26 de abril de 2014

Domingo 27 de abril de 2014. Domingo de la Divina Misericordia. II PAS A


Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Domingo 27 de abril de 2014
II DOMINGO DE RESURRECCIÓN


                 Queridos hermanos:
Este domingo segundo de Pascua celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. De las llagas de Cristo brota la Misericordia que perdona los pecados y que envía a la Iglesia a ser misericordia:  “a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados”.
Además nos llena de alegría un acontecimiento eclesial importantísimo: la canonización de dos Papas: Juan XXIII y Juan Pablo II. Ambos son guías luminosos que han orientado a la Iglesia al ejercicio de la Divina Misericordia.
Sirvan estos dos botones de muestra de su magisterio: Decía el papa Juan en el Discurso de inicio del Concilio Vaticano II en el año 1962: Al iniciarse el Concilio Ecuménico Vaticano II, es evidente como nunca que la verdad del Señor permanece para siempre. Vemos, en efecto, al pasar de un tiempo a otro, cómo las opiniones de los hombres se suceden excluyéndose mutuamente y cómo los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol. Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad…. La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad religiosa, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella.
Y Juan Pablo II, en su segunda encíclica Dives in misericordia nos dice al final: “El misterio de Cristo que, desvelándonos la gran vocación del hombre, me ha impulsado a confirmar en la Encíclica Redemptor Hominis su incomparable dignidad, me obliga al mismo tiempo a proclamar la misericordia como amor compasivo de Dios, revelado en el mismo misterio de Cristo, Ello me obliga también a recurrir a tal misericordia y a implorarla en esta difícil, crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo. (…) En el nombre de Jesucristo, crucificado y resucitado, en el espíritu de su misión mesiánica, que permanece en la historia de la humanidad, elevemos nuestra voz y supliquemos que en esta etapa de la historia se revele una vez más aquel Amor que está en el Padre y que por obra del Hijo y del Espíritu Santo se haga presente en el mundo contemporáneo como más fuerte que el mal: más fuerte que el pecado y la muerte. Supliquemos por intercesión de Aquella que no cesa de proclamar «la misericordia de generación en generación», y también de aquellos en quienes se han cumplido hasta el final las palabras del sermón de la montaña: «Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia»
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: — «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: — «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así tam­bién os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
— «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
— «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: — «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: — «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomas: — «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: — «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor.
EL ACONTECIMIENTO HISTORICO Y TRANSCENDENTE
639           El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento. Ya San Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los Corintios: "Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce: "(1 Co 15, 3-4). El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco (cf. Hch 9, 3-18).
1442 Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. Sin embargo, confió el ejercicio del poder de absolución al ministerio apostólico, que está encargado del "ministerio de la reconciliación" (2 Cor 5,18). El apóstol es enviado "en nombre de Cristo", y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20).
1444 Al hacer partícipes a los apóstoles de su propio poder de perdonar los pecados, el Señor les da también la autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia. Esta dimensión eclesial de su tarea se expresa particularmente en las palabras solemnes de Cristo a Simón Pedro: "A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16,19). "Está claro que también el Colegio de los Apóstoles, unido a su Cabeza (cf Mt 18,18; 28,16-20), recibió la función de atar y desatar dada a Pedro (cf Mt 16,19)" LG 22).
“La cruz, incluso después de la resurrección del Hijo de Dios, "habla y no cesa nunca de decirque Dios-Padre es absolutamente fiel a su eterno amor por el hombre. (...) Creer en ese amor significa creer en la misericordia" (Dives in misericordia, 7). (…) Celebramos el II domingo de Pascua, que desde el año pasado, el año del gran jubileo, se llama también domingo de la Misericordia divina.
Un día Jesús le dijo a sor Faustina Kowalska, testigo y mensajera del amor misericordioso del Señor:  "La humanidad no encontrará paz hasta que se dirija con confianza a la misericordia divina" (Diario, p. 132). ¡La misericordia divina! Este  es el don pascual que la Iglesia recibe de Cristo  resucitado y que ofrece a la humanidad,  en el alba del tercer milenio. 
El evangelio, que acabamos de proclamar, nos ayuda a captar plenamente el sentido y el valor de este don. El evangelista san Juan nos hace compartir la emoción que experimentaron los Apóstoles durante el encuentro con Cristo, después de su resurrección. Nuestra atención se centra en el gesto del Maestro, que transmite a los discípulos temerosos y atónitos la misión de ser ministros de la misericordia divina. Les muestra sus manos y su costado con los signos de su pasión, y les comunica:  "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo" (Jn 20, 21). E inmediatamente después "exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:  "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos"" (Jn 20, 22-23). Jesús les confía el don de "perdonar los pecados", un don que brota de las heridas de sus manos, de sus pies y sobre todo de su costado traspasado. Desde allí una ola de misericordia inunda toda la humanidad.  (…)
¡El Corazón de Cristo! Su "Sagrado Corazón" ha dado todo a los hombres: la redención, la salvación y la santificación. (…)
A través del misterio de este Corazón herido, no cesa de difundirse también entre los hombres y las mujeres de nuestra época el flujo restaurador del amor misericordioso de Dios. Quien aspira a la felicidad auténtica y duradera, sólo en él puede encontrar su secreto.
(DOMINGO DE LA MISERICORDIA DIVINA. De la Homilía de S.S. Juan Pablo II. Domingo 22 de abril de 2001)
Oración oficial que pide la intercesión de San Juan Pablo II

La oración recoge algunos elementos propios de este santo: su condición de viajero, su amor a los jóvenes, su defensa de las familias frente a los ataques del demonio que quiere deshacer esta institución y su defensa de la paz, que él proclamaba en plena Guerra Fría bajo la amenaza de la destrucción nuclear.
 Oración a San Juan Pablo II
¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.
Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.
Bendice las familias, ¡bendice cada familia!
Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.
Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
Cardenal Angelo Comastri
Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano
“Dos Papas que llegaron a la gente. ¿Qué hubo en ellos para que así sucediese?

San Juan XIII, Papa de la paz, fue padre y pastor lleno de bondad: «Pastor porque era padre», lo define el Papa Francisco. Con mucha bondad. Es lo esencial. Fue un padre. Un sacerdote con bondad. Un hombre sustancialmente bueno, en quien brilla la bondad de Dios para con todos. Un valioso promotor de unidad dentro y fuera de la Iglesia. Un Pontífice de paz, capaz de transmitir paz, porque tenía un alma totalmente pacificada, se había dejado participar por el Espíritu, que derrama el amor en los corazones y obra la paz.
San Juan Pablo II fue, ante todo, un hombre de Dios, –en expresión teresiana–, «un amigo fuerte de Dios». De él comenta Benedicto XVI, que tan a fondo le conoció y trató, ante todo hay que tener presente su intensa relación con Dios, su estar inmerso en la comunión con el Señor. De ahí provenía su gozo, su alegría, en medio de las grandes fatigas que tuvo que sostener y soportar, y el coraje con el que tuvo que asumir y afrontar su pontificado en un tiempo verdaderamente difícil. No buscó aplausos, ni jamás miró su entorno preocupado de cómo sus decisiones serían acogidas. Actuó, sencillamente, a partir de su fe y de sus convicciones, dispuesto siempre a sufrir los golpes que le llegasen, apoyado sobre la base firme de la verdad.
Hablamos de Juan Pablo II y de Juan XXIII, dos grandes gigantes, sin duda, de la fe y de la esperanza.” (cf. Cardenal Antonio Cañizares).
Se han compuesto dos Himnos para la celebración de la Canonización: El dedicado a Juan XXIII se titula “Pastor bueno de la grey de Cristo”. El dedicado a Juan Pablo II lleva por título “Abrid las puertas a Cristo” No tengan miedo: Abrid el corazón al Amor de Dios.
El Padre Giovangiuseppe Califano, Postulador de la Causa de Juan XXIII, recordó el ‘Diario del Alma’ y los escritos del Papa Roncalli, – cuyo lema episcopal era ‘Obediencia y Paz’ - su unión con Jesús, su recogimiento, el rezo del rosario y su devoción mariana. A los 21 años decía: «Dios me quiere obediente y santo. Y yo debo serlo». Luego siendo Obispo de Roma decía: “Todos me llaman Santo Padre. Yo debo serlo”.
Monseñor Slavomir Oder, Postulador de la Causa de Juan Pablo II, comentó que el joven Karol Wojtyla era visto ya como un santo por sus mismos compañeros, que lo llamaban futuro santo, dijo Mons. Slavomir Oder, haciendo hincapié en que Juan Pablo II decía que «todo hombre tiene que vivir su vida de tal forma que sea una manifestación de la gloria de Dios». La oración del Papa polaco, su característica mística, su caridad, su alma entregada a la misión y su anhelo de cercanía al pueblo
1. El lunes 28 es la Fiesta de San Vicente Ferrer. Es de precepto. Para ello se ha facilitado el horario de misas de domingo.
2. El martes 29 a las 20.15 h. se reunirá el Grupo Descanso.
3. El miércoles 30 de abril a las 6 tarde habrá reunión con los padres de 3º de comunión para ultimar detalles de cara a las Primeras Comuniones.
4. El miércoles 30 de abril a las 20.30 h. se reunirá el Equipo de Liturgia.
5. El jueves 1 de mayo es el tercer aniversario de la muerte del Cardenal D. Agustín García Gasco.
6. El jueves 1 de mayo comienza el Novenario en honor a la Virgen de los Desamparados en la Colegiata.
7. El viernes 2 de mayo desde las 10.00 h. será la visita ordinaria a enfermos e impedidos.
8. Desde el 25 de abril al 3 de mayo a las 8 noche tiene lugar el novenario en honor al Beato Andrés Hibernón. El domingo 4 de mayo será la Fiesta del Beato con la Misa Solemne a las 11.30 h. y la Solemne Procesión a las 8 noche.
9. Se reanudan todas las actividades catequéticas y pastorales de la parroquia a partir del martes 29 de abril.
Del 28 al 4 de mayo de 2014
Lunes 28. Fiesta de San Vicente Ferrer. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: En sufragio de Vicenta Chova Bañuls y Salvador Gea Figueres. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: sin intención. 
Martes 29. SANTA CATALINA DE SIENA. 19.30 h.: En sufragio de Rosendo Roche. 
Miércoles 30. 19.30 h.: En sufragio de Víctor Ferragut. 
Jueves 1. S. José, obrero. 19.30 h.: sin intención. 
Viernes 2. S. Atanasio, Obispo y Doctor de la Iglesia. 19.30 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Ferrer—Puig. 
Sábado 3. Por la tarde: Tercer 
Domingo de Pascua. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de los difuntos de la familia García—Estruch. 19.30 h.: En sufragio de Rogelio Roselló. 21.00 h.: sin intención. Domingo 4. Tercer Domingo de Pascua. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: sin intención.

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19 de abril de 2014

Domingo 20 de abril de 2014. DOMINGO DE RESURRECCION


Parroquia de Sant Francesc de Borja
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Domingo 20 de abril de 2014
DOMINGO DE RESURRECCIÓN

                  Queridos hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos. Con su muerte venció a la muerte. A los muertos ha dado la vida. (Liturgia bizantina, Tropario de Pascua, citado en Catecismo 638). Una de las expresiones que mejor refleja lo que ha venido a hacer Jesucristo es un “admirable intercambio”. Utilizada por los Santos Padres expresa lo que el Hijo de Dios toma de nosotros y lo que nos da Él. (cf. Catecismo 526). San Agustín, desarrollando esta imagen, habla del Cristo Mercader. Cristo es presentado como el comerciante que viaja a tierras lejanas para intercambiar mercancías. Vino del cielo, de la región de los ángeles, de la región de la vida y la felicidad, a la tierra de nuestras miserias, a la región de la muerte y la fatiga. Vino a traernos sus bienes y, a cambio, tomó nuestros males. Comerciante honesto y honrado, no nos engañó. Hizo un comercio admirable: “No tenía en qué morir; tú hombre, no tenías de qué vivir; asumí de ti en que morir por ti; asume tú de mi de qué vivir conmigo. Hagamos un contrato: Yo te doy a ti y tú me das a mi. Yo recibo de ti la muerte; recibe tú de mi la Vida. Despierta; mira lo que te doy y lo que recibo. Siendo excelso en el cielo, he recibido de ti la humildad sobre la tierra; soy tu Señor, y he recibido la forma de siervo; soy tu salud, y he recibido de ti tus heridas; soy tu vida y he recibido de ti la muerte.” (Sermón 375 B,5). “Vino Cristo a nuestras miserias: sintió hambre, sed, se fatigó, durmió, hizo cosas maravillosas, sufrió males, fue flagelado, coronado de espinas, cubierto de salivas, abofeteado, crucificado, traspasado por la lanza, colocado en el sepulcro; pero al tercer día resucitó, acabada la fatiga, muerta la muerte. (…) Viniendo de otra región, aquí no halló más que lo que abunda aquí: fatigas, dolores, muerte ...Comió contigo de lo que abundaba en la despensa de tu miseria. Aquí bebió vinagre, aquí tuvo hiel. He aquí lo que encontró en tu despensa. Pero te invitó a su espléndida mesa, la mesa del cielo, la mesa de los ángeles, en la que el pan es él mismo. Al descender y encontrar tales males en tu despensa, no sólo no despreció tu mesa, sino que te prometió la suya. El tomó tu mal y te dará su bien. Lo dará ciertamente. ...«Os invito a mi vida, donde nadie muere, donde la vida es en verdad feliz, donde el alimento no se estropea, donde repara fuerzas, pero no disminuye. Ved a qué os invito: a la región de los ángeles, a la amistad con el Padre y el Espíritu Santo, a la cena eterna, a ser hermanos míos; para terminar, a mí mismo. Os invito a mi vida. ¿No queréis creer que os voy a dar mi vida? Recibid en prenda mi muerte». (Sermón 231). Hemos salido ganando. Nos sienta su mesa y se da a sí mismo como alimento de Vida Eterna.
Jesús, vuestro párroco

Lectura del santo evangelio según san Mateo        28, 1-10

En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: - «Vosotras, no temáis; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis." Mirad, os lo he anunciado.»
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
- «Alegraos.» Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo: - «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Palabra del Señor.
638   La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz:

643   Es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14).

644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús resucitado, los discípulos dudan todavía (cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu (cf. Lc 24, 39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda (cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea referida por Mateo, "algunos sin  embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según la cual la resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació - bajo la acción de la gracia divina- de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.
Recordamos algunos textos significativos en esta Semana Santa:

RECORDANDO EL JUEVES SANTO:

1. La llamada a la proximidad y cercanía
“La Iglesia sabe « involucrarse ». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz. (Francisco. La Alegría del Evangelio 24)

Para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior. (Francisco. La Alegría del Evangelio 268)

Cuando vivimos la mística de acercarnos a los demás y de buscar su bien, ampliamos nuestro interior para recibir los más hermosos regalos del Señor. Cada vez que nos encontramos con un ser humano en el amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo de Dios. (Francisco. La Alegría del Evangelio 272)  

Para compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos reconocer también que cada persona es digna de nuestra entrega. No por su aspecto físico, por sus capacidades, por su lenguaje, por su mentalidad o por las satisfacciones que nos brinde, sino porque es obra de Dios, criatura suya. Él la creó a su imagen, y refleja algo de su gloria. Todo ser humano es objeto de la ternura infinita del Señor, y Él mismo habita en su vida. Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona. Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. Es lindo ser pueblo fiel de Dios. ¡Y alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el corazón se nos llena de rostros y de nombres! (Francisco. La Alegría del Evangelio 274)   
2. No temer ensuciar los pies tras ser lavados
recordamos las palabras que dice la Iglesia, tomadas del Cantar de los Cantares: Me he lavado los pies, ¿por qué he de volver a ensuciarlos?, cuando quería ir a abrir a Aquel que había venido a ella y había llamado rogándole que le abriese Aquel que era el más hermoso de los hijos de los hombres. … Esto lo dice en la persona de aquellos que, limpios de toda mancha, pueden decir: Deseo deshacerme y estar con Cristo, pero por vosotros me es necesario permanecer en esta carne. Lo dice por boca de aquellos que predican a Cristo y le abren la puerta para que por la fe habite en los corazones de los hombres. Lo dice por aquellos que pesan la conveniencia de aceptar o no tal ministerio para el cual no se creen capaces, por temor a que, predicando a otros, ellos sean reprobados. Con mayor seguridad se escucha que se predica la verdad; pues cuando se predica, difícilmente se escapa de cierta jactancilla, con la cual evidentemente se ensucian los pies. … Con frecuencia leo y escucho: No queráis muchos de vosotros, hermanos, haceros maestros, porque seréis juzgados con mayor rigor, pues en muchas cosas pecamos todos. Lavé mis pies, ¿cómo he de mancharlos? No obstante, yo me levanto y abro. ¡Oh Cristo!, lávalos, perdónanos nuestras deudas, porque aún no se ha extinguido en nosotros la caridad; también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Cuando te escuchamos, exultan contigo en el cielo los huesos humillados. Mas, cuando te predicamos, pisamos la tierra para ir a abrirte; si reprendemos, nos turbamos; si somos alabados, nos inflamos. Lava nuestros pies, que antes estaban limpios, pero se han manchado al pisar la tierra para ir a abrirte. Y por hoy contentaos con esto, carísimos hermanos. Mas, por si hemos cometido alguna falta diciendo algo de modo distinto del que convenía, o bien nos hemos deleitado más de lo justo con vuestras alabanzas, pedid a Dios con vuestras aceptables oraciones la limpieza para nuestros pies.  (San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan 57)

RECORDANDO EL VIERNES SANTO
No se pierde ningún gesto de amor
La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva! Como no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior y es la convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos, porque «llevamos este tesoro en recipientes de barro» (2 Co 4,7). Esta certeza es lo que se llama «sentido de misterio». Es saber con certeza que quien se ofrece y se entrega a Dios por amor seguramente será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida. A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca. (Francisco. La Alegría del Evangelio 278-279)    

  Fue crucificado, para mostrar en la cruz la muerte de nuestro hombre viejo, y resucitó, para mostrar en su vida la novedad de nuestra vida. Así lo enseña la doctrina apostólica: Fue entregado, dice, por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. (San Agustín. Sermón 231,2)
1. El domingo 27 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, en la Plaza de San Pedro del Vaticano tendrá lugar la canonización del Papa Juan XXIII y del Papa Juan Pablo II. Será un motivo de acción de gracias por estos dos grandes Papas.

2. La fiesta de San Vicente Ferrer será el lunes 28 de abril. Es de precepto, por lo cual habrá horario especial de misas: 9.30; 11.00; 12.00 h. y 19.30 h.

Del 21 al 27 de abril de 2014
Lunes 21.  Octava de Pascua. 19.30 h.: En sufragio de: Blas y Rosario. 
Martes 22. Octava de Pascua. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. Bernardino Buendía. 
Miércoles 23. Octava de Pascua. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles. 
Jueves 24. Octava de Pascua. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 25. Octava de Pascua. 19.30 h.: En sufragio de: Jesús Sánchez Godínez y dif. Fam.
Sábado 26. Por la Tarde: 
Segundo Domingo de Pascua. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 27. Segundo Domingo de Pascua. 9.30 h.: Sin intención. 11.00 h.: Sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.

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10 de abril de 2014

Domingo 13 de abril de 2014. DOMINGO DE RAMOS 2014.


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Domingo 13 de abril de 2014

     Queridos hermanos:
Se inaugura este domingo la Semana Santa con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
Dice el profeta Jeremías: Nada hay más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo conoce? Yo, el Señor, examino el corazón, sondeo el corazón de los hombres” (17,9-10). Jesús conocía el corazón del hombre, sabía de su inestabilidad. Sabía que tan pronto pasamos de exclamar «¡Hosanna!» (Mt 21,9), como en la entrada de Jesús en Jerusalén, como al poco gritamos: «¡Crucifícalo!» (26,22-23) en su Pasión. Tan pronto decimos, como Pedro y los demás discípulos: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.» (Mt 26,35), que, ante la dificultad le abandonamos, huimos (cf. 26,56) o le negamos (26, 69-75). Podemos pasar, de ser uno de sus íntimos que estaban con él, a decir: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» (26,15). ¡Qué presentes están las palabras de Simeón cuando Jesús tenía cuarenta días de vida: “Este ha sido puesto… para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones” (Lc 2, 34-35)! Y es que, como dice el libro de los Proverbios: “El que confía en su corazón es un necio” (28,26).
Jesús conoce el corazón del hombre (Jn 2, 24-25). Con antelación, anunció que tenía que padecer de parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas y ser ejecutado (cf. Mt 16,21; 20,18-19); también anunció la traición a Judás (26,21); el abandono de los discípulos (26,31); las negaciones de Pedro (26,34). Jesús, conociendo estas cosas, se fía de los hombres. Su pasión la describe así: “El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres” (Mt 17,22). Ponerse en manos de otro es una expresión de confianza, aun cuando resulte fatal esta confianza. Jesús dirá al Padre en su pasión: “a tus manos encomiendo mi espíritu”. (Lc 23,46). Se puso en manos del Padre y se pone en manos de los hombres. Jesús no se avergüenza de llamar hermanos (cf. Hb 2,11) a los que le van a traicionar, negar, abandonar, malinterpretar, condenar, ejecutar… con tal que se dejen amar, curar, sanar, salvar por Él. Jesús ama. No condena. Jesús conoce el corazón de cada uno de nosotros y nos ama. A medida que vamos descubriendo nuestros pecados, que vamos viendo el Pedro, el Judas, el Sanedrín que llevamos dentro, no deja de amarnos. Que esta Santa Semana que empezamos nos ayude a dejarle a Dios modelar nuestro corazón.
Jesús, vuestro párroco

DOMINGO DE RAMOS
Sábado 12 de abril:
18.00 y 19.30 h.: Celebración del Domingo de Ramos.
22.30 h.: Oración ante la Cruz
Domingo 13 de abril:
9.30.: Celebración del Domingo de Ramos.
11.00 h.: Bendición de Palmas y Ramos en la Iglesia de las Esclavas. Procesión hasta la Parroquia. Al llegar, celebración de la Eucaristía.
19.30.: Celebración del Domingo de Ramos.
MIÉRCOLES SANTO 16 de abril. 20.30 h.: Celebración Comunitaria del Sacramento del Perdón
JUEVES SANTO 17 abril
De 9.00 a 11.00 h.: Confesiones.
11.00 h.: Rezo comunitario de Laudes. A la misma hora, actividades para los niños de 3 a 6 años; para los niños de 6 a 8 años y para los niños de 9 a 12 años por parte de los catequistas.
17.30 h.: Misa de la cena del Señor con niños
19.30 h.: Misa de la Cena del Señor. Al finalizar habrá turnos de vela ante el Monumento.
22.00 h.: Hora Santa. Se cerrará la Capilla de la Comunión a las 12.00 de la noche.
La Colecta será para Cáritas parroquial.
VIERNES SANTO 18 de abril
8.00 h.: Vía Crucis por las calles del Barrio.
11.00 h.: Rezo comunitario de Laudes. A la misma hora, actividades para los niños de 3 a 6 años; para los niños de 6 a 8 años y para los niños de 9 a 12 años por parte de los catequistas.
16.30 h.: Celebración de la Pasión del Señor. La Colecta será para Tierra Santa.
SÁBADO SANTO 19 de abril
11.30 h.: Rezo comunitario de Laudes. A la misma hora, actividades para los niños de 3 a 5 años y para los niños de 6 a 12 años por parte de los catequistas.
A continuación, preparación de la Vigilia Pascual.
22.00 h.: Solemne Vigilia Pascual. Lleven pequeñas campanitas para los niños para el canto del “Gloria”. Al finalizar se les hará un dulce obsequio. Colecta extraordinaria parroquial.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
20 de abril
9.30 h.; 12.00 h.; 19.30 h.: Eucaristías del Domingo de Resurrección. Colecta extraordinaria parroquial

Lectura del santo evangelio según san Mateo        21, 1‑11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: ‑ «Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto. »
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
«Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila".»
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: ‑ «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
‑ «¿Quién es éste?» La gente que venia con él decía:
‑ «Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»
Palabra del Señor.
La entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén
559           ¿Cómo va a acoger Jerusalén a su Mesías? Jesús rehuyó siempre las tentativas populares de hacerle rey (cf. Jn 6, 15), pero elige el momento y prepara los detalles de su entrada mesiánica en la ciudad de "David, su Padre" (Lc 1,32; cf. Mt 21, 1-11). Es aclamado como hijo de David, el que trae la salvación ("Hosanna" quiere decir "¡sálvanos!", "Danos la salvación!"). Pues bien, el "Rey de la Gloria" (Sal 24, 7-10) entra en su ciudad "montado en un asno" (Za 9, 9): no conquista a la hija de Sión, figura de su Iglesia, ni por la astucia ni por la violencia, sino por la humildad que da testimonio de la Verdad (cf. Jn 18, 37). Por eso los súbditos de su Reino, aquel día fueron los niños (cf. Mt 21, 15-16; Sal 8, 3) y los "pobres de Dios", que le aclamaban como los ángeles lo anunciaron a los pastores (cf. Lc 19, 38; 2, 14). Su aclamación "Bendito el que viene en el nombre del Señor" (Sal 118, 26), ha sido recogida por la Iglesia en el "Sanctus" de la liturgia eucarística para introducir al memorial de la Pascua del Señor.

560 La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y de su Resurrección. Con su celebración, el domingo de Ramos, la liturgia de la Iglesia abre la Semana Santa.
591 Jesús pidió a las autoridades religiosas de Jerusalén creer en él en virtud de las obras de su Padre que el realizaba (Jn 10, 36-38). Pero tal acto de fe debía pasar por una misteriosa muerte a sí mismo para un nuevo "nacimiento de lo alto" (Jn 3, 7) atraído por la gracia divina (cf. Jn 6, 44). Tal exigencia de conversión frente a un cumplimiento tan sorprendente de las promesas (cf. Is 53, 1) permite comprender el trágico desprecio del sanedrín al estimar que Jesús merecía la muerte como blasfemo (cf. Mc 3, 6; Mt 26, 64-66). Sus miembros obraban así tanto por "ignorancia" (cf. Lc 23, 34;Hch 3, 17-18) como por el "endurecimiento" (Mc 3, 5;Rm 11, 25) de la "incredulidad" (Rm 11, 20).

594 Algunos judíos que no le reconocían como Dios hecho hombre (cf. Jn 1, 14) veían en él a "un hombre que se hace Dios" (Jn 10, 33), y lo juzgaron como un blasfemo.
“¡Cuántos contrastes se notan en la fiesta de hoy! Veo por una parte, la fiesta en sí, los niños que aclaman llenos de gozo “¡Hosanna!” Veo, después, que todo se hace diferente cuando se recita la Pasión. ¡Qué alegría en el Evangelio, cuánta tristeza en la Pasión! Comenta S. Bernardo: “¿Por qué quiso honrar con su presencia la procesión el que conocía de antemano su ya inminente pasión? Tal vez porque más amargo fuera su dolor, al ir precedido de un desfile triunfal: con el mismo pueblo, y en el mismo lugar, y en la misma fecha, con intervalo de poquísimos días, fue primero recibido triunfalmente, luego clavado en la cruz.” ¡Qué diferencia entre aquel ¡Quita, crucifícalo! Y este : ¡Bendito el que vienen en el nombre del Señor! ¡Qué distinto aquel rey de Israel y éste No tenemos otro rey que el César! (Jn 19, 15). ¡Qué diferentes los ramos verdes y la cruz, las flores y las espinas! Al que días antes le alfombraban el camino con vestidos que no eran de él, ahora lo despojan de los suyos y los sortean entre ellos. Añade tú a todo esto: ¡qué distinto el Hosanna en lo más alto de los cielos, y el insulto Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! (Mt 27, 42) ¡Desgraciado de ti, acíbar de mis pecados, para cuya absolución fue necesaria tanta amargura!” (Sto. Tomás de Villanueva)
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Pero el Señor, grande y poderoso, que mira a los humildes y destrona a los soberbios, echará a este caballo de la Jerusalén celestial, en la que nadie entrará, si no se humilla como un niño, como se humilló El mismo hasta la muerte y la muerte de cruz. (San Antonio de Padua. Homilía en el Domingo de Ramos)
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Cosechemos, pues, para nosotros los frutos del árbol más hermoso, o sea, la pobreza y la humildad de la Virgen María; las espatas de las palmeras, o sea, la fe, la esperanza y la caridad de los apóstoles; las ramas del árbol de densas frondas, o sea, la misericordia y la obediencia, la paciencia y la perseverancia de la pasión de Jesucristo; y los sauces del torrente, o sea, las lozanas obras de todos los santos; y exultemos delante del Señor Dios nuestro, Jesucristo, aclamando con la gente y con los niños de los hebreos: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto de los cielos!". (San Antonio de Padua. Homilía en el Domingo de Ramos)
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Cuando entró en Jerusalén, todos los que se hallaban en el camino, con el ansia de David en el alma (Sal 42[41],2; 84[83],3), reconocieron a su Rey y se quitaron los vestidos para con ellos y con ramas verdes adornar la calle, gritando con grande gozo y alegría: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (Mt 21,9; Sal 118[117],25-26). En cambio los malos administradores, aquellos que se imponían a los pequeños y dominaban sobre los más simples, se pusieron celosos, y por ello rechazaban que hubiese llegado el Rey. Le decían: «¿Oyes lo que dicen?» Y el Señor les respondió: «¿Nunca habéis leído: De la boca de los pequeños y lactantes has sacado tu alabanza?» (Mt 21,16; Sal 8,3). Así les mostró que en él se cumplía lo que David había dicho acerca del Hijo de Dios, para darles a entender que no conocían el poder de la Escritura y la Economía de Dios, pues él era aquel Cristo a quien los profetas habían anunciado, «cuyo nombre toda la tierra alaba», porque su Padre «de los pequeños y lactantes ha sacado su alabanza», y por eso «su gloria se eleva más allá de los cielos» (Sal 8,2-3). (San Ireneo. Contra los Herejes, IV, 11,3)
Señor Jesús, Rey y Mesías,
que conoces nuestro corazón inestable
Que sabes que tan pronto pasamos
de exclamar «¡Hosanna!» como en tu entrada en Jerusalén,
como al poco gritamos: «¡Crucifícalo!» en tu Pasión.
Concédenos que esta Semana Santa
permanezcamos fieles a ti.
Concédenos acogerte con un corazón
como el de los niños y humildes de corazón
que te recibieron en la Ciudad Santa de Jerusalén.
Concédenos la gracia que proviene de tu muerte y tu resurrección.
(cf. Benedicto XVI 17-4-2011 y Catecismo nº 570).
1. Limpieza general del Templo: sábado 12 de abril desde las 10.30 h. y Lunes Santo en dos turnos: desde las 10.30 h. y desde las 15.30 h.

2. Celebraciones del Perdón:
- Lunes Santo en la parroquia de Cristo Rey a las 20.30 h.
- Martes Santo en la parroquia de San Nicolás a las 20.30 h.; y a las 20.30 h. en Sta. María Magdalena de Beniopa;
- Miércoles Santo a las 20.00 h. en las parroquias de la Sagrada Familia y 20.30 en nuestra parroquia.
- Jueves Santo confesiones en nuestra parroquia de 9 a 11 h.
Del 14 al 20 de abril de 2014
Lunes Santo. 14 de abril 19.30 h.: Sin intención
Martes Santo 15 de abril. 19.30 h.: Sin intención
Miércoles Santo 16 de abril. 19.30 h.: Sin intención
Jueves Santo 17 de abril. 17.30 h. y 19.30 h. Misa de la Cena del Señor. 
Viernes Santo 18 de abril. 16.30 h.: Celebración de la Pasión del Señor. 
Sábado Santo 19 de abril. 22.00 h.: Solemne Vigilia Pascual. 
Domingo de resurrección 20 de abril: 9.30 h.; 11.00 h. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de los Dif. Fam. Espí-Sanchis.

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