21 de mayo de 2011

Domingo 22 de mayo. V de Pascua

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 22 de mayo de 2011.

  
Hemos de agradecer al apóstol Tomás su escasa capacidad para comprender las palabras de Jesús al tiempo que su sinceridad y confianza para pedir aclaraciones a Jesús. Cuando Jesús dice: “Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”. Tomás le pregunta: ‑ «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”.
Querido hermanos: La hermosa respuesta de Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, nos ayuda a centrar nuestra mirada en Jesús. Comulgamos plenamente con las palabras que el nuevo  Beato Juan Pablo II realizó en su primera encíclica sobre Jesucristo, Redentor del hombre: “La única orientación del espíritu, la única dirección del entendimiento, de la voluntad y del corazón es para nosotros ésta: hacia Cristo, Redentor del hombre; hacia Cristo, Redentor del mundo. A Él nosotros queremos mirar, porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación, renovando la afirmación de Pedro «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna». (…) Debemos tender constantemente a Aquel «que es la cabeza», a Aquel «de quien todo procede y para quien somos nosotros», a Aquel que es al mismo tiempo «el camino, la verdad» y «la resurrección y la vida», a Aquel que viéndolo nos muestra al Padre, a Aquel que debía irse de nosotros — se refiere a la muerte en Cruz y después a la Ascensión al cielo — para que el Abogado viniese a nosotros y siga viniendo constantemente como Espíritu de verdad. En Él están escondidos «todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia», y la Iglesia es su Cuerpo. La Iglesia es en Cristo como un «sacramento, o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano» y de esto es Él la fuente. ¡Él mismo! ¡Él, el Redentor!” (Redemptor Hominis nº 7).
Frente a los relativismos del momento volvemos a proclamar: ¡Este es… el camino, el único camino! ¡Éste es… la Verdad, la única Verdad! ¡Éste es… la Vida, la única Vida! Y esto no lo podemos callar. Es necesario anunciarlo: “¡El hombre es amado por Dios! Este es el simplicísimo y sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es «el Camino, la Verdad, y la Vida!» (Jn 14, 6). Esta nueva evangelización (...) está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras, en las cuales la fe consiga liberar y realizar todo su originario significado de adhesión a la persona de Cristo y a su Evangelio, de encuentro y de comunión sacramental con Él, de existencia vivida en la caridad y en el servicio.” (Beato Juan Pablo II. Christifideles Laici nº 34).

Jesús, vuestro párroco

Lectura del santo evangelio según san Juan        14, 1‑12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‑ «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: ‑ «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? »
Jesús le responde: ‑ «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: ‑ «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: ‑ «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»
Palabra del Señor.

Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres (cf. Hch 17,30-31). (Cf. Lumen gentium, 17; Juan Pablo II, Redemptoris missio, 11.)  Esta verdad de fe no quita nada al hecho de que la Iglesia considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo excluye esa mentalidad indiferentista «marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que “una religión es tan buena como otra”». (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 36). Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos. Sin embargo es necesario recordar a « los hijos de la Iglesia que su excelsa condición no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a una gracia especial de Cristo; y si no responden a ella con el pensamiento, las palabras y las obras, lejos de salvarse, serán juzgados con mayor severidad ». (Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 14). Se entiende, por lo tanto, que, siguiendo el mandamiento de Señor (cf. Mt 28,19-20) y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia « anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas». (Declaración Dominus Iesus nº 22)
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“En los años de preparación al Gran Jubileo la Iglesia, mediante encuentros de notable interés simbólico, ha tratado de establecer una relación de apertura y diálogo con representantes de otras religiones. El diálogo debe continuar. En la situación de un marcado pluralismo cultural y religioso, tal como se va presentando en la sociedad del nuevo milenio, este diálogo es también importante para proponer una firme base de paz y alejar el espectro funesto de las guerras de religión que han bañado de sangre tantos períodos en la historia de la humanidad. El nombre del único Dios tiene que ser cada vez más, como ya es de por sí, un nombre de paz y un imperativo de paz. Pero el diálogo no puede basarse en la indiferencia religiosa, y nosotros como cristianos tenemos el deber de desarrollarlo ofreciendo el pleno testimonio de la esperanza que está en nosotros (cf. 1 P 3,15). No debemos temer que pueda constituir una ofensa a la identidad del otro lo que, en cambio, es anuncio gozoso de un don para todos, y que se propone a todos con el mayor respeto a la libertad de cada uno: el don de la revelación del Dios-Amor, que «tanto amó al mundo que le dio su Hijo unigénito» (Jn 3,16). Todo esto, como también ha sido subrayado recientemente por la Declaración Dominus Iesus, no puede ser objeto de una especie de negociación dialogística, como si para nosotros fuese una simple opinión. Al contrario, para nosotros es una gracia que nos llena de alegría, una noticia que debemos anunciar. La Iglesia, por tanto, no puede sustraerse a la actividad misionera hacia los pueblos, y una tarea prioritaria de la missio ad gentes sigue siendo anunciar a Cristo, «Camino, Verdad y Vida» (Jn 14,6), en el cual los hombres encuentran la salvación.” (Beato Juan Pablo II. Novo Millennio Ineunte, nºs 55-56)

457           El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: (…)
Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacia falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa, or. catech. 15).
458 El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios. (…)
459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí ... "(Mt 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la transfiguración, ordena: "Escuchadle" (Mc 9, 7;cf. Dt 6, 4-5). El es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8, 34).
460 El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: Para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (S. Ireneo, haer., 3, 19, 1). "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (S. Atanasio, Inc., 54, 3). "El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos participantes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres").  (Santo Tomás de Aquino, opusc 57 in festo Corp. Chr., 1).

Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida, te pedimos estar constantemente atentos a los signos de tu presencia, siendo colaboradores y servidores de la Verdad, de la Vida y del Camino que conduce al Padre. Haz a tu Iglesia diácono tuyo, servidor de tu Reino, que colabore en la creación de nuevos "lugares de esperanza" (cf. Spe salvi, 32 ss) en los que el Reino de Dios se haga presente con todo su poder salvador, superando toda separación entre fe y vida, oponiéndonos a los falsos caminos de verdad y de vida, rechazando la falsa dicotomía entre la fe y la vida política, pues, como ha afirmado el Concilio Vaticano II, "ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios" (Lumen gentium, 36). Que nos esforcemos en enriquecer la sociedad y la cultura de Gandía con la belleza y la verdad del Evangelio, presentando con audacia y responsabilidad a Cristo, "el mismo ayer, hoy y siempre", y las verdades inmutables que se fundamentan en Él (cf. Gaudium et spes, 10; Hb 13,8): son verdades que nos hacen libres. Se trata de las únicas verdades que pueden garantizar el respeto de la dignidad y de los derechos de todo hombre, mujer y niño en nuestro mundo, incluidos los más indefensos de todos los seres humanos, como los niños que están aún en el seno materno. Amén. (cf. Benedicto XVI. 20 abril 2008)
«Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (Col 2, 7).  «Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto» (Jer 17, 7-8). Echar raíces, para el profeta, significa volver a poner su confianza en Dios. Jesús mismo se presenta como nuestra vida (cf. Jn 14, 6). Por ello, la fe cristiana no es sólo creer en la verdad, sino sobre todo una relación personal con Jesucristo.” (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011).
1. El lunes 23 y el jueves 26 de mayo, a las 21.00 h., continúan los cursillos prematrimoniales en nuestra parroquia.
2. El lunes 23 de mayo, a las 10.00 h., reunión del Equipo de pastoral de la salud y a las 20.30 h. se reunirá el grupo de oración.
3. El sábado 28 de mayo, a las 10,30 h., habrá una reunión con los educadores y catequistas para preparar el Campamento de Orea con los niños. Este campamento será del 12 al 16 de julio. Animamos a todos los niños para apuntarse. La inscripción son 50 € hasta el 31 de mayo. La reunión informativa para los padres (Normas, actividades, consejos…) se realizará el 1 de Junio a las 20.30 h. en la Parroquia San Francisco de Borja.
4. El domingo 29 de mayo, 6º domingo de Pascua, celebraremos la Pascua del enfermo. En la misa de 12.00 habrá celebración comunitaria de la unción de enfermos.
¿Quienes han de recibir la Unción de Enfermos y cuando?
· Las personas que estén gravemente enfermas; quienes van a someterse a una operación grave en breve; aquellos ancianos que presentan limitaciones severas o bien las manifestaciones de un envejecimiento acelerado o fruto de una enfermedad; los enfermos graves que han perdido el conocimiento, y de quienes puede suponerse que pedirían el sacramento si pudieran; los niños enfermos graves si comprenden el significado de este sacramento. Por esto rogamos no la reciban quienes no se encuentren entre las situaciones indicadas de severidad y gravedad. Para celebrar esta fiesta, rogamos la colaboración de jóvenes que colaboren con el equipo de pastoral de la salud.
5. Peregrinación parroquial por la ruta ignaciana siguiendo las huellas de San Francisco de Borja, del 19 al 24 de julio, pasando por Zaragoza, Oñate, Santuario de Loyola, Santuario de Ntra Sra. de Arantzazu, Bilbao, San Sebastián, Daroca, entre otros.
6. Jornada para la Educación integral organizada por la Vicaría VIII: el sábado 4 de junio desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde en el Colegio Calderón del Grau de Gandía.

Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
Ingresados hasta el 13-5-2011: 45.456,66 €. + 315
Ingresados hasta el 20-5-2011: 45.771,66 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
Caixa Ontinyent, C/. Madrid 38:
2045-6028-12-0000095170

Del 23 al 29 de mayo 2011
Lunes 23.  19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles.  
Martes 24. 19.30 h.: En sufragio de: Enrique Santosjuanes Canet.  
Miércoles 25. 19.30 h.: Sin intención. Jueves 26. San Felipe Neri. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 27. 19.30 h.: En sufragio de: Matías Díez Martín.  
Sábado 28. VI de Pascua. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: BODA: David Sanz y Carmen Esparza. 21.00 h.: En sufragio de: Antonio Ros Pastor. 
Domingo 29. VI de Pascua. 12.00 h. Pro Pópulo. Pascua del enfermo. CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS.


 

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