Parroquia de Sant Francesc de Borja
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Domingo 27 de abril de 2014
II DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Este domingo segundo de Pascua celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. De las llagas de Cristo brota la Misericordia que perdona los pecados y que envía a la Iglesia a ser misericordia: “a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados”.
Además nos llena de alegría un acontecimiento eclesial importantísimo: la canonización de dos Papas: Juan XXIII y Juan Pablo II. Ambos son guías luminosos que han orientado a la Iglesia al ejercicio de la Divina Misericordia.
Sirvan estos dos botones de muestra de su magisterio: Decía el papa Juan en el Discurso de inicio del Concilio Vaticano II en el año 1962: “Al iniciarse el Concilio Ecuménico Vaticano II, es evidente como nunca que la verdad del Señor permanece para siempre. Vemos, en efecto, al pasar de un tiempo a otro, cómo las opiniones de los hombres se suceden excluyéndose mutuamente y cómo los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol. Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad…. La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad religiosa, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella”.
Y Juan Pablo II, en su segunda encíclica Dives in misericordia nos dice al final: “El misterio de Cristo que, desvelándonos la gran vocación del hombre, me ha impulsado a confirmar en la Encíclica Redemptor Hominis su incomparable dignidad, me obliga al mismo tiempo a proclamar la misericordia como amor compasivo de Dios, revelado en el mismo misterio de Cristo, Ello me obliga también a recurrir a tal misericordia y a implorarla en esta difícil, crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo. (…) En el nombre de Jesucristo, crucificado y resucitado, en el espíritu de su misión mesiánica, que permanece en la historia de la humanidad, elevemos nuestra voz y supliquemos que en esta etapa de la historia se revele una vez más aquel Amor que está en el Padre y que por obra del Hijo y del Espíritu Santo se haga presente en el mundo contemporáneo como más fuerte que el mal: más fuerte que el pecado y la muerte. Supliquemos por intercesión de Aquella que no cesa de proclamar «la misericordia de generación en generación», y también de aquellos en quienes se han cumplido hasta el final las palabras del sermón de la montaña: «Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia»
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: — «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: — «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
— «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
— «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: — «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: — «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomas: — «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: — «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor.
EL ACONTECIMIENTO HISTORICO Y TRANSCENDENTE
639 El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento. Ya San Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los Corintios: "Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce: "(1 Co 15, 3-4). El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco (cf. Hch 9, 3-18).
1442 Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. Sin embargo, confió el ejercicio del poder de absolución al ministerio apostólico, que está encargado del "ministerio de la reconciliación" (2 Cor 5,18). El apóstol es enviado "en nombre de Cristo", y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20).
1444 Al hacer partícipes a los apóstoles de su propio poder de perdonar los pecados, el Señor les da también la autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia. Esta dimensión eclesial de su tarea se expresa particularmente en las palabras solemnes de Cristo a Simón Pedro: "A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16,19). "Está claro que también el Colegio de los Apóstoles, unido a su Cabeza (cf Mt 18,18; 28,16-20), recibió la función de atar y desatar dada a Pedro (cf Mt 16,19)" LG 22).
“La cruz, incluso después de la resurrección del Hijo de Dios, "habla y no cesa nunca de decirque Dios-Padre es absolutamente fiel a su eterno amor por el hombre. (...) Creer en ese amor significa creer en la misericordia" (Dives in misericordia, 7). (…) Celebramos el II domingo de Pascua, que desde el año pasado, el año del gran jubileo, se llama también domingo de la Misericordia divina.
Un día Jesús le dijo a sor Faustina Kowalska, testigo y mensajera del amor misericordioso del Señor: "La humanidad no encontrará paz hasta que se dirija con confianza a la misericordia divina" (Diario, p. 132). ¡La misericordia divina! Este es el don pascual que la Iglesia recibe de Cristo resucitado y que ofrece a la humanidad, en el alba del tercer milenio.
El evangelio, que acabamos de proclamar, nos ayuda a captar plenamente el sentido y el valor de este don. El evangelista san Juan nos hace compartir la emoción que experimentaron los Apóstoles durante el encuentro con Cristo, después de su resurrección. Nuestra atención se centra en el gesto del Maestro, que transmite a los discípulos temerosos y atónitos la misión de ser ministros de la misericordia divina. Les muestra sus manos y su costado con los signos de su pasión, y les comunica: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo" (Jn 20, 21). E inmediatamente después "exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos"" (Jn 20, 22-23). Jesús les confía el don de "perdonar los pecados", un don que brota de las heridas de sus manos, de sus pies y sobre todo de su costado traspasado. Desde allí una ola de misericordia inunda toda la humanidad. (…)
¡El Corazón de Cristo! Su "Sagrado Corazón" ha dado todo a los hombres: la redención, la salvación y la santificación. (…)
A través del misterio de este Corazón herido, no cesa de difundirse también entre los hombres y las mujeres de nuestra época el flujo restaurador del amor misericordioso de Dios. Quien aspira a la felicidad auténtica y duradera, sólo en él puede encontrar su secreto.
(DOMINGO DE LA MISERICORDIA DIVINA. De la Homilía de S.S. Juan Pablo II. Domingo 22 de abril de 2001)
Oración oficial que pide la intercesión de San Juan Pablo II
La oración recoge algunos elementos propios de este santo: su condición de viajero, su amor a los jóvenes, su defensa de las familias frente a los ataques del demonio que quiere deshacer esta institución y su defensa de la paz, que él proclamaba en plena Guerra Fría bajo la amenaza de la destrucción nuclear.
Oración a San Juan Pablo II
¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.
Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.
Bendice las familias, ¡bendice cada familia!
Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.
Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
Cardenal Angelo Comastri
Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano
“Dos Papas que llegaron a la gente. ¿Qué hubo en ellos para que así sucediese?
San Juan XIII, Papa de la paz, fue padre y pastor lleno de bondad: «Pastor porque era padre», lo define el Papa Francisco. Con mucha bondad. Es lo esencial. Fue un padre. Un sacerdote con bondad. Un hombre sustancialmente bueno, en quien brilla la bondad de Dios para con todos. Un valioso promotor de unidad dentro y fuera de la Iglesia. Un Pontífice de paz, capaz de transmitir paz, porque tenía un alma totalmente pacificada, se había dejado participar por el Espíritu, que derrama el amor en los corazones y obra la paz.
San Juan Pablo II fue, ante todo, un hombre de Dios, –en expresión teresiana–, «un amigo fuerte de Dios». De él comenta Benedicto XVI, que tan a fondo le conoció y trató, ante todo hay que tener presente su intensa relación con Dios, su estar inmerso en la comunión con el Señor. De ahí provenía su gozo, su alegría, en medio de las grandes fatigas que tuvo que sostener y soportar, y el coraje con el que tuvo que asumir y afrontar su pontificado en un tiempo verdaderamente difícil. No buscó aplausos, ni jamás miró su entorno preocupado de cómo sus decisiones serían acogidas. Actuó, sencillamente, a partir de su fe y de sus convicciones, dispuesto siempre a sufrir los golpes que le llegasen, apoyado sobre la base firme de la verdad.
Hablamos de Juan Pablo II y de Juan XXIII, dos grandes gigantes, sin duda, de la fe y de la esperanza.” (cf. Cardenal Antonio Cañizares).
Se han compuesto dos Himnos para la celebración de la Canonización: El dedicado a Juan XXIII se titula “Pastor bueno de la grey de Cristo”. El dedicado a Juan Pablo II lleva por título “Abrid las puertas a Cristo” No tengan miedo: Abrid el corazón al Amor de Dios.
El Padre Giovangiuseppe Califano, Postulador de la Causa de Juan XXIII, recordó el ‘Diario del Alma’ y los escritos del Papa Roncalli, – cuyo lema episcopal era ‘Obediencia y Paz’ - su unión con Jesús, su recogimiento, el rezo del rosario y su devoción mariana. A los 21 años decía: «Dios me quiere obediente y santo. Y yo debo serlo». Luego siendo Obispo de Roma decía: “Todos me llaman Santo Padre. Yo debo serlo”.
Monseñor Slavomir Oder, Postulador de la Causa de Juan Pablo II, comentó que el joven Karol Wojtyla era visto ya como un santo por sus mismos compañeros, que lo llamaban futuro santo, dijo Mons. Slavomir Oder, haciendo hincapié en que Juan Pablo II decía que «todo hombre tiene que vivir su vida de tal forma que sea una manifestación de la gloria de Dios». La oración del Papa polaco, su característica mística, su caridad, su alma entregada a la misión y su anhelo de cercanía al pueblo
1. El lunes 28 es la Fiesta de San Vicente Ferrer. Es de precepto. Para ello se ha facilitado el horario de misas de domingo.
2. El martes 29 a las 20.15 h. se reunirá el Grupo Descanso.
3. El miércoles 30 de abril a las 6 tarde habrá reunión con los padres de 3º de comunión para ultimar detalles de cara a las Primeras Comuniones.
4. El miércoles 30 de abril a las 20.30 h. se reunirá el Equipo de Liturgia.
5. El jueves 1 de mayo es el tercer aniversario de la muerte del Cardenal D. Agustín García Gasco.
6. El jueves 1 de mayo comienza el Novenario en honor a la Virgen de los Desamparados en la Colegiata.
7. El viernes 2 de mayo desde las 10.00 h. será la visita ordinaria a enfermos e impedidos.
8. Desde el 25 de abril al 3 de mayo a las 8 noche tiene lugar el novenario en honor al Beato Andrés Hibernón. El domingo 4 de mayo será la Fiesta del Beato con la Misa Solemne a las 11.30 h. y la Solemne Procesión a las 8 noche.
9. Se reanudan todas las actividades catequéticas y pastorales de la parroquia a partir del martes 29 de abril.
Del 28 al 4 de mayo de 2014
Lunes 28. Fiesta de San Vicente Ferrer. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: En sufragio de Vicenta Chova Bañuls y Salvador Gea Figueres. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: sin intención.
Martes 29. SANTA CATALINA DE SIENA. 19.30 h.: En sufragio de Rosendo Roche.
Miércoles 30. 19.30 h.: En sufragio de Víctor Ferragut.
Jueves 1. S. José, obrero. 19.30 h.: sin intención.
Viernes 2. S. Atanasio, Obispo y Doctor de la Iglesia. 19.30 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Ferrer—Puig.
Sábado 3. Por la tarde: Tercer
Domingo de Pascua. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de los difuntos de la familia García—Estruch. 19.30 h.: En sufragio de Rogelio Roselló. 21.00 h.: sin intención. Domingo 4. Tercer Domingo de Pascua. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: sin intención.
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