HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Domingo 16 de Junio de 2013
Queridos hermanos:
2616 La oración a Jesús ya ha sido escuchada por él durante su ministerio, a través de los signos que anticipan el poder de su muerte y de su resurrección: Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso: cf Mc 1, 40-41; Jairo: cf Mc 5, 36; la cananea: cf Mc 7, 29; el buen ladrón: cf Lc 23, 39-43), o en silencio (los portadores del paralítico: cf Mc 2, 5; la hemorroísa que toca su vestido: cf Mc 5, 28; las lágrimas y el perfume de la pecadora: cf Lc 7, 37-38). La petición apremiante de los ciegos: "¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!" (Mt 9, 27) o "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" (Mc 10, 48) ha sido recogida en la tradición de la Oración a Jesús: "¡Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Señor, ten piedad de mí, pecador!" Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe: "Ve en paz, ¡tu fe te ha salvado!".
A lo largo del Evangelio de S. Lucas Jesús se encuentra con diferentes mujeres: la viuda de Nain, la hemorroísa, una enferma encorvada, entre otras.
Pues bien el Evangelio de hoy nos relata el encuentro de una mujer pecadora (pública) con el Señor. Y es que el encuentro con el Señor a nadie deja indiferente o impasible, tanto es así que Dios elige “el caso de aquella mujer «pecadora» en casa del fariseo, para mostrar cuál es el punto de partida por parte de Jesús para explicar la verdad sobre la remisión de los pecados: «Quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra» (Lc 7, 47).” (Bto. Juan Pablo II, Mulieris dignitatem); en este sentido este fragmento nos ayuda a ver de qué modo se alcanza la remisión de los pecados: "Dios es infinitamente piadoso; en seguida se deja aplacar por las lágrimas. No puede soportar que lloremos del amor que nos tiene. ¡Oh, baño eficacísimo y poderoso para quitar las manchas del pecado! ¿Qué ofreció Magdalena sino lágrimas? Pidamos al Señor que nos dé esa fuente, para que aquí, llorando un poco, lavemos nuestros pecados". (Sto. Tomás de Villanueva).Pero estas lagrimas no solamente tienen el carácter de dolor de los pecados sino también el sentido de grito, súplica, de oración ante aquel que es Santo, que puede perdonar pecados: “solamente Dios puede perdonar pecados.” Esta mujer, que ni tan siquiera se reconoce digna de ponerse delante de aquel que es bondad, ternura, compasión, amor, etc, se coloca detrás de él reconociendo su pobreza, pidiéndole perdón de sus culpas: “tu fe te ha salvado. Vete en paz.”
Que María, nuestra Madre, refugio de los pecadores y auxilio de los cristianos interceda por nosotros para que Dios creé en nosotros un espíritu puro.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36-50
Pues bien el Evangelio de hoy nos relata el encuentro de una mujer pecadora (pública) con el Señor. Y es que el encuentro con el Señor a nadie deja indiferente o impasible, tanto es así que Dios elige “el caso de aquella mujer «pecadora» en casa del fariseo, para mostrar cuál es el punto de partida por parte de Jesús para explicar la verdad sobre la remisión de los pecados: «Quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra» (Lc 7, 47).” (Bto. Juan Pablo II, Mulieris dignitatem); en este sentido este fragmento nos ayuda a ver de qué modo se alcanza la remisión de los pecados: "Dios es infinitamente piadoso; en seguida se deja aplacar por las lágrimas. No puede soportar que lloremos del amor que nos tiene. ¡Oh, baño eficacísimo y poderoso para quitar las manchas del pecado! ¿Qué ofreció Magdalena sino lágrimas? Pidamos al Señor que nos dé esa fuente, para que aquí, llorando un poco, lavemos nuestros pecados". (Sto. Tomás de Villanueva).Pero estas lagrimas no solamente tienen el carácter de dolor de los pecados sino también el sentido de grito, súplica, de oración ante aquel que es Santo, que puede perdonar pecados: “solamente Dios puede perdonar pecados.” Esta mujer, que ni tan siquiera se reconoce digna de ponerse delante de aquel que es bondad, ternura, compasión, amor, etc, se coloca detrás de él reconociendo su pobreza, pidiéndole perdón de sus culpas: “tu fe te ha salvado. Vete en paz.”
Que María, nuestra Madre, refugio de los pecadores y auxilio de los cristianos interceda por nosotros para que Dios creé en nosotros un espíritu puro.
Arturo vuestro vicario
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: — «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.» Jesús tomó la palabra y le dijo: — «Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió: — «Dímelo, maestro.» Jesús le dijo:
— «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» Simón contestó: — «Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo: — «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
— «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.» Y a ella le dijo: — «Tus pecados están perdonados.» Los demás convidados empezaron a decir entre sí: — «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor.
2616 La oración a Jesús ya ha sido escuchada por él durante su ministerio, a través de los signos que anticipan el poder de su muerte y de su resurrección: Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso: cf Mc 1, 40-41; Jairo: cf Mc 5, 36; la cananea: cf Mc 7, 29; el buen ladrón: cf Lc 23, 39-43), o en silencio (los portadores del paralítico: cf Mc 2, 5; la hemorroísa que toca su vestido: cf Mc 5, 28; las lágrimas y el perfume de la pecadora: cf Lc 7, 37-38). La petición apremiante de los ciegos: "¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!" (Mt 9, 27) o "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" (Mc 10, 48) ha sido recogida en la tradición de la Oración a Jesús: "¡Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Señor, ten piedad de mí, pecador!" Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe: "Ve en paz, ¡tu fe te ha salvado!".
San Agustín resume admirablemente las tres dimensiones de la oración de Jesús: "Orat pro nobis ut sacerdos noster, orat in nobis ut caput nostrum, oratur a nobis ut Deus noster. Agnoscamus ergo et in illo voces nostras et voces eius in nobis" ("Ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a El dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en El nuestras voces; y la voz de El, en nosotros", Sal 85, 1; cf IGLH 7).
2712 La contemplación es la oración del hijo de Dios, del pecador perdonado que consiente en acoger el amor con el que es amado y que quiere responder a él amando más todavía (cf Lc 7, 36-50; 19, 1-10). Pero sabe que su amor, a su vez, es el que el Espíritu derrama en su corazón, porque todo es gracia por parte de Dios. La contemplación es la entrega humilde y pobre a la voluntad amante del Padre, en unión cada vez más profunda con su Hijo amado.
“Cada hombre vale lo que puede valer su amor. El amor, lo dijo alguien hace muchos siglos, no tiene precio. Se atribuye al rey Salomón esta frase: "Si alguien quisiese comprar todo el amor con todas sus riquezas se haría el más despreciable entre los hombres". Un empresario multimillonario puede comprar las acciones de muchas empresas más débiles que la suya, pero no puede lograr, con todos sus miles de millones de dólares, comprar la sonrisa amorosa de su esposa o de sus hijos. Y si el amor es algo inapreciable, si vale más que todos los diamantes de Sudáfrica, vale mucho más la persona, cada hombre o mujer, capaces de amar.
Por eso podemos decir que cuesta mucho, muchísimo, casi una cifra infinita de dólares, cada ser humano. Mejor aún: tiene un precio que sólo se puede comprender cuando entramos en la lógica del “banco del amor”, cuando aprendemos a mirar a los demás con los ojos de quien descubre que todos nacemos y vivimos si nos sostiene el amor de los otros, y que nuestra vida es imposible el día en que nos dejen de amar y en el que nos olvidemos de amar. ¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes. Mira solamente si te aman y si amas, como esta mujer pecadora que amaba a Cristo y Cristo la amaba porque sabía que le daba no sólo un valioso perfume sobre sus pies, sino un valioso amor que vale más que todas las riquezas del fariseo. El fariseo dejaba de lado a todos aquellos que él consideraba pecadores pero no sabía que en el corazón de Cristo no hay apartados. Él ama a todos los hombres y espera ser correspondido por cada uno de ellos. De igual forma en nuestra vida, amemos a los hombres sin considerar su fealdad o belleza, su condición social o sus defectos. El amor cubre una multitud de pecados, por eso ella puede escuchar de labios de Jesús: ¡vete en paz! Es un atrevimiento y un escándalo para quien está falto de amor, pues sólo desde el amor se entiende el perdón. Si no, que lo diga una madre dispuesta siempre a perdonar los extravíos de su hijo. El amor es la fuerza del alma y la llave que abre todas las puertas.” (Benedicto XVI, 7 marzo 2008)
“Cada hombre vale lo que puede valer su amor. El amor, lo dijo alguien hace muchos siglos, no tiene precio. Se atribuye al rey Salomón esta frase: "Si alguien quisiese comprar todo el amor con todas sus riquezas se haría el más despreciable entre los hombres". Un empresario multimillonario puede comprar las acciones de muchas empresas más débiles que la suya, pero no puede lograr, con todos sus miles de millones de dólares, comprar la sonrisa amorosa de su esposa o de sus hijos. Y si el amor es algo inapreciable, si vale más que todos los diamantes de Sudáfrica, vale mucho más la persona, cada hombre o mujer, capaces de amar.
Por eso podemos decir que cuesta mucho, muchísimo, casi una cifra infinita de dólares, cada ser humano. Mejor aún: tiene un precio que sólo se puede comprender cuando entramos en la lógica del “banco del amor”, cuando aprendemos a mirar a los demás con los ojos de quien descubre que todos nacemos y vivimos si nos sostiene el amor de los otros, y que nuestra vida es imposible el día en que nos dejen de amar y en el que nos olvidemos de amar. ¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes. Mira solamente si te aman y si amas, como esta mujer pecadora que amaba a Cristo y Cristo la amaba porque sabía que le daba no sólo un valioso perfume sobre sus pies, sino un valioso amor que vale más que todas las riquezas del fariseo. El fariseo dejaba de lado a todos aquellos que él consideraba pecadores pero no sabía que en el corazón de Cristo no hay apartados. Él ama a todos los hombres y espera ser correspondido por cada uno de ellos. De igual forma en nuestra vida, amemos a los hombres sin considerar su fealdad o belleza, su condición social o sus defectos. El amor cubre una multitud de pecados, por eso ella puede escuchar de labios de Jesús: ¡vete en paz! Es un atrevimiento y un escándalo para quien está falto de amor, pues sólo desde el amor se entiende el perdón. Si no, que lo diga una madre dispuesta siempre a perdonar los extravíos de su hijo. El amor es la fuerza del alma y la llave que abre todas las puertas.” (Benedicto XVI, 7 marzo 2008)
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“Los pilares de la paz verdadera son la justicia y esa forma particular de amor que es el perdón”. Bien lo intuyeron los clásicos cuando expresaron que “Pacis amor Deus est” (“El amor de la paz es Dios”). No es posible el milagro de la paz sin la justicia y el perdón; y, por lo tanto, si no nos disponemos a acoger la gracia de la conversión, núcleo y centro del mensaje evangélico, regulando la propia existencia según la Ley nueva: “hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de penitencia”. El Santo Padre con el Encuentro de Asís nos ha aclarado, una vez más, la necesidad de la oración como parte intrínsecamente constituyente de los procesos de paz. Los sufrimientos de los pueblos interpelan y animan nuestra oración, “don de Dios” y “fuente originaria de la verdadera paz”. “El Señor –escribe santa Teresa de Ávila– nos comienza a mostrar la amistad y paz en la oración”. La oración dispone el corazón de la persona, de las sociedades y de la humanidad, a la acción renovadora de la gracia, que convierte, sana y transforma los corazones; con la oración los “corazones de piedra” se convierten en “corazones de carne”, se atrae a los alejados y se hace posible para Dios lo que es imposible para los hombres.” (CEE, LXXVIII Asamblea plenaria)
Padre bueno y misericordioso digno de alabanza y adoración; hoy te doy gracias por tu amor tierno y compasivo porque perdonas mis faltas y las apartas de tu vista sin que ellas disminuyan tu amor por mí. Hoy quiero suplicarte una gracia especial, concédele a mi corazón el poder comprender la debilidad de mis hermanos, el entender que aquellos que me han herido tal vez también estaban heridos que no podían dar lo que no tenían, por inmadurez o ignorancia. Dame, mi Dios, un corazón tolerante, comprensivo y misericordioso como el tuyo.
Padre bueno y misericordioso digno de alabanza y adoración; hoy te doy gracias por tu amor tierno y compasivo porque perdonas mis faltas y las apartas de tu vista sin que ellas disminuyan tu amor por mí. Hoy quiero suplicarte una gracia especial, concédele a mi corazón el poder comprender la debilidad de mis hermanos, el entender que aquellos que me han herido tal vez también estaban heridos que no podían dar lo que no tenían, por inmadurez o ignorancia. Dame, mi Dios, un corazón tolerante, comprensivo y misericordioso como el tuyo.
La Iglesia no recibe
ninguna cantidad
de los Presupuestos Generales del Estado
La Iglesia no recibe ninguna cantidad de los Presupuestos Generales del Estado a pesar de que todavía el 40% de los españoles piensa que sí, que el Estado pasa una cantidad determinada a la Iglesia. Hace ya años que no es así.La cantidad que la Iglesia recibe depende en exclusiva de la libertad de los contribuyentes al marcar la X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Es más, la cantidad que aparece en los Presupuestos Generales del Estado -algo más de 13 millones al mes- son pagos a cuenta en función del resultado a favor de la Iglesia en el IRPF.
El artículo 16 de la Constitución Española de 1978 establece que los poderes públicos «mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones». Por otra parte, el Acuerdo sobre Asuntos Económicos entre la Santa Sede y el Estado Español, de enero de 1979, establece que «el Estado se compromete a colaborar con la Iglesia Católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico, con respeto absoluto del principio de libertad religiosa» (art II.1). Cooperación y colaboración no es financiación directa, ni subvención.
En el Decreto sobre el don de las Indulgencias en el año de la Fe promulgado por el Sr. Arzobispo el día 11 de octubre de 2012 afirmaba: “De acuerdo con el Decreto de la Penitenciaria Apostólica, por el que se enriquecen del don de Sagradas Indulgencias particulares ejercicios de piedad durante el año de la Fe, podrán lucrar la Indulgencia plenaria de la pena temporal por los propios pecados impartida por la misericordia de Dios, aplicable en sufragio de las almas de los fieles difuntos, todos los fieles verdaderamente arrepentidos, que se hayan confesado debidamente, que hayan comulgado sacramentalmente y que oren según las intenciones del Sumo Pontífice cada vez que visiten en peregrinación y allí participen en alguna celebración sagrada.” Por este motivo mañana, día 16, la parroquia peregrinará a la Colegiata para beneficiarse de tales indulgencias a las 18 h.
- Con motivo del Año de la Fe la parroquia ha organizado los siguientes actos: Celebración comunitaria del Perdón: lunes 10 de junio a las 21.00 h. y peregrinación a la Colegiata el domingo 16 junio con el siguiente horario: 6 tarde: vísperas en la parroquia tras lo cual marcharemos en procesión hasta la Colegiata para celebrar la eucaristía a las 19.30 h.
- El lunes 17 estará el final de curso del grupo del IDR a las 20.30 h en los locales parroquiales.
- El campamento interparroquial en la sierra de Peñascosa para niños de los niños entre 6-12 años del 11 al 17 de julio.
- PEREGRINACIONES: Los del Camino de Santiago (4-12 agosto). Los de la peregrinación a Javier con Anatolé (del 23 al 25 de agosto) habrá una reunión con padres el lunes 17 a las 20.30 h.
- El jueves 20 de junio tendrá lugar una excursión de fin de curso de catequistas y de todos aquellos que quieran acompañarnos a pasar el día a Benidorm.
- El sábado 22 de junio será el curso intensivo de profundización al Oratorio de Niños pequeños dirigido por el Padre Gonzalo Carbó. De 10 a 14 h. y de 16. a 20 h. en nuestra parroquia. No será el 13 de julio, que es la inauguración del ministerio apostólico de D. Enrique Benavent en Tortosa.7. El domingo 23 a las 6 de la tarde. ASAMBLEA PARROQUIAL DE FIN DE CURSO
Lunes 17. 19.30 h.: En sufragio de Josela Polop y Rafa Noguera.
Martes 18. 19.30 h.: sin intención.
Miércoles 19. 19.30 h.: sin intención.
Jueves 20. 19.30 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Espí—Sanchis.
Viernes 21. S. Luis Gonzaga. 19.30 h.: En sufragio de Luis Borrull.
Sábado 22. XII T.O. 19.30 h.: En sufragio de Antonio Campillo. 21.00 h.: sin intención.
Domingo 28. XII T.O. 12.00 h. Pro Pópulo
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