no desesperemos de nosotros mismos ni de nadie. Pues el amor todo lo espera. Cada uno está llamado a la plenitud del cielo, a estar con él eternamente. También aquel que parece no cambiar. El amor que Cristo nos tiene “no desespera del futuro.” (Id. 116). El futuro está en manos de Dios. Muchas cosas no saldrán como queremos. El amor que todo lo espera “implica aceptar que algunas cosas no sucedan como uno desea, sino que quizás Dios escriba derecho con las líneas torcidas de una persona y saque algún bien de los males que ella no logre superar en esta tierra. Aquí se hace presente la esperanza en todo su sentido, porque incluye la certeza de una vida más allá de la muerte. Esa persona, con todas sus debilidades, está llamada a la plenitud del cielo. Allí, completamente transformada por la resurrección de Cristo, ya no existirán sus fragilidades, sus oscuridades ni sus patologías. Allí el verdadero ser de esa persona brillará con toda su potencia de bien y de hermosura. Eso también nos permite, en medio de las molestias de esta tierra, contemplar a esa persona con una mirada sobrenatural, a la luz de la esperanza, y esperar esa plenitud que un día recibirá en el Reino celestial, aunque ahora no sea visible”. (Id. 116-117). Son muchos los santos que han encontrado el sentido de su vida, su vocación y a Jesucristo a través de la enfermedad. Por poner dos casos: San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola. O bien después de una vida moralmente disoluta, por ejemplo San Agustín. Son las líneas rectas de Dios en los renglones torcidos de la historia. Es el misterio fecundo de la cruz. Verdadera escalera que lleva al cielo, como decía Santa Rosa de Lima.
Este amor que todo lo espera lo infunde Jesucristo Cabeza en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. Por ello pidámoslo de corazón: Ven Espíritu Santo.
Jesús, vuestro párroco
+ Conclusión del santo evangelio según san Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: — «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor.
662 "Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32). La elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Es su comienzo. Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, no "penetró en un Santuario hecho por mano de hombre, ... sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9, 24). En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. "De ahí que pueda salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor"(Hb 7, 25). Como "Sumo Sacerdote de los bienes futuros"(Hb 9, 11), es el centro y el oficiante principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos (cf. Ap 4, 6-11).
666 Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con él eternamente.
667 Jesucristo, habiendo entrado una vez por todas en el santuario del cielo, intercede sin cesar por nosotros como el mediador que nos asegura permanentemente la efusión del Espíritu Santo.
797 El Espíritu Santo hace de la Iglesia "el Templo del Dios vivo" (2 Co 6, 16; cf. 1 Co 3, 16-17;Ef 2,21): En efecto, es a la misma Iglesia, a la que ha sido confiado el "Don de Dios ...Es en ella donde se ha depositado la comunión con Cristo, es decir el Espíritu Santo, arras de la incorruptibilidad, confirmación de nuestra fe y escala de nuestra ascensión hacia Dios ...Porque allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia. (San Ireneo, haer. 3, 24, 1).
2795 En Cristo se han reconciliado el cielo y la tierra, porque el Hijo "ha bajado del cielo", solo, y nos hace subir allí con él, por medio de su Cruz, su Resurrección y su Ascensión.
¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO
DE LA ASCENSIÓN?
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS
PARA NUESTRA VIDA?
¿QUÉ SIGNIFICA CONTEMPLAR A JESÚS SENTADO
A LA DERECHA DEL PADRE?
En el Credo encontramos afirmado que Jesús «subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre». La vida terrena de Jesús culmina con el acontecimiento de la Ascensión, es decir, cuando Él pasa de este mundo al Padre y es elevado a su derecha. ¿Cuál es el significado de este acontecimiento? ¿Cuáles son las consecuencias para nuestra vida? ¿Qué significa contemplar a Jesús sentado a la derecha del Padre? En esto, dejémonos guiar por el evangelista Lucas.
Partamos del momento en el que Jesús decide emprender su última peregrinación a Jerusalén. San Lucas señala: «Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de caminar a Jerusalén» (Lc 9, 51). Mientras «sube» a la Ciudad santa, donde tendrá lugar su «éxodo» de esta vida, Jesús ve ya la meta, el Cielo, pero sabe bien que el camino que le vuelve a llevar a la gloria del Padre pasa por la Cruz, a través de la obediencia al designio divino de amor por la humanidad. El Catecismo de la Iglesia católica afirma que «la elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo» (n. 662). También nosotros debemos tener claro, en nuestra vida cristiana, que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, también cuando requiere sacrificio, requiere a veces cambiar nuestros programas. La Ascensión de Jesús tiene lugar concretamente en el Monte de los Olivos, cerca del lugar donde se había retirado en oración antes de la Pasión para permanecer en profunda unión con el Padre: una vez más vemos que la oración nos dona la gracia de vivir fieles al proyecto de Dios.
Al final de su Evangelio, san Lucas narra el acontecimiento de la Ascensión de modo muy sintético. Jesús llevó a los discípulos «hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios» (24, 50-53). Así dice san Lucas. Quisiera destacar dos elementos del relato. Ante todo, durante la Ascensión Jesús realiza el gesto sacerdotal de la bendición y con seguridad los discípulos expresan su fe con la postración, se arrodillan inclinando la cabeza. Este es un primer punto importante: Jesús es el único y eterno Sacerdote que, con su Pasión, atravesó la muerte y el sepulcro y resucitó y ascendió al Cielo; está junto a Dios Padre, donde intercede para siempre en nuestro favor (cf. Hb 9, 24). Como afirma san Juan en su Primera Carta, Él es nuestro abogado: ¡qué bello es oír esto! Cuando uno es llamado por el juez o tiene un proceso, lo primero que hace es buscar a un abogado para que le defienda. Nosotros tenemos uno, que nos defiende siempre, nos defiende de las asechanzas del diablo, nos defiende de nosotros mismos, de nuestros pecados. Queridísimos hermanos y hermanas, contamos con este abogado: no tengamos miedo de ir a Él a pedir perdón, bendición, misericordia. Él nos perdona siempre, es nuestro abogado: nos defiende siempre. No olvidéis esto. La Ascensión de Jesús al Cielo nos hace conocer esta realidad tan consoladora para nuestro camino: en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nuestra humanidad ha sido llevada junto a Dios; Él nos abrió el camino; Él es como un jefe de cordada cuando se escala una montaña, que ha llegado a la cima y nos atrae hacia sí conduciéndonos a Dios. Si confiamos a Él nuestra vida, si nos dejamos guiar por Él, estamos ciertos de hallarnos en manos seguras, en manos de nuestro salvador, de nuestro abogado.
Un segundo elemento: san Lucas refiere que los Apóstoles, después de haber visto a Jesús subir al cielo, regresaron a Jerusalén «con gran alegría». Esto nos parece un poco extraño. Generalmente cuando nos separamos de nuestros familiares, de nuestros amigos, por un viaje definitivo y sobre todo con motivo de la muerte, hay en nosotros una tristeza natural, porque no veremos más su rostro, no escucharemos más su voz, ya no podremos gozar de su afecto, de su presencia. En cambio el evangelista subraya la profunda alegría de los Apóstoles. ¿Cómo es esto? Precisamente porque, con la mirada de la fe, ellos comprenden que, si bien sustraído a su mirada, Jesús permanece para siempre con ellos, no los abandona y, en la gloria del Padre, los sostiene, los guía e intercede por ellos.” (Francisco. Audiencia. Miércoles 17 de abril de 2013)
Señor Jesús, que subes al cielo, a la derecha del Padre, victorioso del pecado y de la muerte; que has reconciliado el cielo y la tierra, porque "has bajado del cielo", solo, y nos hace subir allí contigo, por medio de tu Cruz, tu Resurrección y tu Ascensión. (cf. Catecismo 2795).
Señor Jesús, al ascender nos estás diciendo, no que te vas, sino que estás en medio de nosotros de un modo nuevo; ahora puedes estar presente en todo espacio y tiempo, cerca de cada uno de nosotros y así en nuestra vida, nunca estamos solos, contamos contigo abogado que nos esperas y nos defiendes en los problemas y dificultades, en las alegrías y esperanzas. (cf. Francisco. Audiencia. Miércoles 17 de abril de 2013). Desde el Padre envías otro abogado: El Espíritu Santo. Pues nos invitaste a pedir, a buscar y a llamar, concédenos este Santo Espíritu que nos ayude a no separarnos de Ti. Gracias, Señor.
¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO
DE LA ASCENSIÓN?
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS
PARA NUESTRA VIDA?
¿QUÉ SIGNIFICA CONTEMPLAR A JESÚS SENTADO
A LA DERECHA DEL PADRE?
En el Credo encontramos afirmado que Jesús «subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre». La vida terrena de Jesús culmina con el acontecimiento de la Ascensión, es decir, cuando Él pasa de este mundo al Padre y es elevado a su derecha. ¿Cuál es el significado de este acontecimiento? ¿Cuáles son las consecuencias para nuestra vida? ¿Qué significa contemplar a Jesús sentado a la derecha del Padre? En esto, dejémonos guiar por el evangelista Lucas.
Partamos del momento en el que Jesús decide emprender su última peregrinación a Jerusalén. San Lucas señala: «Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de caminar a Jerusalén» (Lc 9, 51). Mientras «sube» a la Ciudad santa, donde tendrá lugar su «éxodo» de esta vida, Jesús ve ya la meta, el Cielo, pero sabe bien que el camino que le vuelve a llevar a la gloria del Padre pasa por la Cruz, a través de la obediencia al designio divino de amor por la humanidad. El Catecismo de la Iglesia católica afirma que «la elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo» (n. 662). También nosotros debemos tener claro, en nuestra vida cristiana, que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, también cuando requiere sacrificio, requiere a veces cambiar nuestros programas. La Ascensión de Jesús tiene lugar concretamente en el Monte de los Olivos, cerca del lugar donde se había retirado en oración antes de la Pasión para permanecer en profunda unión con el Padre: una vez más vemos que la oración nos dona la gracia de vivir fieles al proyecto de Dios.
Al final de su Evangelio, san Lucas narra el acontecimiento de la Ascensión de modo muy sintético. Jesús llevó a los discípulos «hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios» (24, 50-53). Así dice san Lucas. Quisiera destacar dos elementos del relato. Ante todo, durante la Ascensión Jesús realiza el gesto sacerdotal de la bendición y con seguridad los discípulos expresan su fe con la postración, se arrodillan inclinando la cabeza. Este es un primer punto importante: Jesús es el único y eterno Sacerdote que, con su Pasión, atravesó la muerte y el sepulcro y resucitó y ascendió al Cielo; está junto a Dios Padre, donde intercede para siempre en nuestro favor (cf. Hb 9, 24). Como afirma san Juan en su Primera Carta, Él es nuestro abogado: ¡qué bello es oír esto! Cuando uno es llamado por el juez o tiene un proceso, lo primero que hace es buscar a un abogado para que le defienda. Nosotros tenemos uno, que nos defiende siempre, nos defiende de las asechanzas del diablo, nos defiende de nosotros mismos, de nuestros pecados. Queridísimos hermanos y hermanas, contamos con este abogado: no tengamos miedo de ir a Él a pedir perdón, bendición, misericordia. Él nos perdona siempre, es nuestro abogado: nos defiende siempre. No olvidéis esto. La Ascensión de Jesús al Cielo nos hace conocer esta realidad tan consoladora para nuestro camino: en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nuestra humanidad ha sido llevada junto a Dios; Él nos abrió el camino; Él es como un jefe de cordada cuando se escala una montaña, que ha llegado a la cima y nos atrae hacia sí conduciéndonos a Dios. Si confiamos a Él nuestra vida, si nos dejamos guiar por Él, estamos ciertos de hallarnos en manos seguras, en manos de nuestro salvador, de nuestro abogado.
Un segundo elemento: san Lucas refiere que los Apóstoles, después de haber visto a Jesús subir al cielo, regresaron a Jerusalén «con gran alegría». Esto nos parece un poco extraño. Generalmente cuando nos separamos de nuestros familiares, de nuestros amigos, por un viaje definitivo y sobre todo con motivo de la muerte, hay en nosotros una tristeza natural, porque no veremos más su rostro, no escucharemos más su voz, ya no podremos gozar de su afecto, de su presencia. En cambio el evangelista subraya la profunda alegría de los Apóstoles. ¿Cómo es esto? Precisamente porque, con la mirada de la fe, ellos comprenden que, si bien sustraído a su mirada, Jesús permanece para siempre con ellos, no los abandona y, en la gloria del Padre, los sostiene, los guía e intercede por ellos.” (Francisco. Audiencia. Miércoles 17 de abril de 2013)
Señor Jesús, que subes al cielo, a la derecha del Padre, victorioso del pecado y de la muerte; que has reconciliado el cielo y la tierra, porque "has bajado del cielo", solo, y nos hace subir allí contigo, por medio de tu Cruz, tu Resurrección y tu Ascensión. (cf. Catecismo 2795).
Señor Jesús, al ascender nos estás diciendo, no que te vas, sino que estás en medio de nosotros de un modo nuevo; ahora puedes estar presente en todo espacio y tiempo, cerca de cada uno de nosotros y así en nuestra vida, nunca estamos solos, contamos contigo abogado que nos esperas y nos defiendes en los problemas y dificultades, en las alegrías y esperanzas. (cf. Francisco. Audiencia. Miércoles 17 de abril de 2013). Desde el Padre envías otro abogado: El Espíritu Santo. Pues nos invitaste a pedir, a buscar y a llamar, concédenos este Santo Espíritu que nos ayude a no separarnos de Ti. Gracias, Señor.
Este domingo 8 de mayo se realizará un encuentro de oración y predicación de la Buena Noticia llamados Misión en las Plazas con el Papa Francisco.
Es una reunión festiva, de oración y de anuncio del Evangelio durante una hora. Será en el parque de las Esclavas a partir de las 11.30 h.
Te invitamos.
Todas las parroquias de la diócesis de Valencia destinarán este fin de semana las colectas de las misas para la construcción de nuevas iglesias, o su reconstrucción y mantenimiento, e incluirán oraciones específicas coincidiendo con la celebración, este domingo, del Día de los Nuevos Templos. Esta celebración, tiene como lema “todo camino empieza con un pequeño paso”. Nuestro arzobispo indica que “nuestra aportación, por pequeña que parezca, es un signo de comunión y corresponsabilidad con la Iglesia que camina en Valencia”.
Escuelas Católicas y Colegios Diocesanos convocan una concentración en defensa de la libertad de enseñanza el día 22 de mayo en la Plaza de la Virgen a las 12 horas, en protesta por el cierre de unidades.
1. FIESTAS EN HONOR A LA VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS. El domingo 8 de mayo a las 12.30 será la Misa Solemne presidida en Honor de Ntra. Sra. la Virgen de los Desamparados, patrona de Gandía, por el Sr. Abad. Y a las 20.00 h. la Procesión.
2. El lunes 9 de mayo a las 17.30 h. habrá reunión con los padres de 1º de comunión.
3. El lunes 9 de mayo a las 20.30 h. en los locales parroquiales se reunirá el grupo del IDE y miembros del Consejo de pastoral para desarrollar el documento de trabajo de cara al Plan Pastoral Diocesano de Evangelización.
4. Los niños que comulgan el domingo que viene ensayarán la celebración de lunes a jueves.
5. El Domingo 15 de mayo se suprime la Misa de 11.00 h. debido a la celebración de las Primeras Comuniones.
6. Información del Campamento: El campamento de este año se realizará del 10 al 17 de julio en la población de Uña (Cuenca) en el Albergue la Canadilla (www.alberguelacanadilla. com) para niños entre 6 y 12 años. Es un campamento organizado por las Parroquias de Cristo Rey y San Francisco de Borja de Gandía. La reunión informativa para los padres (normas, actividades, consejos…) se realizará el viernes 17 de junio en la Parroquia de San Francisco de Borja de Gandía a las 20.30 h.
7. Información del viaje de Anatolé con las familias de la parroquia. Se realizará en Jaca, siguiendo las huellas del Santo Cáliz, del 12 al 15 de agosto.
8. Del 29 de junio al 3 de julio tendrá lugar la peregrinación diocesana a Lourdes presidida por nuestro arzobispo. Se podrá ir en autocar, tren o avión. Para más información: Elena Navarro. Móvil: 675 724 509.
9. Colectas: Santos Lugares para Tierra Santa: 461 €.
En favor de Ucrania: 1.124 €.
Del 9 al 15 de mayo de 2016
Lunes 9. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Calvet-Sancho.
Martes 10. San Juan de Ávila. 19.30 h.: Sin intención.
Miércoles 11. 19.30 h.: Sin intención.
Jueves 12. San Pancracio Mártir. 19.30 h.: Sin intención.
Viernes 13. Ntra. Sra. de Fátima. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 14. Por la mañana: Fiesta de San Matías, apóstol. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Manuel Gómez y Carmen Gassent. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 15. SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS. 9.30 h.: Sin intención. Se suprime la Misa de 11.00 h. por las Primeras Comuniones. 12.00 h. Pro Pópulo. PRIMERAS COMUNIONES. 19.30 h.: Sin intención.
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