30 de julio de 2016

Discurso del Papa Francisco en el Vía Crucis de la JMJ Cracovia 2016



CRACOVIA, 29 Jul. 16 / 12:35 pm (ACI).- En el Parque Jordan y acompañado de cientos de miles de jóvenes, el Papa Francisco presidió el Vía Crucis de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Cracovia 2016.
A continuación el discurso completo del Santo Padre.
«Tuve hambre y me disteis de comer,
tuve sed y me disteis de beber,
fui forastero y me hospedasteis,
estuve desnudo y me vestisteis,
enfermo y me visitasteis,
en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25,35-36).
Estas palabras de Jesús responden a la pregunta que a menudo resuena en nuestra mente y en nuestro corazón: «¿Dónde está Dios?». ¿Dónde está Dios, si en el mundo existe el mal, si hay gente que pasa hambre o sed, que no tienen hogar, que huyen, que buscan refugio? ¿Dónde está Dios cuando las personas inocentes mueren a causa de la violencia, el terrorismo, las guerras? ¿Dónde está Dios, cuando enfermedades terribles rompen los lazos de la vida y el afecto? ¿O cuando los niños son explotados, humillados, y también sufren graves patologías?
¿Dónde está Dios, ante la inquietud de los que dudan y de los que tienen el alma afligida? Hay preguntas para las cuales no hay respuestas humanas. Sólo podemos mirar a Jesús, y preguntarle a Él. Y la respuesta de Jesús es esta: «Dios está en ellos», Jesús está en ellos, sufre en ellos, profundamente identificado con cada uno. Él está tan unido a ellos, que forma casi como «un solo cuerpo».

Jesús mismo eligió identificarse con estos hermanos y hermanas que sufren por el dolor y la angustia, aceptando recorrer la vía dolorosa que lleva al calvario. Él, muriendo en la cruz, se entregó en las manos del Padre y, con amor que se entrega, cargó consigo las heridas físicas, morales y espirituales de toda la humanidad.
Abrazando el madero de la cruz, Jesús abrazó la desnudez y el hambre, la sed y la soledad, el dolor y la muerte de los hombres y mujeres de todos los tiempos. En esta tarde, Jesús —y nosotros juntos con él— abraza con especial amor a nuestros hermanos sirios, que huyeron de la guerra. Los saludamos y acogemos con amor fraternal y simpatía.
Recorriendo el Vía Crucis de Jesús, hemos descubierto de nuevo la importancia de configurarnos con él mediante las 14 obras de misericordia. Ellas nos ayudan a abrirnos a la misericordia de Dios, a pedir la gracia de comprender que sin la misericordia no se puede hacer nada, sin la misericordia yo, tú, todos nosotros, no podemos hacer nada. Veamos primero las siete obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento; vestir al desnudo; acoger al forastero; asistir al enfermo; visitar a los presos; enterrar a los muertos. Gratis lo hemos recibido, gratis lo hemos de dar.
Estamos llamados a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, a tocar su carne bendita en quien está excluido, tiene hambre o sed, está desnudo, preso, enfermo, desempleado, perseguido, refugiado, emigrante. Allí encontramos a nuestro Dios, allí tocamos al Señor. Jesús mismo nos lo ha dicho, explicando el «protocolo» por el cual seremos juzgados: cada vez que hagamos esto con el más pequeño de nuestros hermanos, lo hacemos con él (cf. Mt 25,31-46).
Después de las obras de misericordia corporales vienen las espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Nuestra credibilidad como cristianos depende del modo en que acogemos a los marginados que están heridos en el cuerpo y al pecador herido en el alma. No en las ideas, sino allí.
Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas «a medias», jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación.
Ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús es el don de sí mismo, incluso de la vida, a imitación de Cristo; es la actitud de servicio. Si uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir. Con su vida reniega de Jesucristo.

En esta tarde, queridos jóvenes, el Señor los invita de nuevo a que sean protagonistas de vuestro servicio; quiere hacer de ustedes una respuesta concreta a las necesidades y sufrimientos de la humanidad; quiere que sean un signo de su amor misericordioso para nuestra época.
Para cumplir esta misión, Él les señala la vía del compromiso personal y del sacrificio de sí mismo: es la vía de la cruz. La vía de la cruz es la vía de la felicidad de seguir a Cristo hasta el final, en las circunstancias a menudo dramáticas de la vida cotidiana; es la vía que no teme el fracaso, el aislamiento o la soledad, porque colma el corazón del hombre de la plenitud de Cristo. La vía de la cruz es la vía de la vida y del estilo de Dios, que Jesús manda recorrer a través también de los senderos de una sociedad a veces dividida, injusta y corrupta.
La vía de la cruz no es un hábito sadomasoquista, la vía de la cruz es la única que vence el pecado, el mal y la muerte, porque desemboca en la luz radiante de la resurrección de Cristo, abriendo el horizonte a una vida nueva y plena. Es la vía de la esperanza y del futuro. Quien la recorre con generosidad y fe, siembra esperanza y yo quisiera que ustedes sean sembradores de esperanza.
Queridos jóvenes, en aquel Viernes Santo muchos discípulos regresaron a sus casas tristes, otros prefirieron ir al campo para olvidar la cruz. Me pregunto y respondan cada uno de ustedes en el propio corazón: ¿Cómo desean regresar esta noche a vuestras casas, a vuestros alojamientos, a sus carpas? ¿Cómo desean volver esta noche a encontraros con vosotros mismos?
El mundo nos mira, a cada uno de vosotros corresponde responder al desafío de esta pregunta.

El Papa Francisco en Auschwitz: Oración en silencio.

Un mensaje de piedad y perdón fue el que dejó escrito el Papa Francisco en el campo de concentración Auschwitz, al que visitó en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016.


Desde su llegada a las 9:15, el Papa permanece en silencio. Cruza el umbral de la puerta de Auschwitz con la inscripción “Arbeit macht frei” (El trabajo les hará libres) y continúa en silencio mientras el sol asciende. 

El silencio de Francisco
El Papa sigue allí, tranquilo y ensimismado en su silencio. A diferencia de sus predecesores, no alza la voz. Al final, se levanta y roza con sus labios uno de los postes de metal de la valla. La visita continúa en un carro de golf hasta las barracas donde se asesinaba a los presos. Allí se encuentra con Beata Szydlo, primera ministra de Polonia, que le acompaña entre los muros de ladrillo. Francisco quiere sentir el lugar y encontrarse allí con los doce testigos de aquel entonces.
Todos son mayores, muy mayores. Una señora de cabellos blancos le susurra algo y el la besa en las mejillas. Otro hombre alto le saluda con un decidido apretón de manos. Más tarde, le enseña al Papa una foto con una figura esquelética entre un grupo de prisioneros en los días de la liberación. Francisco se queda impresionado por los doce, consciente de que son algunos de los pocos que todavía son testigos supervivientes de aquella crueldad.
La celda de la muerte de Maximilian Kolbe
El Papa no visita aquellas salas de las barracas del campo de Auschwitz-Birkenau donde las montañas de pelo, de gafas y maletas son los testimonios de más de un millón de personas que fueron asesinadas. Pero sí baja las escaleras del bloque 11, el llamado “búnker del hambre”. Para él, una etapa importante en su camino. Allí abajo, el 14 de agosto de 1941, falleció el sacerdote franciscano Maximilian Kolbe. Cuando los guardas del campo de concentración seleccionaron hombres para enviarlos a la muerte en represalia por la presunta huída de un preso, Kolbe se ofreció a cambio de un padre de familia. Eso ocurrió hace casi 75 años. Francisco se sienta durante 5 minutos en este sótano oscuro, observado tan solo por una cámara. En soledad con el recuerdo, orando en silencio. Poco después, escribe las únicas palabras que expresó durante su visita. Las escribe en castellano en el libro de visitantes de Auschwitz: “¡Señor, ten piedad de tu pueblo, perdón por tanta crueldad!”.
Con el sol ya en lo alto en este día de verano, el Papa llega al centro del complejo de Auschwitz. El séquito de vehículos de seguridad avanza despacio. Delante del monumento esperan desde hace horas miles de invitados. Entre ellos, 25 hombres “justos entre los pueblos”, personas que arriesgaron su vida para ayudar a sobrevivir a los judíos. Szydlo está allí y saluda a estos invitados tan especiales. Pero el aplauso es para Francisco, que posteriormente se acerca al panel en memoria de las víctimas para terminar encendiendo una vela, mientras los asistentes entonan salmos. Primero en hebreo, y luego en polaco.

JMJ 2016. En Munich anunciamos a Jesucristo. Ida dia 3.

 Hoy es un día dedicado a nuestro Dios. El recibimiento por parte de la parroquia de Moosach ha sido impresionante.

Hoy les hemos acompañado en la Eucaristía matinal, luego hemos estado en Munich, impresionante testimonio de los jóvenes que con fuerza y sin ninguna vergüenza anunciaban a Jesucristo en las principales plazas. El Señor nos facilitó un traductor. Nos está acompañando con "Angeles" que proveen todo lo necesario... Y la gente "escucha"!

Oscar







JMJ 2016. Ya estamos en Moosach por la mañana. Ida dia 3. 29.07.2016

Nos levantamos a las 7:00 para poder acudir (una hora más tarde) a la Misa de la Parroquia del pueblo, donde descansamos (Moosach). Nos resultó muy cortita y diferente. La Iglesia se llenó "gracias a nuestra presencia". Hasta pudimos hacer un ratito de Adoración al Santísimo.
Al finalizar, hambrientos, nos dirigimos al desayuno. Super el desayuno.
Sobre las 11:00 nos fuimos a la parada de autobús y luego enlazamos con el metro hasta Munich.
Visitamos diferentes monumentos, Iglesias …
Allí conocimos a Eduardo y sus hijas...
Comimos en McDonalds. Todos llenos de energía y alegría nos condujeron al mercado central de Munich.... Sacamos los instrumentos y nos pusimos a cantar y bailar.
La gente de la calle admirada por lo que veían y oían se paraban a mirar, escuchar e incluso llorar....
(nota del transcriptor: La gente de Munich está muy afectada por el atentado de los últimos días...por eso escuchar un mensaje de Vida después de todos los mensajes de muerte es un bálsamo para corazones y almas.
Paramos de cantar para poder dar testimonio y continuamos bailando por todas las calles de Munich...
Ya casi sin voz regresamos a Moosach donde nos esperaban las maletas para hacer, las duchas y...pizza para todos.
A las 23 h. subimos al autobús y.... Continuará el día 4.
(nota del transcriptor: ya tenemos sitio de sobra para maletas y comida)

Cristina y María C.




JMJ 2016. Los peregrinos llegan a Moosach donde son acogidos.

Ayer llegamos al pueblo de Moosach, pequeño pueblo de la región de Baviera, cerca de Munich, nos acogen con gran ilusión la comunidad parroquial, preparándonos una espectacular cena y nos tienen preparado también todo un itinerario para conocer Munich, todo esto tras 12 horas de viaje de Lyon a Moosach, pero los jóvenes son incansables y siguen las palabras del santo padre "quiero lío en las Diócesis"... "Que la iglesia salga a la calle..". Y esto es lo que están haciendo estos jóvenes por allá donde pasamos...(continuará) 

Oscar.







JMJ 2016. Nuestros peregrinos llegan a Alemania. Ida 2. 28-07-16

Ida 2. 28-07-16

Jeremías

Tras una noche entre ronquidos e historias de miedo en el convento, empezamos el segundo día. Un
día mayoritariamente de autobús.

Aunque solo llevemos un día, empieza a notarse el cansancio y el autobús queda en silencio de vez
en cuando. A medida que nos acercamos a Moosach la cosa se va animando.
Estaba previsto llegar a las 7 pero llegamos a las 9...

Lo que mas me ha impresionado de este día ha sido la acogida....IMPRESIONANTE.
Llegar y tener la cena preparada y un sitio donde dormir es de agradecer, y mucho...Muy contento
con estos dos días,muy grande la comunión del grupo.

Jeremias


Comienzan a aparecer los Angeles........ ya os iremos contando.

28 de julio de 2016

JMJ 2016: Nuestros peregrinos son acogidos en Francia por las hermanas de S. José de Montgay.

Ayer fuimos acogidos por las hermanas de S. José de Montgay, pudimos ir a Ars, visitar la casa natal y celebrar la eucaristía en el sepulcro de S. Juan María Vianney. Rezar por nuestros párrocos. Fue una gran fiesta la que el Señor nos tenía preparada, luego pudimos conversar y nos contaron su experiencia la madre general y la superiora del convento de S. José de Montgay.













JMJ 2016: Testimonio de jóvenes de nuestra parroquia. Ida 1.27-07-16

Ida 1.27-07-16

Celia y Jesús Treinta y cinco pares de ojos seguían atentos esta mañana del autobús la historia del joven Tony Nathan ,un jugador de fútbol americano cuyo casco rezaba en la parte posterior”Belive” (Cree).

¿Creer en que?¿En uno mismo? Si,hasta que descubres que por mucho que te esfuerces en organizar el maletero del autobús no es lo suficientemente grande como para engullir toda la comida y las maletas de peregrinación ; si, hasta que te das cuenta de que las edades de tus compañeros de viaje son tan dispares que es imposible que no acabes peleado con todas; si, hasta que por mucho empeño que le pusiera el Santo Cura de Ars ,se negaban a ordenarlo por no saber latín; si, hasta que por mucho que anhele la hermana Perla formar parte de las Htas. de San José,sus padres se oponían. Estos acontecimientos ,estas personas se han cruzado hoy en nuestro especial periplo por tierras europeas y se han convertido en pequeñas pero intensas luces que alumbran nuestro camino hacia Cracovia.

Nosotros, al igual que ellos, hemos exprimido todas nuestras fuerzas y... no han resultado suficientes. Entonces si no es en uno mismo, ¿ En que creer? En aquel cuyo amor es infinito y no desfallece nunca: DIOS. Tony Nathan creyó que el no podía,pero Dios lo convirtió en una delas primeras estrella de color del fútbol americano, no había ni un solo espacio libre en el autobús, pero Dios abrió huecos para que cupiere todo,treinta y cinco voces totalmente distintas, pero Dios ha conseguido que canten como una sola; barajaban la expulsión del seminario de San Juan Maria Vianney pero Dios lo hizo Santo y patrono de los sacerdotes; la hermana Perla no sabía nada dela vida consagrada pero Dios la trajo de Paraguay a Francia para enseñar y servir a los mas pequeños.

¿No lo ves? ¡ Ser santo se trata de eso!Los Santos no son personas de la prehistoria que poco nada tienen que ver con nosotros. Un Santo es un espejo en el que Dios se refleja para que quien lo mire vea al Señor en el. Cuantos de nuestros amigos solo conocerán a Dios a través nuestro. Un millón y medio de jóvenes que responden a la llamada del Papa en esta JMJ ,para los siete mil millones que pueblan la tierra.

Deja que el Señor te sorprenda. Vacía la mochila de los pesos inútiles que arrastras y dime ...¿Te apuntas a la aventura de ser Santo?

PD: Quienes por razones diversas os quedéis en casa tenéis todavía mas merito por que creéis sin ver. Nosotros, pobrecitos, necesitamos que el Señor nos muestre cada día que sin el no somos nada. Rezad para que esta maravillosa peregrinación sea perfecta en su imperfección. Nuestra oración ya la tenéis asegurada.

Celia.

Tras una larga espera ,llegó el día señalado. Con cuenta atrás incluida:3,2,1...Nos reunimos el martes por la noche para hacer una celebración de envío. ¡ Ya había empezado la peregrinación! Jesús, con su palabra ya había señalado el camino, en el saco de cada uno, cada experiencia,cada regalo recibido... llenar el saco. ¡Llenaros del Señor!

Cenamos un ágape que nos habían preparado nos fuimos al parking de juzgados a esperar al autobús. ! Menuda nos dieron las maletitas! Tuvimos problemas inesperados que hicieron retrasar la salida. Nos despedimos de nuestros familiares y acompañantes y marchamos.

A la una ya estábamos dirección Francia. Para empezar Cataluña nos esperaba. Desde primeras los cantos por el final del autobus no cesaban ni los viva España...Era todo un alboroto hasta el autobús botaba! Casi amaneciendo hicimos una parada y la próxima fue a la hora del desayuno. Habiendo dormido cada uno lo que había podido , desayunamos y nos despejamos un poco, era necesario,tantas horas en el autobús...

Estábamos ya en Francia,nos faltaba un poquito para llegar a nuestro destino: un poco mas de 300 Km . Teníamos que llegar a Lyon. Tras el largo trayecto llegamos por fin!! Acto seguido nos acomodamos en nuestra estancia y bajamos a comer. Había hambre...

Un sector de los chicos fuimos a explorar un poquito. La verdad,no había nada llamativo, estaba todo “muerto”. Apenas vimos un par de personas. Cuando el tiempo libre llegaba a su fin regresamos y subimos al autobús dirección Ars. Visitamos la Iglesia donde estaba el santo y alli mismo celebramos la eucaristía con la presencia del santo. Fue un momento un poco impactante tener el santo cerca tuya y celebrar la eucaristía. Terminamos con el canto final y esta se prolongo a la salida. Cantamos, bailamos, reímos,todos juntos...Una gracia de Dios, un regalo.

Todo lo vivido hasta ahora estaba siendo acto de Dios, estaba haciendo posible que cada uno de nosotros gozara delo vivido. Antes de marcharnos de Ars, pasando por un bar, intercambiamos unas palabras con unas personas supuestamente francesas: como no,los Viva España no podían faltar. Ellos repetían nuestros Viva España.

Cansados de un largo día, volvimos al monasterio, con ganas de cenar. Pero antes,las monjitas de allí nos querían contar su experiencia de como el Señor había entrado en sus vidas.

Uno se da cuenta del poder de la palabra de Dios, de como actúa en cada persona de una forma distinta. Es tan inmenso el amor de Dios...

Llegada la noche cenamos y luego algunos se quedaron de velada charlando,otros fueron a ducharse otros con la pelota...

Al final nos fuimos a dormir llenos de alegría y de misericordia por el comienzo de esta peregrinación.

Jesús.

Arzobispado de Cracovia Jueves 28 de julio de 2016 SALUDO DEL SANTO PADRE A LOS FIELES DESDE LA VENTANA DEL ARZOBISPADO

SALUDO DEL SANTO PADRE A LOS FIELES
DESDE LA VENTANA DEL ARZOBISPADO
Arzobispado de Cracovia
Jueves 28 de julio de 2016


[saludo en polaco]
Me dicen que hay muchos de ustedes que entienden el castellano. Así que voy a hablar en castellano. También me dicen que hoy hay un buen grupo acá, en esta plaza, de recién casados y jóvenes esposos. Yo, cuando encuentro a uno que se casa, a un joven que se casa, a una chica que se casa, les digo: “¡Estos son los que tienen coraje!” Porque no es fácil formar una familia. No es fácil comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito, porque ustedes tienen coraje.
A veces me preguntan cómo hacer para que la familia vaya siempre adelante y supere las dificultades. Yo les sugiero que practiquen siempre tres palabras, tres palabras que expresan tres actitudes [ahí están llegando nuevos recién casados] Tres palabras que los pueden ayudar a vivir la vida de matrimonio, porque en la vida de matrimonio hay dificultades: el matrimonio es algo tan lindo tan hermoso, que tenemos que cuidarlo, porque es para siempre. Y las tres palabras son “permiso, gracias, perdón”. Permiso. Permiso: siempre preguntar al cónyuge (la mujer al marido, el marido a la mujer) “¿qué te parece?¿te parece que hagamos esto? Nunca atropellar. Permiso.
La segunda palabra: ser agradecidos. Cuántas veces el marido le tiene que decir a la mujer “gracias”.  Y cuántas veces la esposa le tiene que decir al marido “gracias”. Agradecerse mutuamente. Porque el sacramento del matrimonio se lo confieren los esposos, el uno al otro. Y esta relación sacramental se mantiene con este sentimiento de gratitud. “Gracias”.
Y la tercera palabra es “perdón”, que es una palabra muy difícil de pronunciar. En el matrimonio, siempre –o el marido o la mujer- siempre tiene alguna equivocación. Saber reconocerla y pedir disculpas, pedir perdón, hace mucho bien. Hay jóvenes familias, recién casados, muchos de ustedes están recién casados, otros están por casarse. Recuerden estas tres palabras, que ayudarán tanto a la vida matrimonial: permiso, gracias, perdón.  Repitámoslas juntos: permiso, gracias, perdón. ¡Más fuerte, todos! Permiso (bis), gracias (bis), perdón (bis).
Bueno, todo esto es muy lindo, es muy lindo decirlo en la vida matrimonial. Pero siempre hay en la vida matrimonial problemas o discusiones. Es habitual y sucede que el esposo o la esposa discutan, alcen la voz, se peleen.  Y a veces vuelen los platos.  Pero no se asusten cuando sucede esto. Les doy un consejo: nunca terminen el día sin hacer la paz.
¿Y saben por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es muy peligrosa. ¿Y cómo tengo que hacer, padre, para hacer la paz?, puede preguntar alguno de ustedes.
No hacen falta discursos. Basta un gesto. Y se acabó. Está hecha la paz.
Cuando hay amor, un gesto arregla todo.
Los invito antes de recibir la bendición a rezar por todas las familias aquí presentes: por los recién casados, por los que están asados desde hace tiempo y por los que se van a casar.
Recemos juntos un avemaría, cada uno en su lengua.
AVE MARÍA…
BENDICIÓN

E pregate per me! Davvero. Pregate per me! Buona notte e buon riposo.

Discurso del Papa Francisco en la ceremonia de acogida JMJ Cracovia 2016


CRACOVIA, 28 Jul. 16 / 12:19 pm (ACI).- Cientos de miles de jóvenes participaron en la ceremonia de acogida presidida por el Papa Francisco en el Parque Jordan en la localidad de Blonia.
A continuación el discurso completo que les dirigió el Santo Padre:
Queridos jóvenes, muy buenas tardes.
Finalmente nos encontramos. Gracias por esta calurosa bienvenida. Gracias al Cardenal Dziwisz, a los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y laicos y a todos aquellos que los acompañan.
Gracias a los que han hecho posible que hoy estemos aquí, que se la «han jugado» para que pudiéramos celebrar la fe. Celebrar la fe, hoy todos nosotros juntos, celebramos la fe. En esta, su tierra natal, quisiera agradecer especialmente a San Juan Pablo II, más fuerte, mucho… que soñó e impulsó estos encuentros.
Desde el cielo nos está acompañando viendo a tantos jóvenes pertenecientes a pueblos, culturas, lenguas tan diferentes con un solo motivo: celebrar que Jesús está vivo en medio nuestro. Han comprendido, celebrar a Jesús que está vivo, y decir que está vivo es querer renovar nuestras ganas de seguirlo, nuestras ganas de vivir con pasión su seguimiento.
¡Qué mejor oportunidad para renovar la amistad con Jesús que afianzando la amistad entre ustedes! ¡Qué mejor manera de afianzar nuestra amistad con Jesús que compartirla con los demás! ¡Qué mejor manera de vivir la alegría del Evangelio que queriendo «contagiar» la Buena Noticia en tantas situaciones dolorosas y difíciles!
Jesús es quien nos ha convocado a esta 31 Jornada Mundial de la Juventud; es Jesús quien nos dice: «Felices los misericordiosos, porque encontrarán misericordia» (Mt 5,7). Felices aquellos que saben perdonar, que saben tener un corazón compasivo, que saben dar lo mejor de sí a los demás, lo mejor, no lo que sobra.

Queridos jóvenes, en estos días Polonia, esta noble tierra, se viste de fiesta; en estos días Polonia quiere ser el rostro siempre joven de la Misericordia. Desde esta tierra con ustedes y también unidos a tantos jóvenes que hoy no pueden estar aquí, pero que nos acompañan a través de los diversos medios de comunicación, todos juntos vamos a hacer de esta jornada una auténtica fiesta Jubilar, en este Jubileo de la Misericordia.
En los años que llevo como Obispo he aprendido algo, que quiero decir ahora: no hay nada más hermoso que contemplar las ganas, la entrega, la pasión y la energía con que muchos jóvenes viven la vida. Esto es bello. ¿De dónde viene esta belleza? Cuando Jesús toca el corazón de un joven, de una joven, este es capaz de actos verdaderamente grandiosos. Es estimulante escucharlos, compartir sus sueños, sus interrogantes y sus ganas de rebelarse contra todos aquellos que dicen que las cosas no pueden cambiar. A los que llamo los “quietistas”, nada se puede cambiar. Los jóvenes si tienen la fuerza de cambiar esto, pero algunos no están seguros de esto, pero yo les pregunto. ¿Las cosas se pueden cambiar? (¡Sí!)
Es un regalo del cielo poder verlos a muchos de ustedes que, con sus cuestionamientos, buscan hacer que las cosas sean diferentes. Es lindo, y me conforta el corazón, verlos tan revoltosos. La Iglesia hoy los mira, diré además, el mundo hoy los mira, y quiere aprender de ustedes, para renovar su confianza en que la Misericordia del Padre tiene rostro siempre joven y no deja de invitarnos a ser parte de su Reino, un reino de alegría y felicidad, que siempre nos lleva adelante, que nos hace capaces de cambiar las cosas. Ahora les hago la pregunta otra vez. ¿Las cosas se pueden cambiar? (¡Sí!)
Conociendo la pasión que ustedes le ponen a la misión, me animo a repetir: la misericordia siempre tiene rostro joven. Porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad; un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los demás, logra abrazar a todos.
Un corazón misericordioso sabe ser refugio para los que nunca tuvieron casa o la han perdido, sabe construir un ambiente de hogar y familia para aquellos que han tenido que emigrar, sabe de ternura y compasión. Un corazón misericordioso, sabe compartir el pan con el que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para recibir al prófugo y al migrante. Decir misericordia junto a ustedes, es decir oportunidad, decir mañana, es decir compromiso, es decir confianza, apertura, hospitalidad, compasión, es decir sueños. Ustedes ¿son capaces de soñar? Y cuando el corazón abierto es capaz de soñar hay lugar para la misericordia, hay lugar para acariciar a los que sufren, hay lugar para ayudar a quienes no tienen paz en el corazón o les falta lo necesario para vivir, o les falta lo más bello, la fe, Misericordia, digamos juntos esta palabra: Misericordia, todos. Una vez más. Una vez más para que el mundo escuche.
También quiero confesarles otra cosa que aprendí en estos años. No quiero ofender a nadie. Me genera dolor encontrar a jóvenes que parecen haberse «jubilado» antes de tiempo. Esto me duele. Jóvenes que parecen “jubilados” a los 23, 24 o 25 años. Me preocupa ver a jóvenes que «tiraron la toalla» antes de empezar el partido. Que están «entregados» sin haber comenzado a jugar. Me duele ver jóvenes que caminan con rostros tristes, como si su vida no tuviese valor. Son jóvenes esencialmente aburridos... y aburridores, que aburren a los otros; y esto me duele.
Es difícil, y a su vez cuestionador, por otro lado, ver a jóvenes que dejan la vida buscando el «vértigo», o esa sensación de sentirse vivos por caminos oscuros, que al final terminan «pagando»…y pagando caro. Piensen en tantos jóvenes que ustedes conocen a tantos jóvenes que han elegido este camino. Cuestiona ver cómo hay jóvenes que pierden hermosos años de su vida y sus energías corriendo detrás de vendedores de falsas ilusiones. Hay de esos vendedores de falsas ilusiones (en mi tierra natal diríamos «vendedores de humo»), que les roban lo mejor de ustedes mismos. Y esto me duele. Estoy seguro que hoy entre ustedes no hay ninguno de estos.
Por eso, queridos amigos, nos hemos reunidos para ayudarnos unos a otros porque no queremos dejarnos robar lo mejor de nosotros mismos, no queremos permitir que nos roben las energías, que nos roben la alegría, los sueños, con falsas ilusiones.
Queridos amigos, les pregunto: ¿Quieren para sus vidas ese vértigo alienante o quieren sentir esa fuerza que los haga sentirse vivos, plenos? ¿Vértigo alienante o fuerza de la gracia? ¿Qué cosa quieren, vértigo alienante o fuerza de la gracia? No los escucho bien.
Para ser plenos, para tener fuerza renovada, hay una respuesta que no se vende, que no se compra; una respuesta que no es una cosa, que no es un objeto, es una persona: se llama Jesucristo. Un aplauso para el Señor.
Jesucristo, ¿se puede comprar? Jesucristo, ¿se vende en las tiendas? Jesucristo es un don, es un regalo del Padre, el don de nuestro Padre. Jesucristo es un don, ¡todos!
Jesucristo es quien sabe darle verdadera pasión a la vida, Jesucristo es quien nos mueve a no conformarnos con poco y a dar lo mejor de nosotros mismos; es Jesucristo quien nos cuestiona, nos invita y nos ayuda a levantarnos cada vez que nos damos por vencidos. Es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto.
Pero, Padre, alguno podría decir que es difícil soñar alto, es difícil salir y estar siempre en salida. Padre, yo soy débil, yo caigo, yo me esfuerzo pero muchas veces caigo. Los alpinistas, cuando salen a las montañas, cantan una canción muy bella, que dice así: en el arte de salir lo importante no es caer, sino no permanecer caído. Si tú eres débil, si tú caes, mira un poco alto y verás la mano tendida de Jesús que dice, ¡Levántate! ¿Y si lo hago una vez más?, otra vez, y ¿si caigo otra vez?, te levantas. Pedro preguntó y Jesús respondió, 70 veces 7. La mano de Jesús está siempre para levantarnos, ¿han comprendido?
En el Evangelio hemos escuchado que Jesús, mientras se dirige a Jerusalén, se detiene en una casa -la de Marta, María y Lázaro- que lo acoge. De camino, entra en su casa para estar con ellos; las dos mujeres reciben al que saben que es capaz de conmoverse.
Las múltiples ocupaciones nos hacen ser como Marta: activos, dispersos, constantemente yendo de acá para allá…; pero también solemos ser como María: ante un buen paisaje, o un video que nos manda un amigo al móvil, nos quedamos pensativos, en escucha.
En estos días de la JMJ, Jesús quiere entrar en nuestra casa; en tu casa, en mi casa, en el corazón de cada uno de nosotros. Jesús quiere entrar, verá nuestras preocupaciones, en nuestro andar acelerado, como lo hizo con Marta… y esperará que lo escuchemos como María; que, en medio del trajinar, tengamos el coraje de entregarnos a él. Que sean días para Jesús, dedicados a escucharnos, a recibirlo en aquellos con quienes comparto la casa, la calle, el club o el colegio.
Y quien acoge a Jesús, aprende a amar como Jesús. Entonces él nos pregunta si queremos una vida plena: y yo en su nombre les pregunto ¿Ustedes quieren una vida plena? (¡Sí!) Empieza desde este momento por dejarte conmover. Porque la felicidad germina y aflora en la misericordia: esa es su respuesta, esa es su invitación, su desafío, su aventura: la misericordia. La misericordia tiene siempre rostro joven; como el de María de Betania sentada a los pies de Jesús como discípula, que ama escucharlo porque sabe que ahí está la paz. Como el de María de Nazareth, lanzada con su «sí» a la aventura de la misericordia, y que será llamada feliz por todas las generaciones, llamada por todos nosotros «la Madre de la Misericordia».
Entonces, todos juntos, ahora le pedimos al Señor: Lánzanos a la aventura de la misericordia.
Invoquémosla todos juntos: María Madre de la misericordia. Ahora todos juntos pidamos al Señor, cada uno en silencio en su corazón.
Señor, lánzanos a la aventura de la misericordia, a la aventura de construir puentes y derribar muros (cercos y alambres), lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida. Lánzanos a acompañar a los que no te conocen y decirles, lentamente y con mucho respeto tu nombre y el porqué de mi fe.
Impúlsanos a la escucha, como María de Betania, de quienes no comprendemos, de los que vienen de otras culturas, otros pueblos, incluso de aquellos a los que tememos porque creemos que pueden hacernos daño. Haznos volver nuestro rostro, como María de Nazareth con Isabel, que volvamos nuestro rostro sobre nuestros ancianos, sobre nuestros abuelos para aprender de su sabiduría. Yo les pregunto ¿ustedes hablan con sus abuelos? Más o menos, no? ¿Búsquenlos, ellos tiene la sabiduría de la vida, y vivirán cosas que conmoverán sus corazones.
Aquí estamos, Señor. Envíanos a compartir tu Amor Misericordioso. Queremos recibirte en esta Jornada Mundial de la Juventud, queremos confirmar que la vida es plena cuando se la vive desde la misericordia, que esa es la mejor parte, la parte más dulce, la parte que nunca nos será quitada. Amén.

JMJ 2016: Eucaristia de envio de los peregrinos.

Aquí empieza la peregrinación:










22 de julio de 2016

Homilía de Mons. Carlos Osoro en el funeral por Carmen Hernández

Homilía de Mons. Carlos Osoro en el funeral por Carmen Hernández
Eminencias Reverendísimas,
Excelencias,
Hermanos sacerdotes,
Padre Mario,
Querido hermano Kiko Argüello, que con Carmen iniciaste el Camino Neocatecumenal,
Queridos hermanos del Camino que, de diversas partes de España y del mundo, habéis querido haceros presentes en esta despedida a Carmen de este mundo,
Hermanos y hermanos todos, también a aquellos que estáis siguiendo esta celebración a través de 13TV y de otros medios de comunicación social:
La Palabra de Dios que acabamos de proclamar ha sido contundente. Tres expresiones nos revelan lo que Nuestro Señor Jesucristo quiere que celebremos sus discípulos hoy, con motivo de la salida de este mundo de Carmen. Para ello, el Señor nos ha hablado:
1) Nos da una gran noticia. Nos da la mejor noticia que un ser humano puede recibir (Is 25, 6a. 7-8b): El Señor destruirá la muerte para siempre, enjugará las lágrimas de todos los rostros, borrará de la tierra el oprobio. El ser humano, en lo más profundo de su corazón, tiene deseos de eternidad, quiere vivir para siempre. Dios quiere acompañar al ser humano en todas las situaciones de su existencia, también en la muerte. El deseo de ser eterno fue lo que le llevó a querer ser igual a Dios y, por ello, entrar por un camino por el que Dios le había dicho que no fuese. Todos nos tenemos que enfrentar con la oscuridad más grande que existe y para la cual no hay posibilidad de dar luz desde nosotros, pues no hay lámparas capaces de alumbrar, ni centrales que produzcan la luz. El ser humano tiene palabras y soluciones mientras vive en este mundo, pero no tiene ni soluciones ni palabras para la muerte. Ante la muerte, lo único que podemos decir a quien les ha afectado es: os acompañamos en este dolor. Por otra parte, todos sabemos que más tarde o más temprano morimos. ¿Os imagináis lo que significa que nos llegue la noticia de que Dios va a destruir la muerte para siempre?
2) Nos revela un gran misterio. Hoy, una vez más, se nos revela un misterio: la muerte ha sido vencida. Hoy podemos gritar con todas nuestras fuerzas: «¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?». Y lo ha hecho Dios mismo, haciéndose hombre: «No ha tenido a menos hacerse uno como nosotros y pasar por uno de tantos», también por la muerte, pero para vencerla con su poder que es su amor, porque lo que «provoca la muerte es el pecado». Y el que no tiene pecado la ha vencido y ha querido entregarnos toda su vida a nosotros. Lo hace siempre revelándose en nuestra existencia con un rostro que nos mira con una inmensa misericordia. «Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por Nuestro Señor Jesucristo».
3) Nos sitúa en una provocación de salida a toda la humanidad, que hay que anunciar. Hoy nos la hace Nuestro Señor a nosotros. Nos toma como a Pedro, a Juan y Santiago y nos hace vivir una realidad esencial, la que conmueve los cimientos de la vida y de la historia, la que sigue siendo necesario anunciar, pues afecta a toda la creación. Pedro, Juan y Santiago vieron cómo conversaba como Moisés y Elías y hablaban de su «éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén», es decir, hablaban de cómo Jesús con su muerte y Resurrección realiza el éxodo en nombre de la humanidad. Oyeron, vieron cómo dialogaba con el Padre y cómo sus vestidos brillaban de resplandor. Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí!». Y es que tener en nosotros la vida, la Resurrección, poderla contemplarla, experimentar el gozo de la plenitud, es lo que necesitamos siempre los hombres, para caminar con sentido y metas, para ser creativos en todas las situaciones buscando salidas en la alegría del Evangelio. Experimentemos la alegría de la Resurrección del triunfo, de dejarnos envolver y abrazar por Dios, como los primeros discípulos envueltos en aquella nube. Y que escuchemos también «este es mi Hijo el Elegido, escuchadlo».
Carmen experimentó en Palomeras, aquí en Madrid, la gracia transformadora de la Palabra de Dios, cuando se encontró con Kiko entre los pobres y viendo cómo esta tenía una resonancia fascinante en ellos. Allí Carmen quedó también fascinada. Y aún más cuando el arzobispo de Madrid, don Casimiro Morcillo, los animó a que siguieran en esta misión. Y Carmen, que había venido a que buscar a Madrid jóvenes para ir a Bolivia, se encuentra con un descubrimiento fundamental en su vida para anunciar a Jesucristo Resucitado: el trípode. Palabra, liturgia y comunidad serán la base de un nuevo camino de encuentro con Cristo y con su Iglesia, de una nueva manera que fascina hoy a un millón y medio de cristianos que, repartidos en 30.000 comunidades, anuncian a Jesucristo. De tal manera que la evangelización se convierte en una comunidad cristiana que vive y hace vivir, desde una oración sincera, desde la comunión entre personas realizada en una comunidad concreta y con el entusiasmo de la evangelización, es decir, de anunciar a Jesucristo muerto y resucitado.
Queridos hermanos, hoy nos ha reunido la partida de este mundo de Carmen. Pero de verdad lo que nos ha reunido ha sido proclamar una gran noticia, un gran misterio: Nuestro Señor ha querido provocarnos una vez más y hablarnos como a los primeros, de su éxodo, es decir, de su triunfo, de su Resurrección y de nuestro triunfo en Él.
Creer en la Resurrección de Jesucristo provocó en Carmen un deseo misionero irresistible. Lo hizo desde tres grandes pasiones: 1) Puso la vida al servicio de este anuncio; 2) Sintió la urgencia de vivir con un testimonio sincero y valiente, realizado desde su carácter franco y con un lenguaje directo; 3) Todo vivido con un gran amor a la Iglesia: su papel en la redacción del estatuto del Camino aprobado por la Santa Sede, la defensa de la mujer y su papel en la Iglesia, su sincero amor al Sucesor de Pedro.
Pidamos al Señor por Carmen. Nuestra oración, cuya expresión más sublime se realiza en la celebración de la Eucaristía, nos lleva a poner en manos del Señor la vida de nuestra hermana y pedirle que perdone todas sus faltas, a quien quiso vivir con las convicciones que el apóstol san Pablo nos manifiesta: «Si vivimos, vivimos para Dios, si morimos, morimos para Dios, en la vida y en la muerte somos de Dios». La Virgen María nos acompaña siempre en este encuentro definitivo con Dios, así lo ha querido el Señor; nos la dio como Madre, para que viviésemos en la misma confianza del Señor que lo acompaño hasta el final, Ella escuchó a Jesús decir: «Padre, a tus manos encomiendo mi vida». Descanse en paz Carmen, iniciadora con Kiko del Camino Neocatecumenal. Y a nosotros nos dé el descanso de saber que el triunfo del hombre es el triunfo de Cristo. Amén.

3 de julio de 2016

Domingo 3 de julio de 2016. 14 TO C.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com


Domingo 3 de Julio de 2016

               Queridos hermanos:
En el evangelio de la semana pasada, la llamada de los discípulos era apremiante y no admitía demora: “Sígueme”, les decía. La tarea de evangelizar era resucitar a los muertos que entierran a los muertos por medio del anuncio del Reino. Una hermosa tarea de llevar la simiente de la vida eterna. También a otro le habló de la tarea de evangelizar como la de abrir con el arado el surco en la tierra para que reciba la semilla. “El que pone la mano en el arado…”. El evangelio este domingo nos habla de mies y, por tanto, de siega. Es otra forma de presentar el trabajo del evangelizador: cosechar lo que otro sembró, como dirá Jesús mismo en el evangelio de San Juan: “yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.” (Juan 4,38). Los 72 del evangelio son “enviados segadores con la hoz del evangelio” (San Agustín. Sermón 101). Antes de que el evangelizador llegara ya estaba el Señor trabajando el corazón. Por eso el Espíritu Santo es el principal evangelizador a través de “su acción silenciosa y discreta”. (cf. Evangelii Nuntiandi 75; Directorio General para la catequesis 288).
El cardenal Ratzinger dio una conferencia en el Jubileo del año 2000. Decía entonces que “todos tienen necesidad del Evangelio; el Evangelio está hecho para todos y no sólo a un sector determinado de personas, por esto estamos obligados a buscar nuevas vías para llevar el Evangelio a todos.” (Conferencia sobre la Nueva Evangelización. 10-diciembre - 2000). Es la “mucha mies” de la que habla Jesús en el evangelio. Y comenta el entonces Cardenal una frase de un famoso párroco italiano, el Padre Didimo: “Jesús debía adquirir de Dios a los discípulos. Esto mismo es siempre válido. No podemos ganar nosotros los hombres. Debemos obtenerlos de Dios para Dios. Todos los métodos están vacíos si no tienen en su base la oración. La palabra del anuncio siempre debe recubrir una vida de oración.” (id.). La oración y siempre la oración es el oxígeno de la evangelización: la oración para pedir trabajadores, la oración para que siembren la semilla de la Palabra de Dios; la oración para que haya una abundante cosecha; la oración para que haya una siega fructuosa.
En este contexto agrícola es fácil comprender la importancia de la paciencia del que evangeliza, desde la preparación del terreno con el arado, como la siembra, el cuidado de lo sembrado, hasta la siega, cosechando frutos para el Señor. Y también la confianza en Dios, que es quien “hace que la semilla de la Palabra de Dios que ha sido sembrada en tierra buena y labrada con amor, nazca, crezca y de fruto.” (Directorio General para la catequesis 289).
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas                 10, 1-12. 17-20

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
— «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el reino de Dios.”
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: “Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.”
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
— «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó:
— «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
Palabra del Señor.
787           Desde el comienzo, Jesús asoció a sus discípulos a su vida (cf. Mc. 1,16-20; 3, 13-19); les reveló el Misterio del Reino (cf. Mt 13, 10-17); les dio parte en su misión, en su alegría (cf. Lc 10, 17-20) y en sus sufrimientos (cf. Lc 22, 28-30).
858           Jesús es el enviado del Padre. Desde el comienzo de su ministerio, "llamó a los que él quiso, y vinieron donde él. Instituyó Doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar" (Mc 3, 13-14). Desde entonces, serán sus "enviados" [es lo que significa la palabra griega "apostoloi"]. En ellos continúa su propia misión: "Como el Padre me envió, también yo os envío" (Jn 20, 21; cf 13, 20; 17, 18). Por tanto su ministerio es la continuación de la misión de Cristo: "Quien a vosotros recibe, a mí me recibe", dice a los Doce (Mt 10, 40; cf Lc 10, 16). 
EL PAPA COMENTA
LAS LECTURAS DEL DOMINGO
Hoy la palabra de Dios nos habla de la misión. ¿De dónde nace la misión? La respuesta es sencilla: nace de una llamada que nos hace el Señor, y quien es llamado por Él lo es para ser enviado. ¿Cuál debe ser el estilo del enviado? ¿Cuáles son los puntos de referencia de la misión cristiana? Las lecturas que hemos escuchado nos sugieren tres: la alegría de la consolación, la cruz y la oración.
1. El primer elemento: la alegría de la consolación. El profeta Isaías se dirige a un pueblo que ha atravesado el periodo oscuro del exilio, ha sufrido una prueba muy dura; pero ahora, para Jerusalén, ha llegado el tiempo de la consolación; la tristeza y el miedo deben dejar paso a la alegría: “Festejad… gozad… alegraos”, dice el Profeta (66,10). Es una gran invitación a la alegría. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de esta invitación a la alegría? Porque el Señor hará derivar hacia la santa Ciudad y sus habitantes un “torrente” de consolación, un torrente de consolación –así llenos de consolación-, un torrente de ternura materna: “Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán” (v. 12). Como la mamá pone al niño sobre sus rodillas y lo acaricia, así el Señor hará con nosotros y hace con nosotros. Éste es el torrente de ternura que nos da tanta consolación. “Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo” (v. 13). Todo cristiano, y sobre todo nosotros, estamos llamados a ser portadores de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría: la consolación de Dios, su ternura para con todos. Pero sólo podremos ser portadores si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él, de ser amados por Él. Esto es importante para que nuestra misión sea fecunda: sentir la consolación de Dios y transmitirla. (…) La invitación de Isaías ha de resonar en nuestro corazón: “Consolad, consolad a mi pueblo” (40,1), y esto convertirse en misión. Encontrar al Señor que nos consuela e ir a consolar al pueblo de Dios, ésta es la misión. La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios!
2. El segundo punto de referencia de la misión es la cruz de Cristo. San Pablo, escribiendo a los Gálatas, dice: “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo” (6,14). Y habla de las “marcas”, es decir, de las llagas de Cristo Crucificado, como el cuño, la señal distintiva de su existencia de Apóstol del Evangelio. En su ministerio, Pablo ha experimentado el sufrimiento, la debilidad y la derrota, pero también la alegría y la consolación. He aquí el misterio pascual de Jesús: misterio de muerte y resurrección. Y precisamente haberse dejado conformar con la muerte de Jesús ha hecho a San Pablo participar en su resurrección, en su victoria. En la hora de la oscuridad, en la hora de la prueba está ya presente y activa el alba de la luz y de la salvación. ¡El misterio pascual es el corazón palpitante de la misión de la Iglesia! Y si permanecemos dentro de este misterio, estamos a salvo tanto de una visión mundana y triunfalista de la misión, como del desánimo que puede nacer ante las pruebas y los fracasos. La fecundidad pastoral, la fecundidad del anuncio del Evangelio no procede ni del éxito ni del fracaso según los criterios de valoración humana, sino de conformarse con la lógica de la Cruz de Jesús, que es la lógica del salir de sí mismos y darse, la lógica del amor. Es la Cruz –siempre la Cruz con Cristo, porque a veces nos ofrecen la cruz sin Cristo: ésa no sirve–. Es la Cruz, siempre la Cruz con Cristo, la que garantiza la fecundidad de nuestra misión. Y desde la Cruz, acto supremo de misericordia y de amor, renacemos como “criatura nueva” (Ga 6,15).
3. Finalmente, el tercer elemento: la oración. En el Evangelio hemos escuchado: “Rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies” (Lc 10,2). Los obreros para la mies no son elegidos mediante campañas publicitarias o llamadas al servicio de la generosidad, sino que son “elegidos” y “mandados” por Dios. Él es quien elige, Él es quien manda, Él es quien manda, Él es quien encomienda la misión. Por eso es importante la oración. La Iglesia, nos ha repetido Benedicto XVI, no es nuestra, sino de Dios; ¡y cuántas veces nosotros, los consagrados, pensamos que es nuestra! La convertimos… en lo que se nos ocurre. Pero no es nuestra, es de Dios. El campo a cultivar es suyo. Así pues, la misión es sobre todo gracia. La misión es gracia. Y si el apóstol es fruto de la oración, encontrará en ella la luz y la fuerza de su acción. En efecto, nuestra misión pierde su fecundidad, e incluso se apaga, en el mismo momento en que se interrumpe la conexión con la fuente, con el Señor.
La evangelización se hace de rodillas. Óiganlo bien: “la evangelización se hace de rodillas”. ¡Sean siempre hombres y mujeres de oración! Sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función. Pero, ¿en qué trabajas tú? ¿Eres sastre, cocinera, sacerdote, trabajas como sacerdote, trabajas como religiosa? No. No es un oficio, es otra cosa. El riesgo del activismo, de confiar demasiado en las estructuras, está siempre al acecho. Si miramos a Jesús, vemos que la víspera de cada decisión y acontecimiento importante, se recogía en oración intensa y prolongada. Cultivemos la dimensión contemplativa, incluso en la vorágine de los compromisos más urgentes y duros. Cuanto más les llame la misión a ir a las periferias existenciales, más unido ha de estar su corazón a Cristo, lleno de misericordia y de amor. ¡Aquí reside el secreto de la fecundidad pastoral, de la fecundidad de un discípulo del Señor!
Jesús manda a los suyos sin “talega, ni alforja, ni sandalias” (Lc 10,4). La difusión del Evangelio no está asegurada ni por el número de personas, ni por el prestigio de la institución, ni por la cantidad de recursos disponibles. Lo que cuenta es estar imbuidos del amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo, e injertar la propia vida en el árbol de la vida, que es la Cruz del Señor.
Queridos amigos y amigas, con gran confianza les pongo bajo la intercesión de María Santísima. Ella es la Madre que nos ayuda a tomar las decisiones definitivas con libertad, sin miedo. Que Ella les ayude a dar testimonio de la alegría de la consolación de Dios, sin tener miedo a la alegría; que Ella les ayude a conformarse con la lógica de amor de la Cruz, a crecer en una unión cada vez más intensa con el Señor en la oración. ¡Así su vida será rica y fecunda! Amén.” (Francisco. 7 de julio de 2013) 
“Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio.” (San Gregorio Magno, papa. Homilía 17 sobre los evangelios).

Oremos por los sacerdotes ordenados el sábado 25 de junio. Oremos también por todos los que, de una forma o de otra, han recibido el ministerio de la predicación de la Palabra de Dios en el seno de su iglesia: el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, catequistas, misioneros, educadores, monitores, padres de familia, abuelos, profesores, maestros, didáscalos, pedagogos, teólogos...
Oremos por las personas que escucharán la Buena Noticia del Evangelio, personas que desean escuchar la alegría del amor de Dios, pero faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. 
Oremos para que seamos trabajadores de su mies.


“Vivimos en una sociedad en la que cada espacio, cada momento, parece que deba «llenarse» de iniciativas, de actividades, de ruidos; con frecuencia ni siquiera hay tiempo para escuchar y para dialogar. Queridos hermanos y hermanas, no tengamos miedo de hacer silencio fuera y dentro de nosotros si queremos ser capaces no sólo de percibir la voz de Dios, sino también la voz de quien está a nuestro lado, la voz de los demás.” (Benedicto XVI. Homilía 4-julio-2010).
 

HORARIO DE VERANO de los sábados:
Misas los sábados tarde a las 19.30 h. y a las 21.00 h. (con las comunidades).

HORARIO DE VERANO de los domingos:
11.00 h. y 19.30 h.
HORARIO DE CONFESIONES
Media hora antes de las misas

1. CAMPAMENTO DE VERANO. Se realizará del 10 al 17 de julio en la población de Uña (Cuenca) en el Albergue la Canadilla para niños entre 6 y 12 años organizado por las Parroquias de Cristo Rey y San Francisco de Borja de Gandía.
2. INFORMACIÓN PEREGRINACIÓN JMJ CRACOVIA
Treinta y tres personas, peregrinarán a la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Cracovia. Del 27 de julio al 6 de agosto. Yendo al Encuentro con el Papa Francisco en la Vigilia de Oración y la Eucaristía. Visitarán también Wadowice y Campo de concentración de Auschwitz.
3. D. ARTURO PABLO ROS MURGADAS, NOMBRADO OBISPO AUXILIAR DE VALENCIA. Monseñor Ros nació en Vinalesa el 10 de junio de 1964 y recibió la ordenación sacerdotal en Valencia en 1993. Fue superior del Seminario Mayor de 2000 a 2005. Desde 2006 a 2010 fue párroco en Requena y en numerosas pedanías de esta localidad. También fue titular en la ciudad de Valencia de las parroquias Nuestra Señora de la Buena Guía y San Vicente Ferrer. Desde 2010 era vicario episcopal de la vicaría V de la diócesis de Valencia (Llíria-Requena-Ademuz),
El obispo auxiliar electo de Valencia, monseñor Arturo Pablo Ros Murgadas, recibirá la ordenación episcopal el sábado 3 de septiembre, a las 11 horas, en una solemne eucaristía en la Catedral de Valencia. Será el segundo obispo auxiliar de la diócesis, después de D. Esteban Escudero, nombrado por el Papa en mayo de 2015.
Del 4 al 10 de julio de 2016
Lunes 4. Santa Isabel de Portugal. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio García García. 
Martes 5. San Antonio Mª Zacarías, pbro. 19.30 h.: En sufragio de: Pilar Moratal Monzó. 
Miércoles 6. Santa maría Goretti, vg. y mr. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. D. Valeriano Achiaga Fustel. 
Jueves 7. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. D. Vicente Folgado Ramírez. 
Viernes 8. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova; Fernando Aniceto y Carmen Bardés. 
Sábado 9. Por la mañana: Santos Agustín Zhao Rong, pbro. y comp. mr. Por la tarde: 
Domingo XV del T.O. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. García—Estruch. 21.00 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Peiró—Santamaría. Domingo 10. XV del T.O.  11.00 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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