El Papa: volver al Concilio, brújula para la Iglesia del futuro
«El mundo ha percibido el Concilio de los medios, no el de los padres, el de la fe».
Para intentar que la gente no perciba el cónclave de los medios, sino el de la Fe
AUDIENCIA CON LOS SACERDOTES ROMANOS
«Es necesaria una lectura del espíritu del Concilio Vaticano II», afirmó
Benedicto XVI en su último encuentro con los sacerdotes de Roma
ALESSANDRO SPECIALE
CIUDAD DEL VATICANO
Fuente: Vatican Insider
Un Benedicto visiblemente sereno y tranquilo (ahora que el gran peso
del papado empieza a quedar atrás) se reunió esta mañana con los
párrocos de Roma, para la tradicional cita que da inicio a la Cuaresma y
que, este año ha asumido un significado inédito, después del anuncio de
la renuncia del lunes pasado.
El Papa, que fue recibido con un caluroso aplauso, indicó que ya no
tiene las fuerzas para hacer «un gran discurso», pero demostró su
lucidez intelectual durante cuarenta minutos.
Como había hecho ayer durante la audiencia general, el Papa agradeció
antes que nada por el apoyo «casi físico» que recibió a través de la
fuerza de la oración y, por primera vez, indicó públicamente su voluntad
de permanecer alejado de los reflectores después del 28 de febrero,
cuando dejará oficialmente el trono de Pedro.
«Aunque ahora me retiro en oración –dijo a los párrocos romanos–,
siempre estaré cerca y estoy seguro de que ustedes también estarán cerca
de mí, aunque permanezca oculto para el mundo».
Como había anunciado, Benedicto XVI dedicó el encuentro con el clero de
Roma a los recuerdos de su experiencia como perito en el Concilio
Vaticano II. Comenzó con la siguiente anécdota: cuando le dijeron que se
tenía que hablar ante Juan XXIII, tuvo miedo de equivocarse y de haber
dicho algo que no estuviera a la altura. En cambio, el Pontífice lo
felicitó.
Roncalli se dirigió al cardenal Frings, a propósito de la exposición del
joven teólogo Joseph Ratzinger que usó Frings para una conferencia
durante el periodo preconciliar; y Frings, que también tenía miedo de
que el Papa lo regañara y que incluso le «quitara la púrpura», se sintió
aliviado cuando escuchó el elogio hacia su asistente.
Después, el Papa volvió sobre la interpretación del Concilio, uno de los
temas que han marcado su Pontificado: «El mundo ha percibido el
Concilio de los medios, no el de los padres, el de la fe».
«El desafío –prosiguió– es encontrar en la palabra de Dios una palabra
para hoy y para mañana. El Concilio de los periodistas tiene una
hermenéutica diferente, política: el Concilio era lucha de poder entre
facciones de la Iglesia. Entre los que buscaban la descentralización de
la Iglesia, un papel para los laicos y la soberanidad popular, y entre
los que insistían sobre el culto y la participación. La banalización del
Concilio fue violenta, prevalecía una visión que nació fuera de la fe».
Una interpretación que ha llevado a la Iglesia a afrontar verdaderas
«calamidades»: «Seminarios cerrados, conventos cerrados… El Concilio
virtual fue más fuerte que el Concilio real, pero 50 años después, el
Concilio verdadero se muestra con fuerza». Por ello, el Papa Ratzinger
invitó a los sacerdotes de Roma: «Nuestra tarea en el Año de la Fe es
que se lleve a cabo el verdadero Concilio Vaticano II».
Una de las misiones principales del Concilio, en los recuerdos del Papa,
era la de volver a encauzar positivamente la relación entre la Iglesia y
la modernidad: «La relación de la Iglesia con la modernidad había
empezado de forma equivocada con el caso Galileo, queríamos corregir
este comienzo».
De hecho, añadió, durante esos años, el sentimiento que estaba en el
aire era que la Iglesia era una «realidad del pasado y no una realidad
portadora de futuro. Nosotros esperábamos, en cambio, que la Iglesia
tuviera más fuerza para el mañana».
Según el Papa Ratzinger, se cristalizaron las posiciones que llevaron a
la banalización de la liturgia y a entender la sacralidad como un mero
hecho de paganismo. «La traducción y la banalización de la idea del
Concilio –explicó– hizo surgir una visión de ese encuentro fuera de la
clave de la fe».
Pero esta visión errónea, a 50 años del Concilio, concluyó el Papa, se está «rompiendo», para que surja el «verdadero Concilio».
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