HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Domingo 06.03.2016
MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE
Queridos hermanos:
Escuchamos este domingo el evangelio que con simplicidad y belleza nos narra las entrañas de misericordia de nuestro Dios que ama, espera, se inclina, y regenera al pecador con el perdón que dignifica: la parábola del Padre misericordioso.
¿Cómo reacciona ante el perdón el pecador? Sorprendido de la gratuidad del amor, se deja amar. El hijo menor, tras la indignidad en que ha vivido, entrar en sí mismo, recapacitar de su situación miserable, desear volver, ponerse en camino y preparar su discurso, se deja abrazar, vestir, calzar, recuperar la dignidad de hijo con el anillo y participar de una gran fiesta que el Padre le ha preparado. Y es que “en los momentos difíciles el Padre responde. Recordemos a Isaac cuando se va con Abraham a hacer el sacrificio: Isaac no era tonto, se había dado cuenta de que llevaban la leña, el fuego, pero no el cordero para hacer el sacrificio. ¡Tenía angustia en el corazón! ¿Y qué dice? ‘¡Padre!’. Y enseguida le responde: ‘¡Aquí estoy, hijo mío!’ El Padre responde. Así, Jesús, en el Huerto de los Olivos, dice “con esa angustia en el corazón: ‘¡Padre, si es posible que pase lejos de mí este cáliz!’. Y los ángeles bajaron a darle fuerza. Así es nuestro Dios: ¡es un Padre! ¡Un Padre así!”. Un Padre como el que espera al hijo pródigo que se fue “con todo el dinero, toda la herencia. Pero el padre lo esperaba” todos los días y “lo vio desde lejos”. “¡Este es nuestro Dios!”. (Francisco. Homilía. 4 de febrero de 2014).
¿Cómo reacciona ante el perdón el que se cree justo? Piensa que se ha cometido una injusticia. El hijo menor no se merece ese trato. En cambio él sí. No llama a su padre como tal. Y desprecia a su hermano llamándolo: “ese hijo tuyo”. El Papa Francisco comenta el peligro en el que vive el hijo mayor: “¿El peligro cuál es? Es que presumamos de ser justos, y juzguemos a los demás. Juzguemos también a Dios, porque pensamos que debería castigar a los pecadores, condenarles a muerte, en lugar de perdonar. Entonces sí que nos arriesgamos a permanecer fuera de la casa del Padre. Como ese hermano mayor de la parábola, que en vez de estar contento porque su hermano ha vuelto, se enfada con el padre que le ha acogido y hace fiesta. Si en nuestro corazón no hay la misericordia, la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios, aunque observemos todos los preceptos, porque es el amor lo que salva, no la sola práctica de los preceptos.” (Francisco. Ángelus. 15 de septiembre de 2013)
En este Día del Seminario 2016 ofrezcamos nuestra oración por los sacerdotes, agradeciendo a Dios por el don de su sacerdocio, por hacerlos instrumento de su misericordia al enviarlos a reconciliar, y dar el perdón. Pidamos también por las vocaciones sacerdotales, haciendo nuestro el mandato de pedir obreros para su mies (cf. Lc 10, 2), testigos misericordiosos del Amor de Dios.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: —«Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: —«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.
Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.”
Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.”
Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.” Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.” El padre le dijo:
“Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”»
Palabra del Señor.
1439 El proceso de la conversión y de la penitencia fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola llamada "del hijo pródigo", cuyo centro es "el Padre misericordioso" (Lc 15,11-24): la fascinación de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en que el hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna; la humillación profunda de verse obligado a apacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de las algarrobas que comían los cerdos; la reflexión sobre los bienes perdidos; el arrepentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el camino del retorno; la acogida generosa del padre; la alegría del padre: todos estos son rasgos propios del proceso de conversión. El mejor vestido, el anillo y el banquete de fiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna, llena de alegría que es la vida del hombre que vuelve a Dios y al seno de su familia, que es la Iglesia. Sólo el corazón de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza.
INVITACIÓN A RECIBIR EL SACRAMENTO DEL PERDÓN EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA
“Dos son las grandes áreas en la que la Iglesia practica la misericordia: la acogida a los pecadores y la presencia afectiva y efectiva junto a los necesitados. La mentalidad contemporánea es sensible a la misericordia para con los desvalidos. Pero ¿lo es tanto en el ejercicio de la misericordia para con los pecadores? El pecado se ha desdibujado del mapa de intereses de nuestro entorno: se ha diluido el pecado y a veces, incluso, enaltecido al pecador. Para Jesús el pecado es una tragedia que degrada al ser humano al separarlo de Dios y despojarlo de su condición de hijo. Y tiene una repercusión social en toda la comunidad. El pecado deja tras de sí una situación personal y social que degenera la realidad y daña y envilece a la persona pecadora y a sus víctimas. Jesús se revela ante el pecado y quiere erradicarlo. Ante el pecador se inclina, le acoge y perdona.” (Conferencia Episcopal Española. Reflexión teológica. Día del Seminario 2016).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA FRANCISCO
“¡Dios es alegre! ¿Y cuál es la alegría de Dios? La alegría de Dios es perdonar, ¡la alegría de Dios es perdonar! Es la alegría de un pastor que reencuentra su oveja; la alegría de una mujer que halla su moneda; es la alegría de un padre que vuelve a acoger en casa al hijo que se había perdido, que estaba como muerto y ha vuelto a la vida, ha vuelto a casa. ¡Aquí está todo el Evangelio! (…) La misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del «cáncer» que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual.
Jesús es todo misericordia, Jesús es todo amor: es Dios hecho hombre. Cada uno de nosotros, cada uno de nosotros, es esa oveja perdida, esa moneda perdida; cada uno de nosotros es ese hijo que ha derrochado la propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de felicidad, y ha perdido todo. Pero Dios no nos olvida, el Padre no nos abandona nunca. Es un padre paciente, nos espera siempre. Respeta nuestra libertad, pero permanece siempre fiel. Y cuando volvemos a Él, nos acoge como a hijos, en su casa, porque jamás deja, ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor. Y su corazón está en fiesta por cada hijo que regresa. Está en fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría, cuando uno de nosotros pecadores va a Él y pide su perdón.
¿El peligro cuál es? Es que presumamos de ser justos, y juzguemos a los demás. Juzguemos también a Dios, porque pensamos que debería castigar a los pecadores, condenarles a muerte, en lugar de perdonar. Entonces sí que nos arriesgamos a permanecer fuera de la casa del Padre. Como ese hermano mayor de la parábola, que en vez de estar contento porque su hermano ha vuelto, se enfada con el padre que le ha acogido y hace fiesta. Si en nuestro corazón no hay la misericordia, la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios, aunque observemos todos los preceptos, porque es el amor lo que salva, no la sola práctica de los preceptos. Es el amor a Dios y al prójimo lo que da cumplimiento a todos los mandamientos. Y éste es el amor de Dios, su alegría: perdonar. ¡Nos espera siempre! Tal vez alguno en su corazón tiene algo grave: «Pero he hecho esto, he hecho aquello...». ¡Él te espera! Él es padre: ¡siempre nos espera!
Si nosotros vivimos según la ley «ojo por ojo, diente por diente», nunca salimos de la espiral del mal. El Maligno es listo, y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos salvarnos y salvar el mundo. En realidad sólo la justicia de Dios nos puede salvar. Y la justicia de Dios se ha revelado en la Cruz: la Cruz es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre este mundo. ¿Pero cómo nos juzga Dios? ¡Dando la vida por nosotros! He aquí el acto supremo de justicia que ha vencido de una vez por todas al Príncipe de este mundo; y este acto supremo de justicia es precisamente también el acto supremo de misericordia. Jesús nos llama a todos a seguir este camino: «Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso» (Lc 6, 36). (Francisco. Ángelus. 15 de septiembre de 2013)
Dios Padre, que esperas con los brazos abiertos a cuantos se acercan a Ti,
reconociendo su debilidad y su pecado.
Ayuda a quienes tú eliges como ministros del perdón para que, respondiendo con generosa entrega, modelen su corazón con el signo de la compasión, la comprensión y el amor.
Hazlos humildes ministros tuyos, presencia de tu misericordia en medio de este mundo, para que hagan eficaz en él la fuerza de tu fidelidad y de tu amor.
Marca su vida con el signo de una compasión
que no solo comprende el sufrimiento,
sino que acude a socorrer a cuantos sufren.
Transforma toda su persona en manos que acogen y acarician
para ser «misericordiosos como el Padre». Por Cristo, tu Hijo, nuestro Señor, que se entregó por nuestra salvación. Amén.
Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. Os recordamos que durante toda la cuaresma, en los días laborables, a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes en el Templo parroquial de modo solemne y cantado. A su vez, los viernes de Cuaresma se rezará el Santo Rosario a las 18.30 h. y se hará el Ejercicio del Vía Crucis a las 7 tarde.
Os invitamos a poner en práctica con alegría las obras de misericordia corporales y espirituales, Decía San Camilo de Lelis: “Los pobres enfermos son pupila y corazón de Dios. Son la prolongación de la humanidad sufriente de Cristo. Lo que se hace a los pobrecillos se hace al mismo Dios. Decía a sus colaboradores: “¡Más corazón, quiero ver más afecto materno! ¡Más alma en las manos!”
En la cruz a la entrada de la Iglesia el Equipo de Cáritas coloca diversas necesidades y unos sobres para facilitar la ayuda.
Celebramos este domingo el Día del Seminario que, en el Año de la Misericordia, lleva por lema, “Enviados a reconciliar”. Cuántas veces habremos escuchado por la calle expresiones como «¿y qué le importará al cura lo que yo haga?» o «yo me confieso directamente con Dios».
¿Por qué el sacramento de la reconciliación precisa del sacerdote? Pues sencillamente porque Cristo quiso continuar su obra de curación y de salvación mediante la Iglesia. Y por ello a ella le deja la fuerza de su Espíritu (CCE, n. 1421). Concretamente confía el ministerio de la reconciliación a sus Apóstoles (cf. Jn 20, 23; 2 Cor 5, 18), el cual sigue siendo realizado hoy por sus sucesores, los obispos, y sus colaboradores, los sacerdotes (cf. CCE, n. 1461).
Esta no es una tarea más, es un envío concreto de Jesucristo a todos los sacerdotes: ejercer el ministerio pastoral buscando a las ovejas perdidas, alentándolas a participar de la reconciliación con Dios. Actuar como el buen samaritano curando sus heridas, acoger a quien ha errado en su vida como el Padre al Hijo pródigo. Efectivamente mediante la reconciliación el sacerdote está llamado a ser «misericordioso como el Padre» de una forma privilegiada (cf. Misericordiae Vultus, n. 13). El sacerdote es, en definitiva, «el signo y el instrumento del amor misericordioso de Dios con el pecador» (CCE, n. 1465). Y esta es una importante concreción de su misión.” (Conferencia Episcopal Española. Catequesis para adultos. Día del Seminario 2016).
1. PRIMER ANIVERSARIO DE LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA PERPETUA DE GANDÍA. El domingo 6 de marzo se celebrará la Eucaristía en la parroquia de la Sagrada Familia a las 6 de la tarde presidida por nuestro Arzobispo D. Antonio Cañizares. Tras la Eucaristía se trasladará el Santísimo Sacramento a la Iglesia de las Clarisas.
2. FORMACIÓN DE CATEQUISTAS: El lunes 7 de marzo a las 20.00 h. en los locales nuevos de la parroquia de San Francisco de Borja tendrá lugar una sesión sobre la Eucaristía.
3. Confesión pública de la fe de algunos miembros de la comunidad parroquial pertenecientes a la tercera comunidad neocatecumenal: martes 8 y jueves 10 de marzo a las 9 de la noche en el Templo parroquial.
4. El martes 8 de marzo a las 17.30 h. habrá reunión con los padres de 2º de Jesús es el Señor y el miércoles 9 de marzo con los padres de 3º.
6. El miércoles 9 de marzo a las 17.30 h. habrá oración del equipo de Cáritas y a las 21.30 h. se reunirán los catequistas de infancia para preparar la sesiones de formación de la Semana Santa para los niños.
7. El viernes 11 de marzo a las 21.30 h. en Tavernes de la Valldigna tendrá lugar el Vía Crucis arciprestal con jóvenes.
8. El sábado 12 de marzo de 10.00 a 13.00 h. será el retiro arciprestal de catequistas en la parroquia de San José de Tavernes de la Valldigna. A las 10.00 h. la acogida. A las 10.30 h. la oración de la Mañana. A las 11.00 h. la meditación. A las 12.00 h. Oración personal y confesiones. A las 13.00. Conclusión del retiro. Es abierto a todo el que lo desee. No os lo perdáis. Necesitamos retirarnos en oración y tratar muchas veces a solas con quien sabemos nos ama.
9. El sábado 12 de marzo en la misa de las 6 de la tarde los niños de 3º de Jesús es el Señor harán la Renovación de las Promesas del bautismo.
10. Recuerden que los días 18, 19 y 20 de marzo habrá un horario especial de misas en la Parroquia por ser la solemnidad de San José y el Domingo de Ramos.
Lunes 7. Santas Felicidad y Perpétua. 19.30 h.: En sufragio de: Manuel Viturro García.
Martes 8. San Juan de Dios. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova.
Miércoles 9. Santa Francisca Romana. 19.30 h.: Sin intención.
Jueves 10. 19.30 h.: Sin intención.
Viernes 11. 19.30 h.: En sufragio de: María Fernández Cazorla.
Sábado 12. Por la tarde: V de Cuaresma. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Martí-Montaner.
Domingo 13. V de Cuaresma. 9.30 h.: Sin intención. 11.00 h.: Sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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