29 de agosto de 2010

Invitación a la Primera Profesión de las hermanitas Victoria y Gloria



































Saint Pierre 20 julio 2010
Queridos familiares y amigos, queridos hermanos:
Con esta carta os quiero comunicar la noticia más importante de mi vida hasta el momento. Tras casi cinco años de experiencia de vida en la Comunidad del Cordero, el 14 de septiembre del presente 2010 pronunciaré, con la gracia de Dios, los votos de profesión religiosa.
Muchos pudisteis asistir en Francia a la toma de hábito con la que iniciaba el noviciado, en ese momento recibí un nombre nuevo: Victoria, recuerdo constante del poder vencedor de la cruz en la historia, en la Iglesia y en mi vida. Es curioso que esta misma cruz provoque ante nuestras miradas tanto el escándalo y el rechazo como la atracción. Hoy, por la capacidad inaudita que tiene para convertir la amargura en dulzura y la muerte en vida, me atrae y me llama hacia sí por medio de los santos votos.
La fiesta de la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre en que haré profesión, me es muy querida, por eso la escogí para celebrar mi santo. Es un detalle de parte del Señor que el Obispo no haya podido escoger otro día para presidir la ceremonia. Y un mayor detalle que tenga lugar en nuestra querida tierra valenciana, en el pueblecito de Navalón, el nuevo Pequeño Monasterio del Cordero. No os queda muy lejos, por eso, aunque es entre semana, sería una alegría enorme vuestra presencia.
Sé que vuestras oraciones y amistad han acompañado mis pasos hasta hoy, ahora os pido que las incrementéis, especialmente en estos últimos días de preparación a ser la Esposa de Cristo. Pues esto significa la profesión: pronunciando los votos de castidad, pobreza y obediencia, se anticipa en cierto modo lo que serán las bodas eternas, las bodas del Cordero… pues lo que profesamos no es de este mundo, y es imposible vivirlo si el cielo no se abre para derramar su gracia. Por esta razón este acto anuncia la Vida Eterna.
Edith Stein decía: “Los tres votos son los clavos que nos unen a su cruz”, y por tanto, añado yo, ¡nos hacen resucitar con Él!
Esperando veros pronto y compartir así con cada uno mi dicha por ser de Cristo y de sus pobres,
Vuestra hermanita Victoria.

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